Con pepitos, fondues y buenos vinos, este rincón semioculto detrás de una tienda-galería de arte espera a nuestro paladar para cautivarlo.

En este acogedor rincón de Malinalco que cumplió cinco años, los pepitos no solo son opciones del menú; forman parte importante de su propia historia. La familia Cowal llevaba un lustro preparándolos para sus vecinos en las célebres pepito nights, en las que el ingrediente secreto era una salsa traída de Costa Rica. (Aunque para entonces Gregory Cowal contaba ya con más de dos décadas de experiencia en restauración, en lugares como King’s Pub, en Polanco, o Las Mañanitas, en Cuernavaca).

Malinalco

Carta de Vinos en Malinalco

Cuando decidieron abrir un espacio donde pudieran presumirlos ante más comensales, también llegó la idea de integrar fondues a la carta, y con ello, la de ofrecer una carta de vinos adecuada para acompañarlos. Pronto debieron integrar platillos típicos, como la trucha, por demanda popular, pero los estelares de la casa son los fondues —memorables el de queso de cabra con jitomate deshidratado y albahaca de su propio huerto, y el de pesto—, los pepitos —consentidos, el de filete gratinado o el de cochinita pibil con guacamole— y los vinos. De 11 platillos con los que abrieron puertas en 2011, hoy el menú tiene más de 60 opciones.

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El Puente de Má-Li

Cuando se visita El Puente de Má-Li, pronto se ve cómo se convierte en toda una experiencia: la vista goza con cada rincón de esa casa declarada monumento histórico por el INAH, desde la que se tienen espectaculares postales del pueblo y de las colinas aledañas, incluido el Cerro de los Ídolos, y cuando nos hallamos con la carta en mano, caemos en una trampa fríamente calculada: algunos de los platillos carecen de descripción completa, lo que nos hace entablar conversación con Gregory o con su hija Mariana, -quien se dedica al ramo de alimentos y bebidas desde que tiene 15 años y ha formado parte de los equipos de Rosetta, Quintonil y Amaranta, y la petición de sugerencias pronto se convierte en una charla entrañable que queremos prolongar.

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Entre los retos a los que El Puente de Má-Li se ha enfrentado en estos años de promover su propuesta culinaria, se cuenta convencer al comensal de que debe probar más opciones que lo típico del lugar; pero si insiste en comer trucha, pronto la Río Mali —envuelta en tocino y rellena de jamón serrano con salsa de almendra— lo convence de seguir probando la carta entera. Además, ¡es el único restaurante que recibe perritos en Malinalco! ¡Y con una opción en el menú para ellos! CH: $300. facebook.com/elpuentedemali

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