Aficionados que viven la intensidad del futbol… Esta es mi columna sobre cómo disfrutamos este deporte en familia y cómo, si no vas a Qatar, puedes vivir esta pasión con una escapada a Pachuca, ciudad considerada La cuna del futbol. Y sí, mientras escribo esto mi hijo de cinco años y mi hija de cuatro están viendo el partido amistoso de México vs Irak, rumbo a la Copa Mundial 2022. ¡Descubre lo qué visitamos en La bella airosa y nuestra afición familiar por el balompié! Fotos: Elsa Navarrete.
Escapada a Pachuca: la cuna del futbol mexicano
El torneo de futbol más importante del mundo está por comenzar. Miles de aficionados mexicanos y de otras latitudes viajarán en los próximos días para vivir en carne propia la fiesta más grande del balompié. Pero para quienes disfrutaremos la Copa Mundial de Qatar 2022 desde nuestras televisiones, una buena idea es hacer una escapada a Pachuca, a solo una hora 30 minutos de Ciudad de México, para descubrir dos templos que le rinden homenaje a este deporte.
Pero, ¿por qué Pachuca es considerada la cuna del futbol mexicano? En 2014, el Congreso Local decretó que sería la “Cuna del Futbol Mexicano, Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de Hidalgo”, debido a que se tienen documentos de que aquí se jugó en 1989 el primer partido de futbol en México.
El futbol de forma (aún más) lúdica
Para emocionar más a los niños cara al Mundial, hicimos una escapada a Pachuca donde se levantan el Centro Interactivo Mundo Futbol y el Salón de la Fama del Futbol Internacional. Como tal el primero de ellos no es un museo, es un espacio interactivo con actividades (muy) divertidas; es más, me atrevería a decir que no necesitas ser aficionado del futbol para disfrutarlo.
Este “museo” tiene cuatro salas temáticas y más de 50 exhibiciones interactivas. El recorrido inicia en el Túnel FIFA, que simula la entrada a un estadio como si fueras un jugador profesional, para llegar a la primera zona donde se habla sobre el origen del deporte y un poco de su historia. Ahí, encontramos la primera de las exhibiciones idónea para los niños. Frente a un enorme globo terráqueo, se escucha cómo se narran los goles en diferentes partes del mundo en el idioma original, mientras se prende el país correspondiente.
Pero no solo hay proyecciones, audios y multimedias interactivos, sino que también te ponen a prueba con diferentes actividades físicas, sin duda, la parte favorita de los pequeños. Así, medimos nuestra velocidad, qué tan alto brincamos y la velocidad de nuestros tiros, cobramos penales a un portero virtual, también nos convertimos en portero y fuimos parte de un divertido futbolito humano. Por último, te encuentras con un set de televisión y una cabina de radio para sentirte como un jugador profesional entrevistado por los medios de comunicación, y con un mini estadio para echarse una buena cascarita. ¡Sin duda, vale todo el esfuerzo esta escapada a Pachuca!
En el balón más grande del mundo
La entrada general ($99 MXN; los menores de cinco años no pagan) te incluye entrar al Salón de la Fama que, alojado en la edificación en forma de balón más grande del mundo, con más de 40 metros de altura, reconoce a las grandes figuras. Aunque lo más divertido, para los niños pequeños, es descender esta estructura junto con las hermosas vistas que regala de la ciudad. Pero esta escapada a Pachuca no tiene porque terminar aquí, también hay un paquete con un precio de $150 que te incluye también un tour por el Estadio Hidalgo.
La pasión por el balón
Sin duda, en México el futbol es todo un fenómeno, pero no todos conocen la esencia de este deporte: hay que contemplar sus diferentes matices para engancharse. Primero, para muchos, significa el deporte con el que crecimos, el que practicamos cuando éramos niños, el que nos hizo ser parte de un equipo cuando íbamos en la prepa, el que nos habita hoy en día, el que se convirtió en tema en común con tu papá, el que se convierte en otro pretexto de viaje como esta escapada a Pachuca. Luego, algunos nos deleitamos viendo cómo los jugadores escriben poesía con el balón y los partidos en vivo nos resultan una fiesta deportiva donde gritas, te emocionas, saltas, lloras… Noventa minutos concentrados, de euforia y de desahogo: casi casi me parece que es como ir a terapia.
Además de esta pasión, tiene enseñanzas para los niños más allá del desarrollo físico, como fomentar la autonomía personal, la disciplina, la capacidad de organización y concentración, manejar emociones como la frustración, y trabajar en equipo. Hasta llenar el álbum Panini, una tradición que inició en 1970, me mostró que reunir 670 estampas en total significa compartir, convivir y que los niños aprendan sobre banderas y países.
Siempre hay que darle lo mejor que podamos a nuestros hijos: tiempo, ejemplos, buenos hábitos, muchísimo amor y también gusto por el deporte, porque esto es una forma de aprender jugando, de mantener la mente y el cuerpo activo, mientras se adquieren diferentes tipos de habilidades y conocimientos. ¿Necesitas más motivos para hacer una escapada a Pachuca y mostrarle más de este deporte a tus hijos?
Dónde comer en la cuna del futbol mexicano
- Sotero En esta escapada a Pachuca, haz un viaje gastronómico por Hidalgo a través de un menú tan cambiante como el clima de La bella Airosa. En este restaurante de cocina local por el famoso chef Aquiles Chávez, encontrarás cocciones prolongadas a baja temperatura e ingredientes que están en desuso, como conejo y guajolote. Sí, fuimos con los niños y comieron unos taquitos de short rib ribeteados, perfectos para ellos. Cheque promedio: $500. Dónde. Dr. Manuel del Corral 101, Real de Minas. sotero.com.mx
- Asados Don Abel En un restaurante familiar, que luce como una acogedora cabaña, comerás unos excelsos tacos de jabalí. No dejes de probar alguno de sus deliciosos caldos: sopa de setas, frijoles charros o consomé de barbacoa. Cheque promedio: $250. Dónde. Valle de San Javier 200, Valle de San Javier. FB: @DonAbelPachuca.
¿Listo para una escapada a Pachuca para seguir viviendo la pasión del futbol junto con tus hijos?
También lee Glamping en Malinalco: un respiro para disfrutar a nuestros hijos.
