Sin necesidad de volar de un continente a otro, el mundo cambia desde que caminas por el pequeño corredor de la antigua casona donde se asienta Marsálà, cocina con acentos, como si estuvieras en alguna zona del Mediterráneo. La luz y la sombra son protagonistas del diseño interior de este espacio en el que destacan pisos y muebles de madera rústicos, pintados de colores verde oliva, aguamarina y blanco. Todo creado con el propósito de brindar la calidez que caracteriza a este lugar, a su cocina y a la personalidad de las dos mentes maestras de este proyecto: la chef Marcela Bolaño y su socia Ximena de León.

La historia de Marsálà

Hace nueve años surgió la idea de crear este sueño que se materializó desde hace más de un año. Su nombre está inspirado en el vino producido en la región que rodea a la ciudad italiana de Marsala en Sicilia, además de ser un juego fonético entre esa parte del mundo y el nombre de la chef.

La propuesta culinaria es el reflejo fiel de la esencia de Marcela

Marcela es: franca, creativa y segura de sí misma. Con acentos que le conceden a su menú un toque totalmente personal y diferente, creado conforme sus gustos, porque no lo considera 100% mediterráneo, mexicano o asiático, sino que se trata de una fusión de experiencias, remembranzas y de la mejor reflexión de ella. De ahí que a cada receta le denomine recreación.

La cocina de Marsálà se ha convertido en un rincón de amor en donde Marcela explota y desarrolla su creatividad. Los platillos están elaborados con insumos locales, frescos y orgánicos porque aquí la filosofía culinaria se rige con la premisa de fomentar el respeto por el ingrediente y amar los insumos que nacen de la tierra.

En el menú

Conformado por entradas, ensaladas, sopas y pastas, platos fuertes y postres—, se reflejan los guiños culinarios de otras regiones del mundo, que Marcela ha trasladado a esta carta en la que destacan el carpaccio de zucchini (inspiración italiana), o la ensalada Kalymnos, elaborada con orégano, aceite de oliva, aceitunas Kalamata, queso feta, pepino y croûtons que recuerdan a la imponente Grecia.

 

Para iniciar la experiencia, pide el pan pita con tzatziki (salsa de yogurt griego) o el risotto con pato y curry, acompañado de echalote, brotes de berro y verdolaga. La proteína se vuelve protagonista de los platos fuertes en el salmón con costra de pistache, eneldo y limón amarillo sobre cous cous con curry, o la milanesa Marsálà que se prepara con una costra de pretzel y se acompaña con puré de papa, arúgula, parmesano y aceite de trufa para dar equilibrio al plato.

Los sabores de Marsálà

Son el resultado de la trayectoria gastronómica que acompaña a la chef Marcela Bolaño, quien se inició en la cocina del restaurante Como de Polanco, colaboró con Pablo San Román detrás de los fogones de D.O., y también administra su propia empresa de eventos MB Catering By Design, además de haber participado en la segunda temporada de Top Chef.

Para Marcela son muy importantes los detalles, por mínimos que parezcan. “Quiero que cuando la gente venga a comer aquí, se sienta como en casa”, asegura la chef, quien con una sonrisa comenta que lo que quiere es que el comensal sienta la misma que calidez que cuando visita a la familia. Y así se disfruta, porque cuando uno se sienta a la mesa, inmediatamente se siente en un entorno agradable y amistoso en el que se puede platicar con confianza, comer rico y disfrutar de una buena charla de sobremesa. Cheque promedio: $750 pesos. Dónde. Hernández Macias 48, Centro, San Miguel de Allende, Guanajuato. FB: @marsalacocinaconacentos

 

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