Mitos y supersticiones de la cocina mexicana

Cocinar es ciencia, arte y misticismo. Y las creencias populares (especialmente de las abuelitas) contribuyen a esta última característica en la que el humor y la forma de cocinar algún platillo o bebida, puede cambiar el resultado final por completo. Desde el sentido en el que revuelves una preparación, hasta si se infla bien una tortilla, lo que puede representar si estás listo o lista para contraer nupcias. Y tú, ¿qué mitos y supersticiones de la cocina mexicana te sabes?

¿Tu tortilla se infló en el comal? Estás listo para casarte

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Este alimento tan básico en la cocina mexicana tiene sus secretos. Y es que, “echar” la tortilla de manera que se infle, es una habilidad que se adquiere con la práctica de años y años. Por eso, cuando sepas hacer una “infladita”, (además de que serás el orgullo de tu madre y abuela), estarás preparado y maduro, para caminar o esperar, en el altar.

¿Se te cortó el mole o no “subió” tu pastel? Es porque lo moviste en sentido contrario a las agujas del reloj

Éste es propiamente un mito: no importa hacia donde revuelvas tu mole, siempre y cuando integres bien los ingredientes, y tampoco en el pastel: lo que importa es que sea el mismo sentido y encapsules el aire.

Si estás enojado, prepararás salsa extremadamente picosa

Las salsas de la cocina mexicana tienen un lugar especial en nuestra gastronomía, son omnipresentes, deliciosas. Y, muchas veces, determinantes en la sazón. Por eso, esta creencia es tan famosa: ¿quién no se ha enchilado con una salsa que se veía inocente? Esta idea sugiere que, alguien molesto incluirá aún más chiles a la preparación como forma de expresar su sentimiento.

¿Estás irritado? Mejor no prepares tamales pues saldrán apelmazados

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Esta creencia de la cocina mexicana toma en cuenta al estado anímico y a la atención que requiere la preparación de los tamales, pues hacerlos lleva tiempo y esfuerzo. Si estás enfadado podrías no prestar suficiente esmero para que queden esponjosos y deliciosos.

Si tienes la mano o vibra pesada las claras de huevo no “subirán”

¿Cuántas veces te ha pasado? Por más que bates y bates las claras, éstas no llegan al deseado punto de turrón. No se trata de tu “energía” (en sentido anímico), podría ser que: tu recipiente está sucio o las claras se llevaron consigo un poco de la yema o cascarón.

Si estás triste y preparas tamales, saldrán salados

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El estado anímico influye directamente en la sazón y percepción personal. Tan solo imagínate: al estar triste, podrías no poner tanta atención a tus preparaciones, o incluso calcular mal la sal, ya que, al llorar tus fosas nasales se obstruyen (al igual que pasa con la gripe), provocando que no percibas las sustancias volátiles que tienen los alimentos y el sabor.

Lo amargo de los pepinos se quita frotándolos con la esquina de uno

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No existen pruebas fehacientes de la efectividad de esta práctica. Sin embargo, hacerlo nunca está de más; si aún así tu pepino está amargo puedes sumergirlos en agua fría con sal durante algunos minutos para desflemarlos y disfrutarlos.

Si tu chocolate saca buena espuma al utilizar el molinillo, estás listo para casarte

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Muy parecida a la situación que sucede con las tortillas en la cocina mexicana: crear una buena espuma en el chocolate es una habilidad que se adquiere con la práctica. En ambos casos, serás el orgullo de tu familia, además mientras lo logras puedes disfrutar de esa reconfortante bebida.

Si al cortar cebolla no puedes parar de llorar, es que eres muy celos@

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Este mito es muy popular en la cocina mexicana, ya que no hay persona que no haya llorado una sola vez al cortar una cebolla, pero, para decepción de muchos, no tiene nada qué ver con la personalidad de quien hace esta actividad. Más bien el llanto se produce debido a que la cebolla pertenece a la familia de las plantas Genus Allium, las cuales crecen en la tierra, lo que hace que absorba azufre del suelo. Entonces, cuando se parte una cebolla, se rompen sus células y como consecuencia, se desprenden estos compuestos químicos, los que forman cierta cantidad de gas de azufre natural, que sube hasta nuestros ojos haciéndonos llorar. Así que tus celos no son culpa de la cebolla.