Dicen los que saben que todo viaje se disfruta tres veces: al planearlo, al realizarlo y al recordarlo. Las tres etapas del viaje nos conectan con nuestra fuente interna de creatividad y es una gran herramienta de autoconocimiento, al hacernos conscientes de lo que nos gusta, de lo que buscamos y de lo que cada lugar ofrece. Foto: Adobe Stock. 

Viajando nos volvemos más creativos, desarrollamos habilidades intelectuales y emocionales insospechadas. Los viajes tienen el gran potencial de dibujar otras posibilidades, otros escenarios internos y externos. Su carácter transformador no solo sucede al momento de estar realizando la travesía; si viajamos con conciencia, logramos permear nuestra cotidianidad de una nueva mirada, de otras formas de percibir nuesta realidad.

 

Viajes al interior

 

Aprendemos, cambiamos de perspectiva, nos renovamos y nos concedemos la oportunidad de que afloren nuevas facetas de nosotros mismos que yacen dormidas debido a la repetición y la costumbre. El hecho de salir de nuestros contextos comunes permite que se active nuestro mundo subjetivo y que aparezcan nuevos retos, nuevos encuentros, nuevas maneras de entablar conversaciones, nuevos sabores que nos hagan explorar nuestra curiosidad natural por la vida.

Y así accedemos a habilidades y enfoques distintos. Los viajes nos sumergen en territorios menos predecibles. Esta incertidumbre puede ser una fuente de estrés, que siempre termina eclipsándose por la emoción y el sentido de aventura que es parte de nuestra esencia humana.

Para todos los que hacemos Food and Travel, es un privilegio inspirar a viajeros natos y esporádicos que saben que esas emociones nos conectan con el gozo de estar vivos.

 

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«Quizá viajar no sea suficiente para prevenir la intolerancia, pero si logra demostrarnos que todas las personas lloran, ríen, comen, se preocupan y mueren, puede entonces introducir la idea de que si tratamos de entendernos los unos a los otros, quizá hasta nos hagamos amigos”–Maya Angelou, escritora estadounidense.

Viajamos para cambiar de lugar, de ritmo, de estado emocional. Para agudizar nuestros sentidos, expandir nuestra mirada, nutrir nuestra visión, oler, palpar, degustar y encontrar lo que nos une como humanidad. Viajamos para dejar de ver el mundo como una proyección de nosotros mismos, para afinar nuestra intuición, aprender a interpretar y entender que no somos tan distintos. Y si corremos con mucha suerte, para integrar la filosofía viajera a nuestra vida diaria y percibir la cotidianidad como un momento irrepetible.

 

Carta editorial edición 102

 

Viajamos para comprobar que este planeta está lleno de rincones conmovedores que nos devuelven la pasión por vivir. Viajamos para jugar con el concepto de tiempo: para dilatarlo, estirarlo, ralentizarlo o acelerarlo. Para hacer una parada, mirar el cielo, olvidar la velocidad y tejernos otras posibilidades. Darnos la oportunidad de reparar en lo nuevo, de dejar pasar aquello que nos resulta extraño.

La filósofa y escritora Annemarie Schwarzenbach decía que en el viaje “las cosas se hacen por última vez”. Nos detenemos a vivir en conciencia ese último atardecer antes de regresar a casa, la última probadita a ese platillo típico que no volveremos a saborear en el mismo lugar, el último brindis desde ese escenario idílico

La última y nos vamos”, decimos con una mezcla de nostalgia y de esperanza por los viajes que vendrán.

Si también quieres unirte al llamado por un mundo donde las mujeres puedan derribar cualquier frontera, lee la columna Nos queremos vivas, nos queremos viajeras

Carta Editorial noviembre- diciembre 2020 > Food and Travel México

 

Portada Noviembre-Diciembre 2020

 

 

En Food and Travel sabemos que escribir sobre viajes es escribir sobre la vida. Como viajeros, o buscadores, salimos de nosotros mismos en busca de experiencias que abran nuestros horizontes para finalmente regresar a nosotros mismos. La lista de sitios visitados a lo largo de una vida puede ser extensa, pero la mayoría de estas vivencias solo sirven para cambiar el paisaje exterior, sin apenas modificarnos internamente.

Un viaje iniciático es aquel que posee un enorme poder transformador. En él, los caminos que recorremos nos dirigen también hacia el interior. Cuando viajamos, los lugares por conocer son solo una metáfora de lo nuevo en nosotros que hay que descubrir. Para volver a viajar con la premisa de hacer de cada experiencia una iniciática, hay que abandonar lo obsoleto, la falsa idea que tenemos el control y la fantasía de poseer una brújula exacta para movernos de un lugar a otro. Habrá que entender que nuestra maleta también carga con estrechez de miras e ideas preconcebidas. Y, la mayoría de las veces, ese equipaje nos condiciona mucho más de lo que estamos dispuestos a aceptar.

El viaje que algunos estamos emprendiendo este 2020 hacia nosotros mismos es iniciático. No necesitamos ir lejos para convertir a cada exploración en una oportunidad más para cambiar y ampliar nuestra perspectiva de la vida. Al igual que no se trata de coleccionar títulos de libros leídos sino de aprender de las lecturas, en los viajes no importan los kilómetros sino las experiencias.

¿Cuál ha sido nuestro viaje iniciático? No importa si salió como esperábamos o no. Hasta los náufragos aprenden que lo único importante es lo que se salvó y no lo que se perdió en el camino.

 

Directora Editorial > Cecilia Núñez

 

 

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Carta Editorial diciembre 2019- enero 2020 > Food and Travel

 

 

 

En Food and Travel, despedimos al 2019 entendiendo que cada paso en el camino es más o igual de importante que llegar al destino deseado. El viaje en sí mismo nos ha revelado que la jornada es la meta y que el peregrinaje ya es, desde el primer kilómetro, un lugar sagrado.

Nos entregamos a la travesía, a los sabores que el mundo nos ofrece y a nuestras hojas de ruta aceptando que estamos en constante búsqueda y en continuo cambio.

Dicen los que saben que desde el momento de nuestra concepción inicia la andanza hacia el encuentro con nosotros mismos. Vamos descubriendo durante el recorrido algunas respuestas a la lista interminable de preguntas, personas que nos enseñan y nos inspiran, emociones que nos transforman, paisajes que nos conmueven y que nos hacen entender que la vida tiene un sentido de aventura y crecimiento cuando la experimentamos como lo hacemos al viajar.

Solo aceptando y abrazando lo que vamos viviendo de la misma forma en la que nos aventuramos a otro país, con una cultura y un ambiente diferente al que estamos acostumbrados, atraeremos experiencias que nos transforman.

Esperamos que este año que termina haya traído, en medio de todo el movimiento, de los cambios de planes, de los sabores memorables y los desazones, momentos llenos de felicidad, y que este 2020 nos regale todos los pretextos para brindar, celebrar la vida y  disfrutar de cada instante de este viaje al centro de nosotros mismos.

 

Cecilia Núñez  > Directora Editorial

Carta editorial diciembre-enero

 

Carta Editorial Food and Travel > Diciembre 2018 – Enero 2019

 

Se viaja para mirar, para sorprenderse, para moverse. Para reconocer nuevos territorios, dentro y fuera de nosotros mismos. Se viaja para escapar y para enfrentar; para olvidar, encontrar y recordar; para descansar o fatigarse y, sobre todo, para volver. Se viaja para seguir consejos o comenzar a darlos; para aprender y desaprender lo que creíamos que sabíamos. Para entender que solo quien se acepta perdido, se encuentra en el camino.

Se viaja también para contarlo, y en Food and Travel cumplimos siete años haciéndolo porque estamos convencidos de que la felicidad no es una estación de llegada, sino una manera de viajar. Viajamos porque nuestro trabajo es inspirar. Realizamos cada mes crónicas de viajes enfrentándonos al espacio desconocido, y al tiempo reducido, de nuestras travesías.

Transformamos, lo más rápido que podemos, cada nuevo destino en patria temporal, cada extraño en amigo y cada sabor en receta. Vamos eligiendo a cada paso qué mirar y qué saborear, y de qué manera lo vamos a comunicar.

Ésta, nuestra última revista de 2018 es, al mismo tiempo, la primera de 2019. Nos despedimos del año que se va agradeciendo todo lo compartido, cada una de las vivencias, de las historias detrás de cada platillo, de cada llegada y partida, de cada aterrizaje a un sitio nuevo, de cada encuentro que se transformó en un lazo de amistad.

Le damos la bienvenida a 2019 con el alma dispuesta a usar todos los pretextos que nos regala el mundo para seguir recorriéndolo, honrándolo y saboreando cada momento.

 

Cecilia Núñez > Directora Editorial

 


 

Carta Editorial Food and Travel > Septiembre 2018

 

“En realidad, nunca dejamos de jugar”, me dijo en una entrevista el chef catalán Joan Roca, después de mostrarme fotos de la infancia de los tres hermanos más célebres de la gastronomía, jugando tras la barra del legendario restaurante de sus padres, en Girona. Para mí, esa afirmación se estaba convirtiendo en una lección de vida, y en la clave del éxito del Celler de Can Roca.

Visto desde la perspectiva del libro sagrado hindú, el Bhagavad Gita, el éxito es el triunfo del ser y no el del parecer. Se trata de llegar a ser lo que realmente uno es y trabajar para convertirse en su mejor versión. 

Para nosotros, en Food and Travel, viajar para contarlo e inspirar con nuestros relatos es un juego que logramos profesionalizar. Recordamos los juegos que nos hacían sonreír cuando éramos niños, cada vez que estamos haciendo preguntas para entrevistar a alguien, planeando sobre un mapa la siguiente ruta, montándonos en una bicicleta para descubrir un nuevo lugar, descifrando los ingredientes en un platillo, combinando colores para hacer un diseño, mirando con los ojos bien abiertos para fotografiar un momento, grabando un programa de radio o escribiendo líneas al azar para comenzar a bosquejar un relato que se convertirá en un reportaje… 

La pasión, tal vez el ingrediente más necesario del éxito, es la que nos inspira a hacer lo que amamos hacer, y por lo tanto a ser felices. Así, con cada nuevo proyecto que vamos abrazando, recordamos nunca dejar de jugar, de reírnos, de compartir y, sobre todo, de lograr emocionar a quienes nos rodean.

Cecilia Núñez  > Directora Editorial

 

Carta Editorial Food and Travel > Julio y Agosto 2018

 

Es la cualidad más valiosa que nos regala un viaje. Vamos paso a paso, guiados por nuestro sentido del asombro, desafiando a lo desconocido. Nos atrae la aventura, que en realidad, nada tiene que ver con los mapas o los planes, pero sí es una brújula para explorar nuevos territorios, para abrirse de lleno a la posibilidad de perderse y encontrarse a uno mismo en el camino.

Compartimos con los grandes genios la característica de no conformarnos con las respuestas simples, con los lugares de siempre, con las rutas aprendidas, de disfrutar maravillándonos, interrogándonos ante lo que podría resultar evidente. “No tengo talentos especiales, pero sí soy profundamente curioso”, dijo Albert Einstein marcando así primer paso perfecto hacia cualquier aventura.

El científico Todd Kashdan ha dedicado años de investigación a la curiosidad humana y entre otras muchas ventajas concluyó que este deseo de conocer más está relacionado con la salud física, la seguridad en sí mismo, con índices muy bajos de ansiedad y, sobre todo, con la flexibilidad y la apertura mental.

No hay una receta más sencilla para la felicidad que la de despertar la curiosidad haciendo algo por vez primera todos los días, descubriendo un nuevo destino, una nueva calle, una nueva explosión de sabores. Dejemos el antiguo mito de que la curiosidad mató al gato y devorémonos el mundo con un espíritu atrevido.

Cecilia Núñez  > Directora Editorial

 

Carta Editorial Food and Travel > Junio 2018

 

Nunca como ahora la comida ha ocupado un lugar tan privilegiado en nuestras vidas. Si bien ese acto cotidiano y necesario para dotarnos de energía siempre ha sido un gesto de bienvenida en diferentes culturas, ahora se ha convertido en un ritual, en una manifestación artística.

Comemos como nunca y lo hacemos de diferentes maneras: devorándonos con la vista fotos de platillos; leyendo crónicas que describen la experiencia sensorial que regala un bocado; escuchando recomendaciones de quienes han probado algo antes que nosotros, y viajando a diferentes lugares con el fin de dejar que un destino nos sorprenda a través del paladar. Pero también el acto generoso de ofrecer de comer se ha convertido en una herramienta de transformación social, económica y cultural.

En Food and Travel tenemos el privilegio de buscar las historias detrás de cada platillo, y en este trabajo hemos celebrado encuentros con cocineros que comparten una historia personal de éxito y de amor por la tierra y sus productos. Hemos visto a algunos sitios que no estaban en el mapa turístico convertirse en verdaderos destinos culinarios. Hemos trabajado íntimamente con comunidades alrededor del mundo que se han empoderado a través de proyectos culinarios sustentables y socialmente responsables.

Hemos mirado a los ojos a personas beneficiadas gracias a fundaciones que trabajan de la mano con experiencias gastronómicas. Hemos sido testigos de cómo el placer de comer conmueve no solo a quien degusta en un bocado a la cultura de una región, sino también a quien  hace del acto de cocinar un estilo de vida que transforma una sociedad desde lo más profundo. Por nuestra parte, nuestra pasión seguirá siendo antojarlos a explorar el mundo a través de sus sabores y texturas.

Cecilia Núñez  > Directora Editorial

 

Carta Editorial Food and Travel > Mayo 2018

 

El viaje es la posibilidad de hacer valer un poder único: el de cruzar límites y redefinirnos a partir de lo que hemos vivido. “Mira la vida”, indica Osho en uno de sus koans de la tradición zen. “¿Ves tristeza por alguna parte? ¿Has visto un árbol deprimido? ¿Un pájaro neurótico?”. No, la vida no es así en lo absoluto, somos los humanos quienes vamos percibiendo con nuestra mente y sus barreras lo que deberíamos estar mirando con los ojos y el espíritu abiertos, libres de esquemas preestablecidos.

Cuando se lo permitimos, el viaje se convierte en maestro. Vamos abriendo nuestra mirada a otros paisajes, nos perdemos en callejones que nos llevan a abrir nuevas puertas. En el camino dejamos atrás mucho de lo que creíamos seguro, permanente: certidumbres, expectativas, relaciones… Nuestras verdades absolutas bailan en la cuerda floja y solo así vamos encontrando otros valores, reajustando, combinando, extendiendo nuestro ser. Viajar nos hace dudar, cambiar y ser más tolerantes a todo aquello que es distinto a nosotros.

Vencer el miedo a cruzar las fronteras de aquello que nos asusta porque no podemos controlarlo, nos da el invaluable regalo de derrotar nuestros prejuicios, de encontrarnos a nosotros mismos en otras culturas, en otros idiomas, en otros sabores, para finalmente lograr integrarnos con el mundo.

Cada país extranjero, todo lugar desconocido, aquel plan de ruta que vamos ideando, el próximo viaje agendado… Debería simbolizar para todos lo nuevo por descubrir, el abandono de lo viejo, de la estrechez de miras y de horizontes, la posibilidad de hallar lo universal en uno mismo.

Cecilia Núñez  > Directora Editorial