El potente jarabe de granada de Medio Oriente tardó siglos en llegar al resto de las cocinas del mundo, pero es un punto de inflexión culinario. Inspírate y sácale provecho a este ingrediente brillante que transformará tus platillos. Texto: Clarissa Hyman y Aurora Yee / Fotos: Angela Dukes.

 

Pero antes de hablar de cocinar con jarabe de granada…

 

Cocinar con jarabe de granada

 

Para hablar de jarabe de granada es necesario recordar a la fruta de la cual se obtiene. Por ello es preciso mencionar que las granadas (Punica granatum) provienen de Asia Central y sus primeros cultivos se remontan a las antiguas civilizaciones de Persia, Babilonia, Egipto e India.

Se pueden cultivar prácticamente en casi cualquier latitud por la fácil adaptación de su árbol, el granado, pero es en el clima de los países del Mediterráneo donde se da su mejor producción. A México llegaron después del siglo XVI, con las órdenes misioneras, y su uso más popular es el consumo de la fruta fresca desgranada durante su temporada, que va de julio a octubre, por lo que no suele encontrarse en las alacenas de los hogares de manera regular, sino más bien como un insumo temporal. Pero en realidad, tiene un potencial desconocido para los amantes de la cocina. ¡Te contamos, mientras lo puedes ir comprando aquí!

 

Melaza, jarabe y granadina

 

Para su obtención, la melaza o jarabe de granada se elabora con jugo de granadas agridulces, hervidas hasta que se reducen a un líquido concentrado de color marrón oscuro: las versiones más espesas se denominan melaza, mientras que los jarabes son más líquidos.

Tradicionalmente, los azúcares naturales de la fruta espesan la salsa que se produce, pero a veces se agrega azúcar como conservador y para contrarrestar la acidez natural de la fruta, mientras que también se puede incluir jugo de limón como conservador ácido y para equilibrar la dulzura. Las recetas varían: las versiones persas tienden a ser más dulces que las libanesas, por ejemplo.

Y, pese a que existe una similitud, no debe confundirse con la granadina, inclusive porque esta última palabra proviene del francés grenade, que significa granada. El jarabe es más ácido, mientras que la granadina es muy dulce y generalmente se añade a la coctelería.

 

¿Cómo cocinar con jarabe de granada?

 

Cocinar con jarabe de granada

 

El jarabe de granada puede ser un magnífico adobo tanto para pescados como para carnes, combinado, por ejemplo, con soya, miel y mostaza. O bien, glasea un jamón al horno con melaza de granada y jugo de naranja; añade sabor a una ensalada mediterránea de queso feta; dale una nueva dimensión a la tradicional salsa de arándanos y, para un toque de sabor súper rápido, diluye un chorrito de jarabe de granada y baña tus huevos fritos.


Otra buena opción es añadir una cucharada a una salsa turca picante de tomate y pimiento y utilizarlo como salsa de tomate para espesar salsas, o como ingrediente extra en un aderezo para ensaladas: agregarás un sabor afrutado totalmente inesperado. ¿Más ideas deliciosas para cocinar con jarabe de granada? Mézclalo con tahini para hacer una pasta espesa y dulce para comer con pan o usar como salsa.

 

Va bien con…

 

Aceite de oliva y granada

 

Además de su inevitable dulzura, posee un notable sabor terroso. Por ello, para cocinar con jarabe de granada, unas pocas gotas funcionan muy bien en platillos que combinan notas agridulces, desde sopas, guisos y guarniciones de vegetales, hasta entradas como la muhammara o una salsa de pimientos rojos y nuez. También puede utilizarse en aderezos para ensaladas y platillos con cereales como el trigo bulgur, el cuscús o la cebada perlada.

¡Intento esto ya! Vierte el jarabe de granada en aceite de oliva virgen extra como alternativa al vinagre balsámico; luego, sumerge tu pan fresco como bocadillo de degustación antes de la cena.

 

¿Sabías que…?

 

Para los iraníes, fue una granada la que tentó a Eva en el jardín del Edén, y muchas culturas creen que esta fruta fomenta la fertilidad. También aparecen en un famoso intercambio entre Romeo y Julieta, de Shakespeare. Es importante mencionar que no siempre tiene la piel roja; algunas variedades son verdes o blancas.

 

¿Listo para cocinar con jarabe de granada y darle otra dimensión a tus platillos?

También dale sabor a tu vida con la sal y con su historia, datos y tips para cocinar.

La historia en México del litchi -conocido como lichi- inició hace más de 100 años, cuando llegaron al país migrantes chinos, debido a contratos laborales temporales en ferrocarrileras. El principal estado a donde llegaron fue a Sinaloa, ahí comenzaron a trabajar las tierras con los primeros cultivos de lichi en México y actualmente, Sinaloa es el sexto productor a nivel nacional. Fotos: Adobe Stock / Pixels. 

Como parte de su travesía, el  lichi siguió recorriendo México, expandiéndose a varios estados, donde solo tenía destinadas unas pocas hectáreas a su producción. A finales de los años 90, el campo mexicano sufrió una baja rentabilidad en cultivos de café, cítricos y caña; por lo que el lichi cobró importancia siendo un gran cultivo alternativo. Para el año 2000, se observó su beneficio económico al ser comercializada nacional e internacionalmente a países como Estados Unidos y Japón.

Ya en 2018, las cuatro mil hectáreas de cultivo de lichi generaron casi 28 mil 200 toneladas de esta fruta. Sin embargo, se considera que la producción de este fruto exótico no satisface su demanda. Actualmente, es cultivado en más de 13 estados, donde Veracruz, Puebla y Oaxaca se colocan como los principales productores del fruto.

 

 

Pequeño, pero con muchas propiedades

 

Lichi

 

El lichi, fruto de brillantes tonos rojos y cascara gruesa en el exterior, posee una exquisita pulpa, blanca y con sabor dulce, rica en vitamina C y minerales como Calcio, Magnesio y Fósforo, además de que ayuda a la formación de colágeno. También cuenta con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Para que disfrutes de sus beneficios, se recomienda consumirlo fresco, siendo la temporada de este fruto de mayo a julio, fechas en que podrás encontrarlo con mayor frescor. Aunque para su conservación puede ser congelado, enlatado y deshidratado, si bien, no conservan las mismas propiedades, te permiten disfrutar de su delicioso sabor el resto del año.

Este pequeño fruto es ideal para comerse directamente, sólo teniendo cuidado con su semilla. Es utilizada en diferentes preparaciones dulces y frescas, como licuados, mojitos, gelatinas, nieves y demás postres o cocteles.

 

Lichi

 

 

Mitos sobre el lichi

 

Si bien ya sabemos la historia y propiedades del lichi, también a lo largo del tiempo se han creado mitos entorno a este pequeño fruto. Pues fue en el año 2017 cuando se hizo popular la noticia de que este fruto había sido culpable de la muerte de cientos de niños originarios de la India, en la que todos coincidían en haber consumido esta fruta durante el verano, hecho del que ya se tenía antecedentes desde 1995. Sin embargo, posteriormente se comprobó la verdadera razón de los decesos.

“Algo en común en todos los casos, era que habían comido lichis, sin embargo, también se reportó que la mayoría no había comido nada más que esa fruta, además presentaban desnutrición y habían estado expuestos a altas temperaturas. La razón de las muertes, de acuerdo con los estudios, son dos sustancias llamadas Hipoglicina A y Metilciclopropilglicina, que inhiben la ruta metabólica por la cual se produce nueva glucosa en el hígado”, publicó Gaceta UNAM. 

Además, “consumir estas dos sustancias en ayunas y no comer nada más después de ello, facilita la intoxicación por una falta de glucógeno. Otra característica es que comieron lichis que aún no estaban maduros y los comieron en grandes cantidades, lo que posiblemente derivó en dichas consecuencias” explican.

 

Lichis

 

 

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