San Cristobal, entre azúcar y fortalezas

Tras una década del cierre definitivo de su industria azucarera, la isla de San Cristóbal, en las Antillas Menores, renace con el ron, el reggae y la comida en la playa como insignia, dice Judy Bastyra.

Son las cuatro y media de la tarde de un viernes en el centro de Basseterre. Las calles donde se ven casas de madera deterioradas y las banquetas desniveladas de Bay Road están concurridas. El reggae suena a altos decibeles como si fuera una melodía vibrante; en cada esquina se ven parrilladas humeantes emanando intensos aromas a carne y a brasas en el denso aire tropical. Costillas, cerdo, pollo y langosta, shawarma de cordero y gyros (carne asada en pan de pita) se asan mientras la grasa se derrite sobre el blancuzco carbón, lo que sugiere un buen comienzo del fin de semana tras los arduos días de trabajo.

Toda la zona es un refugio cálido que bulle con actividades diferentes. En Bay Road en Lion of Judah, Sheldon hace buen negocio con su comida vegana que con sorpresa es popular para una nación donde se prefiere el consumo de carne. Se especializa en Ital, una dieta natural que guardan muchos rastafaris. Cerca de aquí, los bares en la terminal de ferry de Nieves están abarrotados con habitantes locales sedientos. Aunque no solo los frecuentan hombres de negocios, trabajadores y muchachos con largas rastas y pantalones holgados, sino también muchachas a la moda y chicas atractivas.

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La comida, las bebidas y la plática siempre van de la mano en este lugar. La Federación de San Cristóbal y Nieves es el país más pequeño del continente americano; está conformado por las islas de San Cristóbal y la de Nieves. Durante siglos fue motivo de conflicto entre británicos y franceses, y en ocasiones se involucraron los españoles. Basseterre, la capital, ha mantenido el sabor de ambos países a la par de sus edificios de estilo georgiano que constituyen la elegante arquitectura de la Plaza de la Independencia. Hacia 1783, los británicos vencieron a su viejo adversario e instauraron el cultivo de la variedad de azúcar Caribbean Gold.

Los lazos de dicho régimen duraron siglos, y no fue sino hasta 1983 que San Cristóbal ganó su independencia, aunque, al igual que muchas otras islas caribeñas anglófonas, aún es miembro del Commonwealth —organización compuesta por 53 países soberanos que comparten lazos históricos con Reino Unido—. Las ganancias que generaba el azúcar se vieron afectadas por la producción europea, lo que conllevó al fin de la cosecha en 2005. Las plantaciones cerraron y, en su lugar, el gobierno se enfocó en el turismo como actividad principal.

Su reputación como zona agrícola del Caribe está cambiando lenta aunque inexorablemente. Los nuevos proyectos como Kittitian Hill, con su filosofía de la granja a la mesa, contribuyen a impulsar a San Cristóbal hacia su esplendor de antaño, saliendo además de la sombra de su más sofisticada hermana, Nieves. La isla se divide de manera natural en tres: el montañoso norte con sus costas volcánicas; el centro, que es más ajetreado dada su actividad turística en la playa, y la península sureste, cuyas extensas bahías y franjas de arena clara son el sueño de todo constructor. Podría decirse que el proyecto más impresionante es el Puerto Christophe, que incluye el hotel Park Hyatt, casas privadas y un gran puerto de yates.

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No obstante es preciso viajar al norte para conocer la rica historia de San Cristóbal. Las plantaciones de azúcar abandonadas, los molinos en ruinas y las altas chimeneas de ladrillo adornan el paisaje; asimismo, varias hectáreas sirven de terreno de cultivo para los pequeños agricultores. Mientras se habla de la planeación de varios proyectos, la agricultura ha logrado aflorar. Algunos vestigios del pasado se han convertido en atracciones turísticas. Por ejemplo, Wingfield Estate, una hacienda establecida en 1625 que fue la primera tierra concedida al rey Carlos I en las Indias Occidentales Británicas. El propietario, Maurice Widdowson, abrió la propiedad al público.

“La gente está invitada a unirse a las excavaciones cuando nuestros arqueólogos trabajen en el sitio”, explica. “Aquí se ha producido ron desde 1683, y quiero recrear la experiencia”, dice mientras parafrasea feliz las letras del músico más famoso de la región. “Bob Marley dijo: ‘Nuestro futuro está en nuestro pasado’, y estoy de acuerdo. Nuestra historia caribeña de los últimos 400 años es notable y hay muchos relatos nunca antes contados. San Cristóbal es como una corona llena de esas joyas, por lo que basta con sacarlas y pulirlas”.

Para conocer mejor la cocina es preciso descubrir los platillos caseros. Los fines de semana, en los hogares se sirve morcilla picante, hecha con arroz, sangre y hierbas, la cual se hierve y se acompaña con pan. Otro de los platos familiares favoritos es la sopa del sábado, hecha con carnes saladas como colita de cerdo o res que se dejan en remojo toda la noche para quitarles el exceso de sal. La carne se cuece junto con zanahorias, camote, tannia (tubérculo), plátano verde, pimientos y legumbres, antes de agregarle dumplings, el toque final.

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Sin duda, el platillo nacional es el guisado de pescado salado con cebolla, ajo, jitomate y tomillo, servido también con plátano verde y dumplings. Uno de los mejores lugares para probarlo es en el restaurante El Fredo’s, en Basseterre. Dirigido por un matrimonio, Jasmine y Ken Francis, depende de los ingredientes frescos disponibles cada mañana en el mercado, pero siempre hay una buena sopa, curries, colita de res y pescado salado.

La pareja, oriunda de la isla de San Cristóbal, se conoció en Cardiff, Reino Unido, cuando Jasmine trabajaba en el ayuntamiento, e incluso cocinaba para la reina. De regreso a San Cristóbal decidieron montar su propio negocio, lo cual fue una buena iniciativa. El Fredo’s se ha ganado una enorme lealtad de los habitantes locales: “Cuando tienen dinero extra”, dice Jasmine con una sonrisa, “lo gastan con nosotros”.

El sábado por la mañana es día del mercado en Basseterre. Las parrilladas del viernes por la noche se reemplazan con los vendedores y sus camiones con productos de todo el país.

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Los puestos de pescado se instalan a un costado del litoral, donde venden la pesca del día: pez aguja, dorado y huachinango, junto con langosta y caracol. Dentro del mercado cubierto de Basseterre, los puestos proveen de una buena selección de productos de temporada: un par de manojos de plátano, media docena de papayas o mangos.

Los pimientos Scotch Bonnet se presentan al lado de relucientes berenjenas y zanahorias. Los tubérculos incluyen ñame, camote, eddo y tannia. Algunos venden miel y salsa picante en botellas recicladas. El “sazonador verde”, tomillo, perejil, cebollín mezclado con chiles y un poco de agua, está en toda la isla para preparar carnes, aves o pescado.

Puede que quieras probar mabí, la bebida relajante que induce el sueño, hecha con corteza de mabí, cuyo sabor ligeramente fermentado apenas se percibe por el azúcar, la canela y el laurel, además de contener clavo. Los habitantes locales adoran la infusión de hojas de guayaba, limoncillo o cilantro de tierra, y usan las hojas de guanábana como bebida para tranquilizar a los bebés y la guayaba para curar los estómagos.

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Arabella Nisbett, una productora y miembro de St. Kitts Farmers’ Cooperative, explica: “Debo dar valor agregado a lo que cultivo en mi granja ofreciendo productos diferentes. Vendo camote cortado a mano y también preparo productos de mandioca como maicena, pan y dumplings. Asimismo, cada miércoles vendo mis productos en la Ross University, donde enseño a los estudiantes cómo usarlos y les doy recetas”.

En una isla agrícola, la gente vive de la tierra. Fari Organic Farm es toda una escuela auténtica en lo que a comida simple y nutritiva se refiere. Judah Faro y su esposa Yayah son propietarios de Ital Creations, un restaurante vegetariano que ofrece moringa en diversos platillos y también smoothies. 

“Heredé una granja orgánica de casi una hectárea que fue propiedad de mi abuelo desde los años 60”, me cuenta Judah. “Solía cultivar camote, cacahuate y calabaza sin recurrir a ninguna sustancia química, y estamos orgullosos de continuar su trabajo. Tenemos ahora una finca con árboles frutales, verduras y vegetales, junto con plantas medicinales y aromáticas”.

Belle Mont Farm forma parte de una comunidad sostenible de Kittitian Hill. La innovadora y muy conocida finca y resort ofrece productos frescos y orgánicos que compiten con cualquiera de otras partes del mundo. Asentada en 162 hectáreas al pie del Monte Liamuiga al norte de la isla, es poco probable que se vea otra propiedad a la redonda, pues es creación de Val Kempadoo, hombre renacentista, diseñador, visionario y ecologista.

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“Mi visión consiste en desarrollar un proyecto de turismo sostenible”, afirma. “Creo que será un agente de cambio en nuestra sociedad”. Ha logrado reunir un equipo de expertos para ayudarlo, incluido Bill Bensley, un arquitecto extraordinario. “Mis instrucciones para Bill fueron directas”, dice: “Toma de ejemplo la arquitectura y los materiales de San Cristóbal y construye un resort de cinco estrellas. La idea le gustó. Además de diseñar un hermoso resort, resultó que es un maestro en paisajismo tropical. Las plantas son tan importantes como los edificios”.

En la finca se cultivan la mayoría de las frutas y los vegetales orgánicos que usan en sus restaurantes, y se abastecen de otros ingredientes por medio de productores, recolectores, agricultores y pescadores locales. El chef Christophe Letard está emocionado por crear nuevos platillos nutritivos. Crea su menú en función de lo que está disponible ese día. Cuando llega la pesca, además de comprar los pescados comunes como huachinango, dorado y langosta, compra tiriti, un pez muy pequeño que se atrapa en mosquiteros. Por lo general lo consumen los habitantes locales y no tanto los turistas, pero Christophe convierte a estos pececillos en rillettes, parte de un platillo de lujo, junto con ravioli con eddo y queso de cabra. También se entusiasma en entrenar a su personal, la mayoría sin experiencia previa.

Val designó a Isabelle Legeron, experta vinícola y la primera francesa que recibió el título de Master of Wine, para curar su bodega. Legeron es mejor conocida quizá en Londres por su trabajo en el restaurante de dos estrellas Michelin, Hibiscus. A la fecha, casi la mitad de su lista de vino incluye etiquetas orgánicas, y planea crear nuevos licores, hechos con los frutos de la finca.

A 10 años tras el fin de la industria azucarera, éstos son tiempos de cambio para San Cristóbal, lo que significa que es una buena temporada para visitar la isla. Muchos de sus valores rurales permanecen intactos y es hogar de gente amable y generosa. Quizá aún sea un naciente destino turístico, pero durante mucho tiempo ha sabido mostrar su riqueza.

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Información de viaje

San Cristóbal y Nieves son las dos islas que conforman la Federación de las Indias Occidentales, de las cuales San Cristóbal es la más grande. El huso horario es UTC-4 y la moneda es el dólar del Caribe oriental (también se aceptan dólares). Las islas gozan de cálidas temperaturas todo el año, con una media de entre 24 y 27ºC.

CÓMO LLEGAR

Avianca ofrece vuelos hacia la isla de San Cristóbal desde la Ciudad de México, incluye dos escalas vía Bogotá y Guayaquil. avianca.com

RECURSOS

Autoridad de Turismo de San Cristóbal es el sitio oficial de turismo que brinda amplia información e ideas para planear tu viaje. stkittstourism.kn

RESPONSABILIDAD VERDE

Compensa las emisiones de tu viaje en climatecare.org y apoya proyectos medioambientales en todo el mundo.

No te lo pierdas

Fortaleza Brimstone Hill Sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Considerado un monumento grandioso para los ingenieros militares británicos, también es una de las grandes fortalezas del Caribe, construida por los esclavos de la época. Vale la pena visitarla para aprender sobre su impacto histórico, cultural y arquitectónico. Hoy es un buen lugar para organizar un pícnic. Boleto de $10 USD. Niños, mitad de precio. brimstonehillfortress.org

Tren escénico de San Cristóbal Podrás conocer más de la topografía de San Cristóbal gracias a esta antigua línea para transportar azúcar, que recorre la costa pasando por la exuberante vegetación. Se sirven cocteles de ron y jugos gratis a bordo. El viaje dura menos de tres horas. Precio de $31 USD. stkittsscenicrailway.com

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Dónde comer

Los precios son por tres tiempos, no incluye vino a menos que se indique lo contrario.

El Fredo’s Es el lugar para probar deliciosa comida local como sopa con diversos vegetales y dumplings, roti, langosta a la parrilla y pescado salado. El postre es sencillo, ya sea pastel de azúcar o de zanahoria. CH: $30 USD. Newtown Bay Road, 00 1 869 466 8871

Ital Creations Situado en Fari Organic Farm, este sitio es famoso por su comida vegetariana orgánica y jugos hechos con los productos que crecen en la propiedad. Prueba el arroz integral con semillas de cáñamo, moringa y zanahorias. CH: $7.5 USD. Por Pass Road, 00 1 869 664 0994

Marshall’s Situado en pleno océano para contemplar un atardecer perfecto, podrás probar la mejor cocina de San Cristóbal: la langosta termidor o un filete de mero horneado con camarones salteados y mantequilla blanca de azafrán. CH: $53 USD. marshallsdining.com

Mr. X’s Shiggidy Shack Restaurante en la playa para pasarla muy bien y en cuyo bar sirven alitas búfalo, camarones al azúcar de caña, crema de almejas de la casa, caracol al curry, langosta a la parrilla, costillas, pollo jerk y hamburguesas. CH: $15 USD. Bahía Frigate, 00 1 869 465 0673

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Salt Plage Este bar es fantástico para contemplar el ocaso. El elegante mobiliario y cómodas cabinas bien podrían compararse con un hogar en St. Tropez. Los tacos de pescado con frutipan, ceviche de mariscos y las chuletas de cordero son exquisitos. CH: $15 USD. christopheharbour.com

The Kitchen, Belle Mont Farm Destaca su diseño industrial con accesorios peculiares como una pila de baúles para viaje y luces de fábrica. Los platillos incluyen una deliciosa langosta escalfada en limoncillo con risotto al eddo y estofado de lomo de chivo a la canela. Menú de cuatro tiempos: $83 USD. bellemontfarm.com

The Royal Palm, Ottley’s Plantation Inn El menú cambia diario e incluye una variedad de intensos sabores caribeños como frituras de bacalao salado, bolitas de res kittitian, pescado en salsa de mango, camarones al coco cubiertos con coco rallado y pez espada a la parrilla. Precios de $76 USD. ottleys.com

Dónde quedarse

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Belle Mont Farm Este lugar chic yace al pie del Monte Liamuiga. Las cabañas revestidas de tejas de madera incluyen piscinas pequeñas y baños exteriores. Es partidaria del desarrollo sostenible, e incluso más del buen servicio. Habitación doble desde $569 USD. bellemontfarm.com

Ottley’s Plantation Inn Una casa señorial conservada de manera impecable, ubicada entre jardines bien cuidados con senderos para caminar en dirección a la colina. Varias de las 23 habitaciones están equipadas con piscinas pequeñas, y además hay un hermoso spa. Habitaciones dobles desde $288 USD. ottleys.com

Rock Haven Esta casa encantadora tiene una buena ubicación en la Bahía Frigate y solo dos cuartos de huéspedes. El ambiente es relajado como el de un hogar caribeño, ofrecen el mejor desayuno de la ciudad y vistas espectaculares desde el jardín hacia el océano. Habitaciones dobles desde $179 USD. rock-haven.com

Timothy Beach Resort Una de las mejores opciones en la isla en relación calidad-precio, que incluye una buena piscina y una playa pequeña, así como una zona de bares concurridos. Las habitaciones son amplias, con cocineta y balcón. Habitaciones dobles desde $129 USD. timothybeach.com

Judy Bastyra y Gary Latham viajaron por cortesía de Autoridad de Turismo de San Cristóbal. stkittstourism.kn