Nos aventuramos buscando el equilibrio entre velocidad e introspección. Para ello, recorrimos la carretera hacia el hotel Casa Fernanda, en Tepoztlán, a bordo de varios Mercedes-Benz. Fotos: Carla Danieli. Una mezcla entre adrenalina y confort corre por nuestras venas al manejar los estilizados autos Mercedes-Benz por la sinuosa carretera México-Cuernavaca, en donde el panorama boscoso es el escenario perfecto para probar cinco modelos diferentes de esta armadora de lujo alemana.

Al escape asisten varias parejas, para disfrutar de la seguridad total y la tecnología de punta que ofrecen estos autos. Ya sea la transmisión automática de nueve velocidades 9G-TRONIC de la GLC 300 Off Road o el motor V6 Biturbo de tres litros de la GLE 450 AMG Sport Coupé, todos ofrecen lo mejor de sí. Nuestra primera parada es Jardines de México, el jardín floral más grande del mundo, con 37 hectáreas de flores, árboles y esculturas. Llegamos justo a tiempo para la comida y el chef Martín San Román ya nos espera para deleitarnos con sus creaciones dentro del restaurante Dalia.

Vestidos de flores

Martín nos saluda entusiasta: “Gracias por haber venido a conocer la gastronomía que presentamos aquí, es una fusión entre Baja California y los ingredientes de este bello estado”. La razón de esta mezcla es que el chef Martín San Román es originario de ese escape del Pacífico mexicano, pero también le encantan los productos morelenses, pues él considera al destino su segunda casa. El calor no sofoca, pero aun así agradecemos la refrescante agua de pepino y romero con la que nos reciben.

Lo fantástico del restaurante Dalia es que fue diseñado para ser sostenible. Esto se nota en sus columnas hechas del mismo bambú que crece en el jardín estilo japonés, dentro de Jardines de México; el techo parecido a una palapa, elaborado con madera reciclada, y el hecho de que está abierto para evitar el uso de aire acondicionado.

El tartar de atún con mango y aguacate vestido con flores es una manera contundente de mostrar un poco de la península de California armonizada con los aguacates que se siembran en Morelos. Todos los platillos se adornan con flores comestibles. “Es una característica de Jardines de México: aprovechar la gran variedad de flores disponibles para también adornar los platos”, explica el chef.

Entre los asistentes las sorpresas siguen. Algunos insisten que la crema de aguacate con guacamole y palomitas de maíz es sensacional, mientras otros están encantados con que el corte de carne de XO de Chihuahua haya sido presentado en
el término preciso. Claro, el trío de postres, panna cotta con salsa de rompope, tartaleta de fresas rostizadas y helado de chocolate elaborado en casa, es uno de los consentidos. “Todo lo dulce es creación de la chef repostera Dalia Hernández y su equipo, que es de Morelos”, concluye el chef Martín.

De un paraíso a otro

Al terminar de comer, llega el momento de un recorrido privado por Jardines de México y sus siete temas: cuatro primaveras, japonés, italiano, de cactáceas, tropical, abanico de flores y el laberinto de los sentidos. Cada uno tan particular como hermoso. En el japonés impresiona el estanque de peces koy, su camino rodeado de bambús y su armonía única, y el italiano encanta por la simetría, tanto de las flores como de las estatuas que lo adornan.

Mientras en el de las cuatro primaveras se puede vivir una experiencia diferente con cada estación del año, aunque ahí todas son la misma con diversos tipos de flores, sus colores y aromas, y tal vez el más sorprendente es el de cactáceas, donde se aprecian más de 200 especies de esta familia tan propia de México; aunque muchos prefieren el laberinto de los sentidos por las hermosas piezas de arte que ocultan sus caminos sinuosos.

Agradecidos tanto por la comida como por la belleza del lugar, tomamos nuevamente los automóviles. Claro que todos queremos probar las cualidades de los Mercedes-Benz así que, por decisión unánime, intercambiamos los autos. El camino a Tepoztlán es tranquilo y llegamos casi en un instante. A la llegada al Pueblo Mágico, las calles empedradas que suben y bajan parecen casi lisas bajo la suspensión de los automóviles, sobre todo de la GLC 300 Off Road, diseñada para este tipo de lugares. Aun así los comentarios son de elogio sobre la suavidad de manejo entre las pequeñas calles de nuestro destino.

Finalmente arribamos a Casa Fernanda. Este hotel boutique lleno de arte es administrado por la familia Contreras, y Arturo es el director general. Nos recibe y explica: “La idea es que se sientan como en casa, así que cuidamos cada detalle, desde las fragancias que cambian diariamente en la recepción, hasta las que estarán dentro del cuarto de cada uno.

Nos gusta que ustedes las escojan, al igual que el aroma de las amenidades que usarán durante su estancia”. Sin lugar a dudas ésta es una especie de mansión para los sentidos, pues aquí insisten en estimularlos para lograr una relajación óptima.

Tranquilidad sublime

Las 12 habitaciones se dividen en dos casas: una es la original donde vivía la familia Contreras, y la otra se añadió hace un par de años. Después de una ducha merecida y un cambio de ropa por algo más fresco, es hora de cenar. Para nuestro primer menú en La Veladora, el restaurante del hotel, el chef Iván Quiroz nos tiene preparado un menú ligero y delicioso:

• Ensalada mixta con aderezo de miel y mostaza, filete de atún en crema de cilantro y helado artesanal de elote. Iván nos dice: “Son platillos sencillos, pero que dejan ver la esencia de Casa Fernanda, una mezcla de Baja California, técnica francesa y productos de Morelos”.

Si suena familiar es porque Arturo y el chef Martín San Román son amigos desde hace varios años, y el segundo fue quien diseñó originalmente el menú. Sin embargo, ahora el joven morelense Iván es quien se hace cargo y quien, poco a poco, ha impreso su personalidad en las preparaciones.

A la mañana siguiente cada una de las parejas escoge su actividad favorita. Algunos deciden irse directo al desayuno, mientras otros toman la clase de yoga que se da en el salón de usos múltiples del hotel, y pocos aprovechan las primeras horas del día para dirigirse al spa Toci. Pero éstas son solo algunas de las opciones que ofrece Casa Fernanda, un lugar donde lo más importante es olvidarse del estrés y presiones de la vida cotidiana. Cuestión que, poco a poco, sienten nuestros invitados, dejándose seducir por los espacios llenos de arte y los aromas.

Para la noche de este segundo día, Arturo y el chef Iván tienen una gran sorpresa. Se trata de una cena sensorial, donde los invitados dejan de ver para darle paso a los otros sentidos durante la degustación. Así, Iván asegura: “No hay nada por qué sentirse nerviosos: estamos entre amigos, y lo único que importa es resaltar el oído, el tacto, el olfato y el gusto”.

Así llega el momento de vendarse los ojos. El primer platillo sale y el chef pide que le den sus comentarios, un ligero aroma a epazote y hoja santa es detectado, junto con el clásico olor a maíz. Lo siguiente es tocarlo para darnos cuenta de que se trata de unas quesadillas con un poco de chicharrón adornadas con estas hierbas. Para los siguientes platillos la dinámica se repite: frijoles, cilantro, res y queso se podían escuchar con cada tiempo del menú. Así pasaron unos tacos de albóndigas o un cheesecake de rompope. Al final, todos estamos felices de dejarnos llevar por la experiencia.

A la mañana siguiente, después de la sesión de musicoterapia, creada para deshacerse de cualquier preocupación que todavía nos estuviera persiguiendo, salimos de vuelta a la ciudad. Una vez más cambiamos de automóviles y la caravana de Mercedes-Benz sale llamando la atención de quienes caminan por las calles de Tepoztlán. El regreso es tan suave como la ida: la tracción, la comodidad, la estabilidad y la velocidad se notan como parte del ADN de la marca. Al final logramos el cometido: disfrutar la adrenalina de probar los autos y disfrutar el paraíso que ofrecen Casa Fernanda y Jardines de México. 

El lujo de Mercedes-Benz 

Esta marca alemana de automóviles es conocida por ser parte de la gama premium de vehículos en el mundo. Tiene sede en Stuttgart, Alemania y existe desde 1926 con el nombre Daimler-Benz. Karl Benz, el dueño de la marca y de la patente del primer auto propulsado con petróleo, decidió ponerle Mercedes en honor a su hija. Desde entonces es uno de
las armadoras más reconocidas del planeta. mercedes-benz.com.mx

Información de viaje

Cómo llegar

Desde la Ciudad de México toma la Autopista del Sol (carretera federal 95D) hasta llegar a la desviación hacia Tepoztlán.

Dónde quedarse

Casa Fernanda Este pequeño hotel boutique oculta arte en cada uno de sus rincones, lo que lo convierte en el escape perfecto de relajación y cultura. Suite desde $79 USD. casafernanda.com

No te lo pierdas

Jardines de México Es el jardín floral más grande del mundo, con varios temas en torno a los pétalos y las hojas. Entrar al restaurante no tiene costo. Entrada $275. jardinesdemexico.com