Nunca falta en la alacena y su practicidad permite que sea protagonista de desayunos, cenas o incluso un snack por sí solo. Pero, ¿sabes qué tan saludable es realmente el cereal de caja? Sigue leyendo y conoce todo sobre este alimento. Fotos: Adobe Stock y Pixabay.

Cereal, la joya del desayuno

 

Aunque parezca ineludible a nuestra alimentación actual, la historia del cereal de caja tiene más de un siglo. Este básico de los desayunos tuvo origen en el siglo XIX, en Estados Unidos, gracias a John Harvey Kellogg y Will Keith Kellogg. Estos hermanos eran promotores del veganismo y de las costumbres saludables, por lo que buscaban opciones nutritivas para una dieta más equilibrada. Fue así como desarrollaron, accidentalmente, los famosos copos de cereal en su búsqueda de alternativas sanas.

 

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Con una buena aceptación que les permitió crecer este producto, en 1898 los hermanos Kellogg abrieron la primera fábrica de sus famosos copos de maíz. Fue hasta 1906 cuando la llamaron The Battle Creek Toasted Cornflakes Company y alcanzó fama en todo el mundo, al punto de que muchas otras marcas replicaron su fórmula a base de cereales. Hoy, esta compañía es la mundialmente conocida Kellogg Company y su éxito es más que historia.

 

Elige el mejor cereal

 

Lejos de la concepción del cereal de caja como un elemento nutritivo, la realidad es que la mayoría de los que existen en el mercado están adicionados con alto contenido de azúcar y sodio. El Poder del Consumidor, gracias a un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública realizado en 2017, reportó que el 69% de más de 300 cereales analizados se encontraban catalogados como poco saludables.

Por ello, es recomendable buscar las opciones saludables, aquellos cereales ricos en fibra y con proteína. Además, es importante revisar que limiten su cantidad de azúcares añadidos y conservadores.

 

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Si vas a comprar un cereal de caja, asegúrate que provenga de granos enteros. Gracias al nuevo etiquetado, ahora puedes revisar fácilmente en la parte frontal de los productos si tienen un exceso de calorías, grasas o azúcares.

 

Haz tu propio cereal

 

Independientemente de las marcas existentes en el mercado, siempre puedes optar por hacer uno en casa y estar 100% seguro de lo que estás consumiendo. Para hacerlo, solo mezcla partes iguales de uno o varios granos enteros, que pueden ser amaranto, avena o linaza. Combina con semillas de tu elección, como pepita de calabaza, almendras o nueces y dale un toque aromático al espolvorear canela.

 

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Como tip para obtener un toque crocante, puedes tostar ligeramente los granos en el horno. Una vez hecha la mezcla de cereal, colócala en un tazón y agrega leche o tu bebida vegetal preferida. Opcionalmente, puedes emplear miel como endulzante. De esta forma, podrás olvidarte de los azúcares refinados y del exceso de sodio y calorías y regresarle el sentido natural y nutritivo por el que fue inventado el cereal.

 

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