Patagonia, latidos desde el sur

En la Patagonia argentina se viven experiencias que transforman la perspectiva sobre la vida. Alejandro Mendoza recuerda la nitidez de las montañas, los colores del océano y los glaciares, así como el sonido del viento que anuncia el límite austral de nuestro continente. 

Llegar a los confines de la tierra es una meta que se plantea al viajar a este destino, acaso como reminiscencia de aquellas travesías épicas del pasado. Encontrarse con algunos de los escenarios naturales más arrebatadores que existen en la Tierra del Fuego en Argentina, embelesa y satisface el alma. El llamado para recorrer la Patagonia argentina —integrada por las provincias de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego— surge como una necesidad de transformación, de replantear nuestro lugar en el planeta, y como una oportunidad para dejarnos sorprender por lo que nos rodea: una montaña, el color del suelo o la temperatura del aire que pasa sobre el rostro.

Aunque se antojaría recorrerla toda, tras pisar algunos de los atractivos de El Calafate (Santa Cruz) y Ushuaia (Tierra del Fuego), se logran los cometidos que implica este tipo de viajes.

La Patagonia

Entre los gigantes de hielo

No importan las horas de vuelo cuando sabes lo que espera: paisajes de belleza absoluta, contemplación infinita y memorias para toda la vida. El trayecto aéreo podría parecer arduo: Ciudad de México, Santiago, Buenos Aires y, finalmente, El Calafate, pero al llegar, la mirada comienza a atravesar las extensas llanuras hasta encontrar las montañas de la cordillera de los Andes; el corazón late con fuerza y la sonrisa es inevitable.

Si la suerte está de tu lado, tendrás un cielo despejado para que el azul vibrante contraste con la estepa patagónica, apenas cubierta por arbustos bajos y ásperos. La emoción al preparar la ropa térmica, las botas de trekking y las chamarras para protegerse del viento y de la lluvia crece a cada instante, pues en los siguientes días el contacto con los elementos de la naturaleza será pleno.

Al emprender el camino hacia el Parque Nacional Los Glaciares, la emoción se intensifica. Las tierras ocres van dando paso al bosque andino patagónico —caracterizado por árboles de lenga, guindos y flores de notro— para estallar en un rugido blanco: el imponente glaciar Perito Moreno. Esta masa posee un frente de 5 kilómetros de ancho y una pared que alcanza los 60 metros de altura; se caracteriza por su avance lento, por lo que al cabo de tres o cuatro años, una parte de su frente toca la punta de la península de Magallanes, cerrando así el canal de los Témpanos y formando un dique que, al romperse, ofrece uno de los espectáculos naturales más sorprendentes.

Al ingresar a las pasarelas desde las que se puede observar el glaciar, lo importante es vivir el presente con absoluta concentración: escuchar el sonido de las aves, el viento silbando entre las ramas de los árboles y, a la distancia, el crujir del hielo para —si tienes suerte— escuchar cómo caen tempanos al agua, causando un sonido similar al de un trueno.

La Patagonia Argentina

Se podría permanecer durante horas admirando los bordes afilados del hielo, la textura del glaciar o la intensidad que emana de éste cuando el Sol lo ilumina. Pero si hay algo mejor que ver el glaciar, es caminar sobre éste. Para ello, hay que dirigirse hacia el pequeño muelle Bajo de las Sombras en el brazo Rico del Lago Argentino; desde ahí zarpan las embarcaciones que llevan hacia el lado opuesto, donde se encuentra el refugio en el que la emoción continúa. Luego de atravesar un tramo del bosque magallánico, el viento frío anuncia la llegada al pie del glaciar; al colocarse los crampones en las botas, el entusiasmo aumenta y las expectativas comienzan a extenderse por la piel.

El recorrido se inicia aprendiendo nociones básicas para caminar sobre el hielo; una vez sobre el terreno resbaladizo e irregular, comienza la aventura de conectarse con esta masa helada, que revela sus pendientes, grietas, riachuelos y lagunas. De pronto, se vive una comunión con la belleza circundante, con este gigante que conserva en el fondo los secretos del paso del tiempo. Se regresar al refugio, es inevitable probar el agua de los riachuelos que escurren, tan pura que parece limpiar el cuerpo y el alma.

Para concluir la experiencia de los glaciares, otro recorrido imperdible es el del brazo Norte del Lago Argentino, a bordo de una embarcación que navega entre trozos de hielo. Al recorrer el canal Upsala, se ven las caprichosas formas heladas que se han ido desprendiendo del glaciar del mismo nombre, considerado el tercero más grande en América del Sur. Debido a la cantidad y tamaño de los témpanos, es probable que la embarcación solo llegue hasta un punto desde el cual verás el glaciar a la distancia.

La navegación continúa hasta llegar al canal Spegazzini, donde se admira el glaciar del mismo nombre; éste posee una superficie de 134 kilómetros cuadrados y una altura de casi 150 metros. A un costado se encuentra un pequeño glaciar tributario llamado Peineta; sin duda, esta combinación convierte el momento en uno de los más fascinantes de la travesía, por la escena que logra crear la naturaleza. Así, con la mirada extasiada entre el hielo glaciar y la vastedad de la llanura patagónica, es momento de seguir hasta el sur, donde el continente termina.

La Patagonia

En los confines de América

Aterrizar en Ushuaia —capital de la provincia de Tierra del Fuego— deja una certeza que le da un vuelco al corazón: a tan solo mil kilómetros de la ciudad, se encuentra la península Antártida. Como referencia, ésta sería la distancia que hay entre la Ciudad de México y Monclova o Comitán, hacia el norte o hacia el sur, respectivamente.

Enmarcada por los Andes, donde destacan el monte Olivia, Ushuaia se aprecia mejor al navegar por el canal Beagle, por lo que abordar una embarcación es una opción acertada.

Conforme el barco se aleja del muelle, se obtiene una panorámica más nítida de los edificios de Ushuaia, como el Museo Marítimo, el Museo del Fin del Mundo, la zona industrial y la majestuosidad de las montañas. Sentir el viento en el rostro y la suave brisa que alcanza a subir hasta la cubierta, despierta todos los sentidos. Se confirma la vocación de este viaje, en el que mirar hacia afuera implica mirarse a uno mismo con detenimiento.

Morzas

La embarcación se acerca a la isla de Los Lobos, donde habitan lobos marinos; luego se dirige hacia la isla de Los Pájaros, donde viven cormoranes magallánicos e imperiales. El recorrido sigue hasta llegar al faro Les Éclaireurs, en el archipiélago del mismo nombre, y que se suele confundir con el faro de San Juan de Salvamento (Faro del Fin del Mundo), en la isla de los Estados.

En Ushuaia también se pueden vivir momentos de aventura al recorrer el Parque Nacional Tierra de Fuego, con casi 69 mil hectáreas de superficie. Podrían dedicarse semanas enteras a recorrer la red de senderos de 40 kilómetros abiertos al público, así como lagos, lagunas y cascadas en los cuales se aprecia el rico ecosistema de la Isla Grande de Tierra del Fuego.

Por ahora, contemplar el lago Roca —que comparten Argentina y Chile— es un buen inicio, para luego darle su lugar a la adrenalina generada por remar en la bahía Lapataia. Una vez colocado el traje impermeable, botas y chaleco salvavidas, comienza el reto de remar por esta bahía, en donde el agua dulce de ríos y lagos se encuentra con el agua salada del mar; al final, llegar a la meta será recompensado con un momento único, pues al desembarcar se llega al punto señalado como el fin de la Ruta Nacional No. 3, donde concluye (o inicia) el recorrido entre Alaska y Tierra del Fuego, a través de la Carretera Panamericana. La sonrisa es inevitable: se ha llegado al Fin del Mundo.

Patagonia

Una mirada renovada

Al finalizar el viaje, queda claro que estar en la naturaleza ayuda a entender nuestra esencia humana. “Argentina transforma, es como la India de América a nivel espiritual (por lo menos para mí)”, fue la advertencia que tuve antes de emprender el viaje. El cambio es alquímico; allá el silencio logra apagar las voces discordantes del interior, dejándonos arropar por lo inasible, cediendo el lugar a la magia de la vida y de la transformación.

La Patagonia tal vez sea el límite del mundo físico —de aquello que conocemos y repetimos—; pero también es donde se inicia una nueva forma de observar, sentir y vivir.    

Información de viaje

La Patagonia argentina es una región comprendida por seis provincias. Para esta ruta sugerida, visitarás El Calafate y Ushuaia, ubicadas en Santa Cruz y Tierra del Fuego, respectivamente.

La moneda es el peso argentino (1 ARS = 1.24 MXN). El clima en El Calafate es frío y seco. Las temperaturas medias entre octubre y abril oscilan entre los 7 y los 13°C; entre mayo y septiembre, entre los 0 y los 6°C, con registros bajo cero.   

Cómo llegar

Para disfrutar esta experiencia, iUmira Travel (iumiratravel.com) ofrece el recorrido Tour Fin del Mundo Patagónico, volando desde la Ciudad de México con escalas en Santiago y Buenos Aires. Desde $1,185 USD por persona más impuestos.

pinguinos

No te lo pierdas

Caminata sobre el glaciar Perito Moreno La excursión se inicia en el puerto Bajo de las Sombras, donde se cruza el Lago Rico para llegar a un refugio. El recorrido sobre el glaciar dura dos horas, durante las cuales apreciarás formaciones de hielo como grietas, sumideros y pequeñas lagunas. hieloyaventura.com

Glaciarium Este museo es un Centro de Interpretación glaciológico dedicado a la divulgación del Hielo Patagónico Sur y sus glaciares. De manera accesible, divertida y didáctica podrás comprender qué es un glaciar, cómo se forma, la historia de los diferentes descubrimientos, así como las amenazas que enfrentan estos colosos de la naturaleza. En el interior del museo se encuentra el Glaciobar, donde podrás disfrutar un trago mientras te diviertes contemplando las paredes y el mobiliario diseñado con hielo del glaciar. glaciarium.com

Canal & Fun Para el espíritu aventurero, esta compañía ofrece diversos recorridos en Ushuaia como caminatas, paseos en balsas o kayak, montar a caballo, visitas a lagunas, así como experiencias a la medida. canalfun.com

trineo

Valle de Lobos Centro invernal donde podrás vivir la experiencia de abordar un trineo tirado por perros huskies, realizar recorridos a bordo de una Comander 4 x 4, salir a caminar sobre la nieve o practicar esquí de fondo. valledelobos.com

Heli Ushuaia Porque desde las alturas la perspectiva es diferente, vive una experiencia inolvidable al volar en helicóptero; las opciones de vuelo son todas memorables: ya sea que elijas sobrevolar la ciudad o aventurarte en un recorrido de heliesquí, aterrizando en las montañas de la cordillera de los Andes que hay en Tierra del Fuego, para practicar esquí y snowboard. heliushuaia.com.ar

Alejandro Mendoza viajó a la Patagonia argentina gracias a iUmiraTravel (iumiratravel.com)