La naturaleza es un tesoro que a todos nos corresponde cuidar y ¡disfrutar! De ahí que te compartimos los bosques y selvas más impresionantes en América que puedes visitar y recorrer. Eso sí: en tu visita sigue los códigos de conducta necesarios del lugar: desde no arrancar plantas, lastimar la fauna y flora del lugar, ni tirar basura o fumar. Fotos: Unsplash y Pixabay. 

 

Selva húmeda Hoh, Estados Unidos

 

Selvas

 

El origen de su nombre es incierto: la página oficial de la Selva Hoh dice que indudablemente la palabra Hoh proviene de algún vocablo nativo, ya sea “Ohalet” que significaría aguanieve o agua que corre rápido, o “Qu” que significaría límite. En cualquier caso, algo existe de cierto: este sitio pareciera sacado de un antiguo cuento de hadas. Selva Hoh se encuentra en el estado de Washington en Estados Unidos, es decir al noroeste del país y es una de las selvas húmedas más importantes del país y desde 1938 es un área protegida.

A través de la Selva Húmeda Hoh, corre un río homónimo de 80 kilometros. Para admirarlo existen cinco opciones, pero las más famosas son caminar por el “mini-trail” que es plano y accesible; seguir el “Spruce Nature Trail” que prácticamente te lleva únicamente por árboles y el “Hoh River Trail” para el cual se necesita un permiso de acampar y equipamiento adecuado.

 

Clayoquot Sound, Canadá

 

Selvas en Canadá

 

Clayoquot es el nombre que los locales le han dado a la selva y al lago. Estos espacios naturales forman un ecosistema protegido de 350 mil hectáreas, incluyendo a los estuarios y el océano con los que se unen. En ese mágico entorno existen 297 epecies de flora y fauna como osos negros, ballenas y ágilas calvas. Por eso la UNESCO lo declaró como reserva de la biósfera. Lo más adecuado para visitarlo es llegar al pueblo Tofino desde donde se pueden agendar tours para ver ballenas, recorrer el bosque o para practicar canotismo en el lago.

 

Mata Atlántica, Brasil, Paraguay y Argentina

 

Mata Atlántica

 

¿Qué comparten Brasil, Paraguay y Argentina? A la Mata Atlántica. Se trata de una selva tropical que alberga a especies como el tucán, el oso perezoso y 450 especies distintas de árboles. De hecho, el 7% de todas las especies plantas del planeta se pueden encontrar ahí. A pesar de su importancia y extensión este lugar es uno de los ecosistemas más vulnerables en todo el mundo, ya que el 90% de su extensión original ya fue destruida. Lo más conveniente para visitar este tesoro de la naturaleza es agendar una excursión guiada. Como dato curioso: la Mata Atlántica, solía estar conectada con el Amazonas; ahora son dos selvas separadas.

 

Bosque Nuboso de Monteverde, Costa Rica

 

Costa Rica

 

La Reserva Biológica del Bosque Nuboso Monteverde es uno de los destinos más famosos para los viajeros a Costa Rica. Esto se debe a su extensión de 26 mil acres en los que conviven miles de especies de plantas y animales, es decir el 2.5% de toda la flora y fauna del mundo. ¡Espera ver desde quetzales y sapos, hasta orquídeas y helechos! Existen formas distintas de descubrir este bosque. Lo más conveniente es seguir alguno de los caminos creados por la red de senderos que están diseñados para excursiones de un día. ¡No te pierdas los puentes colgantes de este parque natural!

 

Cañón del Sumidero, México

 

Bosques y selvas

 

El cauce del río Grijalva es el punto final del acantilado de 1,000 metros sobre el nivel el mar que forma a la emblemática postal del Cañón del Sumidero. Este sitio de Chiapas, México fue declarado desde 1980 como parque nacional lo que protege más de 21,789 hectáreas de naturaleza. Aquí se pueden admirar especies como halcones, patos, garzas pelícanos, monos araña y hasta cocodrilos. Existen dos formas de admirar este ecosistema: en barco, o de mirador en mirador: con la que se puede observar cómo el río corta a una de las selvas más densas del país. Eso sí: ambas opciones tienen rutas establecidas para los viajeros.

 

¡Aquí te compartimos más inspiración para viajar y conectar con la naturaleza! 

En algún lugar, algo increíble está esperando a ser descubierto”, bien dijo Carl Sagan. Pero para percatarnos de esa riqueza no solo hay que tener los ojos y la mente bien abiertos, sino también hay que estar en calma y concentrados. Practicar la conciencia plena a la hora de viajar con nuestros hijos hará que los disfrutemos completamente. Fotos: Elsa Navarrete. 

Prestar más atención, distraerte menos, hacer las cosas lentamente en lugar de hacerlas de forma apurada, escuchar mejor a tu hijo, tener más paciencia… No es un superpoder, tener conciencia plena, también a la hora de viajar, logrará que aprendas más, te sientas más feliz y disfrute más los momentos junto a tus hijos.

 

 

Tiempo de disfrutarlos

 

Conciencia plena

 

Sé que la parte más fácil son estos años, los primeros de su vida, por más cansados que parezcan en algunos momentos. Aunque a veces lo dude, en esta etapa todo está bajo control: ahora que los horarios los dictan papás, ahora que quieren estar con nosotros todo el día, ahora que puedo hacer una payasada para contentarlos y funciona, ahora que somos como sus ídolos, ahora que los puedes agarrar a besos y no se apenan, ahora que el placer máximo es un abrazo de mamá, ahora que son una delicia pura…

Soy consciente de mi fortuna: tener una familia, ver crecer a mis dos niños, inspirarlos y disfrutarlos… Por eso hay que aprovecharlos al máximo y, hacerlo fuera de la rutina y de los tiempos justos, solo trae efectos positivos, como ya lo hemos comentado anteriormente.

 

Conciencia plena: conexión verdadera

 

Conciencia plena

 

Pero esta desconexión de la cotidianidad para conectarse con nuestros pequeños viajeros, solo sucede si nos lo permitimos y somos conscientes de ello. Hay que estar presentes en el lugar donde estemos: no pensando en el trabajo pendiente, no editando decenas de fotos perfectas para deliberar cuál subimos a Instagram, no comunicarnos por mensaje con todos menos con los que estamos físicamente…

Nuestras mentes se dispersan y nos pueden sacar del momento, cuando el momento es exactamente donde queremos estar. De ahí la importancia de la conciencia plena, de disfrutar el aquí y el ahora, sin ese enfoque automático hacia la vida. Lo que me han enseñado mis hijos, entre otras lecciones valiosas, ha sido eso, a bajar el ritmo, a entender que tanto la vida como el viaje se trata de disfrutarnos, comunicarnos y vincularnos.

 

Escapadas para practicar la conciencia plena

 

Hay varias técnicas para practicar la conciencia plena, pero como viajera les hablaré de los lugares y las formas en las que la apliqué, les hablaré de estos tiempos fuera que fueron perfectos para respirar otro aires, relajarnos, concentrarnos en una sola cosa, detenernos deliberadamente y enfocar la energía en una sola cosa: en dedicar nuestra total atención en nosotros y nuestros pequeñitos:

 

A un hotel todo incluido en la playa

 

Playa

 

Me considero más un alma viajera que prefiere hacer inmersiones en los destinos, pero también me fascinan esos hoteles donde no quieres salir y solo quieres relajarte y recobrar energías. Y este tipo de alojamientos son una gran opción para viajar con tus hijos y tener en el itinerario nada más que disfrutarlos.

Nos escampamos seis días a las playas de Ixtapa-Zihuatanejo, ese “binomio del Pacífico” que combina la calidez de un pueblo pesquero y los hoteles bonitos, y que le hace justicia a su slogan «un viaje, dos paraísos». En esa ocasión, dejamos a un lado las travesías inmersivas, largos road trips, los itinerarios (más de adultos) y los viajes con toda la familia para solo enfocarnos con conciencia plena en divertirnos con nuestros niños en las resbaladillas de las albercas y en la playa donde comimos mucho coco y tiritas de pescado.

Y aunque nos alojamos en el hotel todo incluido Sunscape Dorado Pacifico Ixtapa, también nos dimos tiempo para explorar los alrededores menos conocidos del destino como Barra de Potosí donde la playa se abraza con la laguna, ideal para los niños por sus aguas poco profundas. Aquí, los restaurantes llamados «enramadas» ofrecen comida del mar fresca y cervezas bien frías.

 

A un restaurante de La Marquesa

 

Conciencia plena

 

Empezamos con una caminata entre los árboles que regalan una ligera brisa, la necesaria para respirar aire puro, relajar el cuerpo y sentir el momento, escuchando, claro, las múltiples (e infinitas) dudas que tienen dos niños de cinco y tres años acerca de lo que están viendo. Las coordenadas son las de Parrilla Bosque, un restaurante campestre al  aire libre con una hermosa vista hacia el bosque, pero no es el típico sitio que encuentras en la Marquesa, ya que está aislado.

Su parrilla provee de un aroma sugestivo al ambiente. De ahí salen los cortes de carne (tomahawk o New York) que puedes ordenar; la hamburguesa y el sándwich de roast beef también son infalibles. Antes y después de la comilona, los niños pueden disfrutar de su pequeña área de juego o pintar. Aunque la actividad favorita, perfecta para niños grandes, adolescentes y adultos, es el tiro con arco; esta es con costo extra y puede ser por cinco tiros o por hora.

 

Conciencia plena

 

Practicando este deporte, algo mágico ocurre naturalmente. Sostienes con la mano el arco y colocas la flecha; mantienes tus ojos en el objetivo; sostienes el arco en un ángulo recto desde el suelo, apuntando hacia el objetivo; lo llevas hacia atrás, usando tu brazo extendido como guía y disparas. Esa concentración y forma de prestar atención a lo que estás haciendo, con tiempo y calma, es tener conciencia plena y hacerlo así ayuda a que tengas un buen disparo. Eso es a lo que te invito, a viajar con tus hijos con esa calma, concentración y paciencia, con conciencia plena.

¿Listo para viajar con tus hijos con conciencia plena y así tener las mejores vacaciones?

 

Ésta es una selección de experiencias foodies a los alrededores de Ciudad de México, que nos encantan de manera especial porque se disfrutan al aire libre. Creemos que nada puede salir mal en esta fórmula: comida sublime hecha con amor y consciencia más un entorno natural. Además de que esta forma de comerse a México va muy en sintonía con las actuales recomendaciones de no pasar mucho tiempo en espacios cerrados durante estos tiempos de COVID-19. Texto: Andrea Cabrera, Elsa Navarrete y Yokleng Pun / Fotos: Cortesía y Elsa Navarrete.

 

Cubo: comer en el monte

 

¿Qué te parece disfrutar un día en el bosque, en familia y en contacto con la naturaleza, comiendo rico y respirando aire puro? Cubo te ofrece estas sensaciones en nueve hectáreas de bosque privado. A 50 minutos de Ciudad de México, en el poblado de Santa Ana Jilotzingo, Estado de México, y entre cientos de oyameles, se esconde una casa moderna en forma de cubo diseñada por el arquitecto Walter Lingard.

Ahí, Roberto Lingard, exproductor de la seta rosa, ahora ofrece experiencias gastroendémicas en distintos formatos, ya sea como evento privado o abierto al público. Para este último, manejado por el colectivo Coma.mos, se realizan residencias con chefs invitados. Ellos se hospedan en la casa, los llevan a conocer a los productores locales para inspirarlos, duermen ahí y el sábado cocinan en fogones al aire libre.

 

Experiencias foodies

 

En esta experiencia foodie, el itinerario empieza con el ritual del fuego, una tradición de la comunidad otomí que se asienta en los alrededores. Le sigue una caminata de una hora para recolectar hierbas y hongos en el monte, para después disfrutar de un menú de cuatro tiempos salados y un postre, elaborados con ingredientes de la zona y maridados con una interesante variedad de cocteles.

Entre árboles, en una mesa de madera tipo picnic, se degustan divertidas creaciones, como las que tuvimos la suerte de probar en esta ocasión que estuvo a cargo de Luis Carlos Ángulo, chef de The Hidden Kitchen. Disfrutamos de una versión del ajiaco (sopa colombiana), una ensalada de tomatillos, habas y chicharrón, y un conejo a la vizcaína servido con papas y romeritos.

 

Experiencias foodies

 

Para cerrar con broche de oro, probamos un reconfortante coctel de café, vodka, canela, piel de naranja y crema batida, acompañando a un helado de panettone con manzana flameada y plátano frito. Los sabores siempre varían, pero el encanto natural del lugar es el común denominador.

TOMA NOTA. Experiencias abiertas al público desde $1,200 por persona. Conoce la próxima experiencia en su cuenta de IG: @cubo.mx y reserva por mensaje directo.

 

 

Jardín de Cerveza Hércules: disfrute cervecero

 

Otra de las experiencias foodies que disfrutarás al máximo está en Jardín de Cerveza Hércules, en donde, no entendemos por qué, pero la cerveza sabe mejor cuando la tomas en buena compañía y en un entorno singular. ¿Qué te parece el patio de una antigua fábrica de textiles adaptada como cervecería, en mesas de madera iluminadas con focos colgantes, para disfrutar de las creaciones recién salidas de su centro de producción?

 

Experiencias foodies

 

Esta experiencia foodie consiste en ir a la ciudad de Querétaro para visitar el Jardín de Cerveza Hércules, un concepto creado por la Compañía de Cerveza Hércules para disfrutar de las bebidas que diseña. Algunas que figuran dentro de su larga lista son la Súper Lupe, una IPA aromática y amarga, con aromas y sabores a pino, piña, resinas e hinojo. También la Formidable Adventure estilo Barleywine, que tiene cantidades generosas de ralladura de naranja y sabores provenientes de la madera añejada con mezcal que estuvo dentro del tanque fermentador, o la Mezzanine, una stout imperial madurada en barricas de bourbon y whisky.

La experiencia se completa con las delicias que preparan para acompañar como la tostada de atún con mago, las salchichas artesanales tipo alemán, pizzas al horno, las tetelas y las tostadas de salpicón de cerdo.

TOMA NOTA. El cheque promedio es de $350; el lugar cuenta con estacionamiento propio. Los martes proyectan películas a las 18:00 horas. IG: @jardinhercules.

 

 

Pizca de hongos: encuentro con el reino fungi

 

Experiencias foodies

 

Otra de las experiencias foodies que te recomendamos, la disfrutarás de la mano de Arif Towns, promotor de la cultura de los hongos, en donde podrás adentrarte en un bosque templado, húmedo y repleto de encino, madroño y pingüica, ubicado en la Sierra de Santa Rosa, Guanajuato, a hora y media de San Miguel de Allende. Este experto en el mundo fungi te guiará dentro del Rancho el Peralillo hasta encontrar hongos comestibles, topándote con uno que otro tóxico —y que por obvias razones no se tocan—, que harán más interesante la caminata.

La experiencia, de la que Janosh Chassan es el director creativo, es apta para todas las edades: tendrás acceso a muchas especies endémicas que, tras la explicación del guía, podrás ir cortando y guardando en una canasta que te proporcionarán. A la par, los locales te explicarán más sobre las plantas medicinales y la flora y fauna de la zona. Al terminar la caminata entre agua, tierra y árboles, se seleccionarán algunos de los hongos recolectados para que un chef local prepare un menú que podrás saborear ahí mismo.

TOMA NOTA. La experiencia tiene un costo de $1,300 por persona, llegando directamente a Santa Rosa, o bien $2,200 si prefieres que una camioneta te recoja y regrese directamente a San Miguel de Allende. Lleva calzado impermeable y una backpack con agua, un cambio de ropa y un cuchillo para cortar los hongos. Reserva tu lugar en FB: @simbiosissma

 

 

Rosewood San Miguel de Allende: cocina campestre

 

Experiencias foodies

 

Finalmente, en nuestro top 4 de experiencias foodies, se encuentra una en donde estarás rodeado de árboles de pirul, entre vastos jardines y con hermosas vistas a la icónica parroquia de San Miguel Arcángel, que ofrece el hotel Rosewood San Miguel de Allende, que te invita a vivir sus experiencias gastronómicas privadas. Reúne a tu familia y amigos en Los Pirules Artisan Kitchen & Garden Bar, un rincón rodeado de naturaleza, donde te espera una clase de cocina en un ambiente campestre, fresco y casual, con sabor a horno de leña y a parrilla.

En este espacio culinario encontrarás comales, ollas de barro y cocteles artesanales elaborados con hierbas, ingredientes locales y destilados exquisitos. Como parte de esta experiencia foodie, recolectarás tus propias hortalizas en la granja orgánica del hotel, para después cocinarlas en platillos mexicanos con ayuda de un chef experto.

Los Pirules también está equipado con un horno de piedra enclavado en la tierra, para brindarte otra experiencia en la que podrás preparar barbacoa, con salsas y tortillas hechas a mano para acompañar, siguiendo métodos ancestrales, que te permitirán disfrutar de la innegable convivencia que se crea al cocinar.

TOMA NOTA. Desde $400 USD por persona (servicio e impuestos incluidos). Contempla la recolección de hortalizas con el chef, clase de cocina, comida y bebidas. rosewoodhotels.com

¿Te encantaría vivir alguna de estas experiencias foodies al aire libre? Cuéntanos en nuestras redes sociales.

 

También te antojamos Casas de árbol en México: 5 divertidos hospedajes para ir con niños. 

La Ciudad de México acoge bosques de todo tipo, siendo uno de los dos ecosistemas que mayor territorio abarca en el país. Según estudios de Greenpeace tan sólo la zona forestal más amplia de la ciudad, que colinda con las áreas verdes de Cuernavaca y Toluca. Y representa un 2% de la biodiversidad mundial.

Existen muchas clases de bosques mexicanos: los hay de coníferas, tropicales, espinosos, mesófilos de montaña, y especialmente de pino y encino. Los arbustos constituyen un elemento clave para la sustentabilidad, así como para reducir la contaminación sonora, ya que en una ciudad como esta, el silencio es casi un lujo; por ello te dejamos una lista de cinco bosques que habitan en la Ciudad de México.

Bosque de Tláhuac

Este oasis dentro de la gran urbe es uno de los principales pulmones de la Ciudad de México. El espacio ecológico con 15 años de antigüedad fue utilizado en 1985 como tiradero de residuos sólidos, debido a los sismos.

Mensualmente recibe alrededor de 100 mil visitantes de todas las edades, que realizan actividades recreativas y deportivas. Cuenta con un lago para pasear en lanchas de alquiler, alberca olímpica, pista de atletismo. Pistas de patinaje en hielo y sobre ruedas, granja y jardín botánico; además de sala de artes y un espacio donde se imparten clases de música.

Dónde. Av. De la Turba s/n, Col. Miguel Hidalgo, Del. Tláhuac, Ciudad de México.

Bosque de Milpa Alta

Al sur de la ciudad, el bosque de Milpa Alta resguarda cientos de árboles, plantas, aves y animales terrestres. Los volcanes como el Cuauhtzin, el Tláloc y el Ocusacayo son puntos de referencia dentro de la gran extensión natural de este hogar de pinos. Oyameles, pastizales, venados, coyotes, mapaches y halcones, así como de especies exclusivas de la zona como el teporingo o conejito de los volcanes, y el gorrión serrano.

Este espacio es parte de la vida diaria de muchas familias milpaltenses y en él se encuentra cerca del 32% de las tierras que están protegidas en la Ciudad de México. Los aficionados al ecoturismo encuentran aquí un lugar lleno de riqueza entre senderos ocultos y aromas vegetales.

Dónde. Del. Milpa Alta, Ciudad de México.

Cumbres del Ajusco

Bosques de la Ciudad de México

Casi desde cualquier punto de la ciudad se puede apreciar esta elevación que supera los 3,900 metros de altura. Los aztecas la llamaban Hueytépetl, “cerro grande”, luego los españoles la renombraron con el nombre del pueblo Axochco, que quiere decir “en la flor del agua”.

El Ajusco es un Parque Nacional y Área Natural Protegida donde se practica ecoturismo, alpinismo, bicicleta de montaña y diversas actividades recreativas. En el bosque predominan el oyamel y el zacatonal con diferentes especies, y es aquí donde habitan algunos de los últimos ejemplares de teporingo, así como el tlacuache, la musaraña, la comadreja y el gato montés.

DóndeCerro del Ajusco “Pico del Águila”, Km 21, Col. Héroes de 1910, Del. Tlalpan, Ciudad de México.

Desierto de los Leones

Bosques de la Ciudad de México

En 1917 el presidente Venustiano Carranza lo declaró Parque Nacional; alberga una zona boscosa maravillosa, cerros, barrancas y manantiales que abastecen la zona poniente de la capital.

Pinos, oyameles y encinos conforman sus aromas, y su fauna también es muy variada, aunque cada vez más escasa. Uno de sus principales atractivos es el ex convento carmelita construido entre 1606 y 1611; además de las tiendas de artesanías y los restaurantes cercanos que ofrecen sencillas pero deliciosas elaboraciones.

Aquí es posible disfrutar del paisaje natural más cercano y lejos del ruido urbano.

Dónde. Carretera México – Toluca, Col. La Venta, Del. Cuajimalpa de Morelos, Ciudad de México.

La Marquesa

Aunque este parque popular se encuentra en el Estado de México, este es uno de los bosques de la Ciudad de México muy visitado por los capitalinos durante los fines de semana. Fue construido en 1532, formando parte de la Hacienda de las Cruces, se le dio el nombre por el título nobiliario de la marquesa Doña María de Zúñiga, esposa de Hernán Cortés.

La gente va pasar un día de campo, hacer carne asada y quesadillas, a pescar truchas, pasear en moto o a caballo, o simplemente caminar y disfrutar del abundante oxígeno.

También es posible comer en alguno de los restaurantes de comida típica: sopa de hongos, conejo o los famosos chorizos de Toluca.

Dónde. Autopista Federal México – Toluca.