Amaranto, oda a la alegría

El dulce de amaranto tostado y amalgamado con miel de abeja o piloncillo, es una delicia que disfrutan chicos y grandes. Pero, ¿imaginas desde cuando y por qué? Te damos una pista, su principal ingrediente es un producto que se consume desde épocas prehispánicas, cuando las civilizaciones le otorgaban un alto sentido religioso además de reconocer su gran capacidad nutricional. Hoy lo conocemos como amaranto, nombre que proviene del griego que significa inmortal, sin embargo nuestros antepasados lo llamaban huautli.

¿Cómo se usa el amaranto?

Esta planta se usa por completo, sus hojas largas suelen ser denominadas como quelites, mientras que sus flores púrpuras son una decoración esencial para las ofrendas de Día de Muertos. Por otra parte, su semilla redonda, pequeña y de color tenue se obtiene del ramillete conocido como «moco de pavo». Parte que es capaz de producir hasta 50 mil semillas. Las cuales, si eres mexicano, seguramente has disfrutado: como acompañamiento de fruta, en empanizados o en dulces.

amaranto

La alegría es uno de los mejores ejemplos de su uso.

Fray Bernardino de Sahagún describió la receta de esta preparación como un rito: “para celebrar la fiesta que llaman Panquetzaliztli, tomaban las semillas, las molían y las amasaban para hacer el cuerpo de Huitzilopochtli”.

Algunos historiadores mencionan que esta fórmula, a la que llamaban tzoalli, podía contener miel oscura de maguey, mientras que otros aseguran que también usaban sangre. Lo que se erradicó porque los españoles lo consideraron abominable. Fue por esta misma razón que el uso de amaranto decreció durante la colonia, ya que incluso los hispanos decidieron castigar con pena de muerte a quien cultivara este cereal.

Para nuestra fortuna, en el siglo XVI, el Fray Martín de Valencia tuvo la gran idea de mezclar la miel de abeja con las semillas del amaranto, regresando así esta preparación a la que hoy llamamos alegría, debido a la emoción que causó en los indígenas que añoraban su consumo.

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El uso de esta planta existe desde hace 5 mil a 7 mil años aproximadamente, y en el mundo el género Amaranthus, incluye a 70 especies, de las cuales 40 son nativas de América. Aquí en México, el amaranto se cultiva en Guerrero, Morelos, Tlaxcala, Puebla, Estado de México, Michoacán y Oaxaca.

Afortunadamente para nosotros, nunca tendremos que recorrer cientos de kilómetros para dar nuestro amaranto como tributo a Moctezuma, como lo hicieron algunos antiguos pueblos. Hoy podemos disfrutar de él, su sabor, textura crujiente y de su gran cantidad de proteína, fibra y calcio. ¡El mejor bocado entre comidas!