Amanece con destellos dorados sobre las calles adoquinadas del Barrio Francés, en la cuna de Nueva Orleans, la ciudad más poblada de Luisiana, y una de las más ostentosas en cuanto a personalidad propia, autenticidad y estallido de colores, culturas, sabores y ritmos de Estados Unidos. Fotos: Cortesía de New Orleans & CO.; Adobe Stock. 

Es demasiado temprano para sentirme centrada, sobre todo después de una trasnochada que se escurrió entre ritmos de jazz y blues, y varios tragos de sazerac, el coctel más famoso de Nueva Orleans, y tal vez el más antiguo del país: una versión de los cocteles clásicos que se hacían con whisky o coñac.

También es demasiado temprano para estar caminando por las 13 manzanas que componen el Barrio Francés, siguiendo el ritmo de la música en vivo que proviene de los saxofones de los artistas callejeros, que desde tempranas horas ya están inundándolo todo de tan nostálgicas como festivas notas. Los músicos negros son las estrellas: bailan, se contorsionan, sufren, gritan, chillan, se retuercen y te ofrecen su personalidad arrolladora.

No sé bien si es por la hora, la música, el sazerac, las leyendas de brujas y vampiros, el eco de hechizos que envuelven esta ciudad colonial o su pasado español y francés, pero tengo la sensación de estar en distintas ciudades europeas y en distintos momentos históricos al mismo tiempo.

 

Nueva Orleans

 

Me voy enamorando a cada paso del Vieux Carré o Barrio Francés, un sitio proyectado por los españoles y, sobre todo, por los franceses en el siglo XIX. Nueva Orleans fue española 41 años, y francesa, 44. Su legado europeo se deja ver en epitafios formados por calles coloniales en cuyas paredes hay placas de azulejos puramente españolas con leyendas como esta: “Cuando Nueva Orleans era parte de la Provincia Española de Luisiana (1762-1803), esta calle llevaba el nombre de Calle D Tolosa”. Accedo a lecciones de historia y sincretismos culturales casi en cada esquina.

Camino por Royal Street, el corazón del barrio, una hechizante calle adoquinada repleta de anticuarios, tiendas de vudú, talleres de brujos, galerías de arte y casonas coloniales con balcones de hierro forjado rebosantes de helechos. Asisto a la invitación que me hace el destino de detenerme a platicar con la gente que recibe la mañana en los portones de sus casas y negocios, y cuando logro asomarme, vislumbro enormes jardines y frondosos patios, que una vez fueron oasis para escapar del bullicio exterior, y que hoy ocupan las terrazas de los restaurantes.

Royal Street es un espectáculo garantizado. Es el abrumador contraste de la elegancia con la encantadora decadencia de Bourbon Street, donde se suceden los clubes, los neones y el paisaje nocturno y diurno a ritmo de jazz, que es una forma de plenitud: como estar todo el día ebrio, colocado, ausente y, a la vez, muy presente. Es como vivir en un paraíso a buen precio.

 

Vudú directo a los sentidos

 

Nueva Orleans

 

Debe ser la décima vez que escucho que “En Estados Unidos hay tres ciudades: Nueva York, San Francisco y Nueva Orleans. El resto es Cleveland”. La frase es tan antigua y sonada que nadie recuerda quién la dijo. “Me imagino que fue alguien demasiado aburrido de la homogeneidad arquitectónica y urbanística de los suburbios blancos, de los downtowns de rascacielos de oficinas y de los barrios negros e hispanos de casas que parecen hechas en serie”, me dice un poeta callejero que vende textos de amor y desamor a cinco dólares en las esquinas del Barrio Francés.

También dicen que Nueva Orleans es la última ciudad de Estados Unidos y la primera del Caribe. En realidad es todo eso: la multiculturalidad, la historia, la gastronomía, la música… Y las leyendas. Es la capital del jazz, del zydeco, el R&B y el soul. Es el paraíso para los amantes de la música y el sitio donde se gestaron los grandes de este ritmo —herencia de los esclavos negros— como Louis Armstrong y artistas contemporáneos como Trombone Shorty, Branford Marsalis y Harry Connick Jr.

También es la cuna de un carnaval único en el mundo: el Mardi Gras y de la comida criolla y cajún que, aunque a veces se utilizan indistintamente, en realidad representan distintos tipos de cocina derivados de diferentes culturas e historias. La cocina creole o criolla es herencia de los descendientes de los colonos franceses y españoles, con una marcada influencia de la cocina africana. Su esencia son las salsas, las hierbas locales, los jitomates rojos maduros y el uso de mariscos, capturados en aguas locales.

 

Nueva Orleans

 

La cocina cajún, por su parte, proviene de los descendientes de los franceses que se asentaron en Nueva Escocia, Canadá, y luego fueron deportados a Luisiana. La edifican ingredientes locales y de la caza, es más rústica, cocinada en grandes ollas, y la improvisación es el ingrediente principal.

La diferencia entre ambas cocinas es que la cajún no debe llevar jitomate en ninguna de sus preparaciones, mientras que la criolla sí. Ambas tienen un sabor profundo, fruto de una potente mezcla de hierbas locales.

Es un hecho: estoy embrujada por la rabia y la pasión de la ciudad de Nueva Orleans. Y el hechizo es contundente: sonidos tensos, agrios, que parecen llevar en sus entrañas alguna verdad de hace 50 mil años.

 

Dónde comer

 

Antoine’s Es famoso por sus ostras Rockefeller. Este establecimiento de cocina criolla de Luisiana está en el Barrio Francés. Tiene 180 años de historia y es uno de los restaurantes familiares más antiguos de Estados Unidos. antoines.com

Café du Monde Si no te tomas un cafe au lait con beignets aquí, no has estado en Nueva Orleans. Punto. Es una reconocida cafetería al aire libre, llena las 24 horas al día y dueña de una danza excepcional de meseros. Está ubicada en la calle Decatur en el Barrio Francés. shop.cafedumonde.com

Tableau Este restaurante presenta ingredientes regionales y platos criollos clásicos. Prueba las ostras del Golfo y el risotto parmesano de setas en su famoso balcón con vistas a Jackson Square. tableaufrenchquarter.com

Bar Marilou Este santuario para cocteles artesanales, vinos naturales y platos con inflexiones francesas está en la antigua biblioteca del Anexo del Ayuntamiento, por lo que estarás en un ambiente distinguido y relajado, rodeado de libros y curiosidades excéntricas. barmarilou.com

Brennan’s Se trata de una tradición desde 1946. Su menú criollo toma prestado las influencias de la ascendencia francesa y española con actualizaciones modernas y distintas ofertas de temporada. Las tostadas de cangrejo y aguacate son imperdibles. brennansneworleans.com

Desire Oyster Bar Es famoso por sus mariscos frescos, en especial por las ostras del Golfo que preparan a la brasa, a media concha y más. sonesta.com

 

Restaurante

 

 

Glosario de comida

 

Gumbo Una mezcla de sabores y de culturas. Combina okra (hortaliza de forma alargada), en roux oscuro (salsa de mantequilla oscura), camarones, pollo, carne de cangrejo, ostras, pato y andouille (embutido tradicional francés) y va acompañado de arroz blanco.

Jambalaya Camarones, carne de caimán o langostinos son algunos de los ingredientes que puede llevar este platillo típico. Es una fusión de sabores potentes y picantes sobre una cama de arroz de grano largo.

Étouffée de cangrejo de río Las colas de cangrejo de río se cocinan en una salsa de mantequilla con hierbas y especias. Lleva también pimiento, ajo, cebolla y condimento cajún, y se acompaña con arroz.

Plátanos Foster La creación de este postre de fama mundial se lo adjudica el restaurante Brennan’s. Consiste en plátanos con mantequilla, azúcar y canela, ron oscuro y licor de plátano. Se flambean y se sirven con una bola de helado.

Buñuelos o beignets Estos pequeños cuadros de harina se fríen hasta quedar crujientes por fuera y suaves por dentro, y se espolvorean con azúcar glas. Se acompañan con café de achicoria cargado para contrastar con el dulzor de los buñuelos.

 

Food Nueva Orleans

 

 

Brujería musical

 

El jazz en NOLA es la manera más barata de la felicidad, está al alcance de cualquiera. No hay manera de elegir mal dónde escuchar música en este sitio, pero si tienes que tomar apuntes… Entonces es imperdible:

Preservation Hall Está dedicado a conservar la tradición de jazz. preservationhall.com

Frenchmen Street en Faubourg Marigny En este vecindario criollo original hay un hervidero de clubes nocturnos, bares y restaurantes.

All Ways Lounge & Theatre Asiste a un concierto de guitarra experimental, a un monólogo o una sesión de música funky. theallwayslounge.net

The Spotted Cat Es el club de jazz idílico de Nueva Orleans. spottedcatmusicclub.com

Snug Harbor Ideal para una noche de jazz inolvidable, donde se alternan leyendas y jóvenes promesas. snugjazz.com

Tremé–Lafitte El vecindario afroamericano más antiguo del país es el sitio donde los descendientes de los esclavos inventaron el jazz. Uno de los hitos del barrio es el Backstreet Cultural Museum, presidido por los trajes indios del Mardi Grass (el carnaval local) y otros distintivos de la cultura afroamericana en Nueva Orleans. backstreetmuseum.org

 

 

No te lo pierdas

 

Pasear por Jackson Square Llamada así por el presidente de EUA que defendió a los habitantes de Nueva Orleans de los británicos. Desde aquí se visitan algunos de los monumentos más emblemáticos, como los impresionantes Pontalba Buildings que acompañan a la catedral de St. Louis, uno de los mejores ejemplos de arquitectura francesa en el país. Dar un paseo a bordo del tranvía de St. Charles Avenue Se inauguró en 1835 y fue la segunda línea de tranvía tirada por caballos de Estados Unidos, la New Orleans & Carrollton Railroad.

Recorrer los pasillos de Museo Ogden de Arte Sureño Expone una de las mejores colecciones de arte sureño del mundo, completada con paisajes impresionistas, arte popular marginal y obras contemporáneas.

Caminar por el City Park Es un parque urbano donde se encuentran el bosque y los humedales típicos de Luisiana. El cauce del bayou Metaire —uno de los antiguos brazos del río Misisipi—, telón de fondo natural de la ciudad. Sus jardines botánicos son imperdibles.

Recorridos con fantasmas Erizarse la piel con estos tours que logran mostrar la faceta más macabra de la ciudad y la sangrienta historia de la esclavitud. No te pierdas la casa de Marie Laveau, la reina del vudú.

 

 

El carnaval de carnavales: Mardi Gras

 

Carnaval

 

Se celebra el martes, un día antes del Miércoles de Ceniza. Aunque algunos sostienen que se trata de una fiesta de orígenes cristianos que data del siglo XVII, en realidad está relacionado con las celebraciones paganas de la primavera y la fertilidad en Roma. Los franceses llamaron a ese martes “Mardi Gras” o “Fat Tuesday”, con la idea de darnos permiso moral para disfrutar de los placeres gastronómicos y carnales antes de la época de cuaresma. Prueba los king cakes, una especie de rosca de reyes adornada con los colores oficiales del Mardi Gras.

Desde 1730 se celebra este carnaval. Se trata de una gran fiesta: la temporada más reciente antes de COVID-19 incluyó 54 desfiles, 588 bandas de música y más de 135 mil participantes. Las rutas cubrían 485 kilómetros y las procesiones estaban en la calle durante 204 horas. Se estima que más de un millón de personas provenientes de otras ciudades inundaban Nueva Orleans. Desde 1857, solo 13 Fat Tuesdays se habían visto afectados; la mayoría de las cancelaciones fueron causadas por las diferentes guerras y, ahora, por la pandemia. El carnaval está sucediendo desde el 6 de enero hasta el 16 de febrero, pero de manera muy distinta: sin desfiles ni fiestas, solo eventos virtuales.