¿Has escuchado hablar del ciclo de las semillas? Se trata sincronizar el consumo de ciertas semillas con nuestro ciclo hormonal. El objetivo es ayudar a tus hormonas a regularse, y en general se recomienda para personas que padecen síndrome de ovario poliquístico, endometriosis o con algún tipo de problema con la regulación de sus hormonas. Sigue leyendo para conocer más al respecto. Fotos: Unsplash. 

 

platillo ciclo semillas

 

¿Qué hacen las semillas por ti?

 

Las semillas son muy poderosas pues en su pequeña estructura contienen toda la información que generará vida nueva. Pero, lo más importante, es que contienen vitaminas y aceites (omegas) que ayudarán a tu cuerpo en la producción, liberación y metabolización de hormonas.

 

Entiende tu ciclo menstrual

 

Antes de adentrarnos al ciclo de las semillas, lo más importante es que conozcas las fases de tu ciclo menstrual. La primera fase del ciclo menstrual es la fase folicular, que comienza el primer día de tu sangrado hasta la ovulación; suele durar alrededor de 14 días. La segunda fase es la fase lútea: comienza con la ovulación y termina con tu siguiente sangrado, y esta fase también dura alrededor de 14 días. 

En la fase folicular, se espera que aumente el estrógeno, mientras que durante la fase lútea deben aumentar los niveles de progesterona.

 

semillas de calabaza

 

 

Ciclo de las semillas paso a paso

 

Cuando decimos que hay que sincronizar nuestro ciclo menstrual con el consumo de semillas, tal vez te suene complicado, sin embargo, implementar en tu rutina el ciclo de las semillas es realmente fácil.

Durante la fase folicular (desde el primer día de sangrado y 14 días más), consume semillas de linaza y de calabaza. Las semillas de linaza mejoran nuestros niveles de estrógeno. Estas semillas contienen antioxidantes que se unen a las cadenas libres del exceso de estrógeno y ayudan a eliminarlo.

Por su parte, las semillas de calabaza tienen un alto contenido de zinc que respalda la producción de progesterona, en especial durante el momento en que comienza a aumentar la secreción de esta hormona, preparándose para el siguiente ciclo.

Durante la fase lútea, consume ajonjolí y semillas de girasol. El ajonjolí es rico en zinc y permite aumentar tu producción de progesterona, y además ayuda a bloquear el exceso de estrógeno. Las semillas de girasol son ricas en vitamina E, que aumenta la producción de progesterona y selenio que ayuda a desintoxicar el hígado.

 

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Si has estado a dieta muchas veces a lo largo de tu vida y el resultado en general es frustrante o si sientes que tu relación con la comida puede mejorar; este artículo es para ti. Hicimos un análisis de la diferencia entre dietas restrictivas y nutrición consciente de la mano de la nutrióloga Aranza Iñiguez. Fotos: Unsplash.

Platicamos sobre nutrición consciente con la nutrióloga Aranza Iñiguez, conocida en redes como Nutrintuitiva. Ella es nutrióloga no basada en el peso, certificada en psicología de los alimentación, licenciada en nutrición, especialista en trastornos de la conducta alimentaria y paciente recuperada de trastornos de la conducta alimentaria, así que sabe bastante sobre este tema, incluso por propia experiencia.

 

Las dietas restrictivas al descubierto

 

Lo primero que Aranza nos comentó es que el problema con las dietas restrictivas es que están diseñadas con el único objetivo de perder peso, ya sea por medio de restricción calórica. Las encontramos bajo muchos esquemas como el reto de 21 días, el reto de jugos, detox, dieta cetogénica (o keto), ayuno intermitente extremo y la mayoría de las veces las personas se someten a ellas sin supervisión médica.

Además se han confundido la culturas de dietas con salud, sin embargo pueden llegar a representar todo lo contrario a un esquema saludable. Pues en general te hacen sentir culpable por comer o frustrada por no llegar a los objetivos. En algunos casos toda esta cultura de la dieta puede generar trastorno de la conducta alimentaria, que además son difíciles de diagnosticar.

Las dietas restrictivas hablan de la delgadez como categoría de valor moral y condenan todo cuerpo que se salga de este modelo y no toman en cuenta la edad o la salud general de quienes se someten a estas dietas. Además son polarizadas, por ejemplo satanizan o santifican a los alimentos. Y peor aún, a partir de hacer muchas dietas sin supervisión, se pierde masa muscular y el ámbito hormonal se descontrola.

 

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