Bajo los cielos de otoño, recorre los campos de España en busca de hongos o intérnate en los bosques del Piamonte para descubrir trufas. También podrás vendimiar en las ondulantes colinas del Valle del Douro, seguir la ruta de la sidra en Normandía o recolectar pimientos en los Pirineos. Estas cinco experiencias de otoño para saborear a Europa son perfectas para hacer un viaje gastronómico idílico en este continente. Texto: Lucy Kehoe / Fotos: Carl Pendle; Gary Latham; Unplash; Adobe Stock. 

 

Encuentra hongos en España

 

Europa

 

Las cascadas, bosques y rocas escarpadas de Teruel, en el norte de España, albergan más de 20 variedades de hongos comestibles. Los recolectores de pueblos cercanos se levantan con el sol para encontrar sus favoritos, recogiendo porcini, níscalos y los mal llamados «trompetas de la muerte”.

Si no estás seguro de salir solo en esta experiencia de otoño en Europa, pasa por la oficina de turismo en Albarracín (Calle San Antonio 2) para organizar un tour con un lugareño. Para probarlos, basta ir a las trattorias que bullen con la llegada de los productos otoñales. Los porcini flotan en sopa de ajo y los níscalos acompañan a la perdiz o se incluyen en un guiso de jabalí en vino tinto.

Cordero y cabrito cocidos a fuego lento se sirven en Rincón del Chorro, mientras que en La Alcazaba no puedes perderte la trucha de río y el venado. Hospédate en la Casa de Santiago: su último piso ofrece vistas otoñales a los tejados de color terracota de esta ciudad medieval.

 

Vendimia uvas en el Valle del Douro

 

Vendimias

 

Cuando el otoño alcanza la cima de las colinas del valle del Douro, en Portugal, comienza un proceso centenario. A medida que el sol de la mañana se refleja en las vides, un rastro de recolectores vestidos con bufandas y sombreros comienza a serpentear a través de colinas onduladas. Están recolectando la cosecha de las uvas de la región, colocando racimo tras racimo en cajas de plástico.

La mayor parte de la fruta se destina a la producción de oporto que se elabora en las bodegas de la ciudad homónima, pero algunas también llegan a las botellas de vino de mesa, produciendo tintos tánicos e intensos y blancos de acidez animada.

Si deseas vivir la experiencia de la pisca, la bodega Quinta da Pacheca ofrece un día completo de recolección, con una comida que incluye sopa de cebolla y sardinas horneadas, mientras que las tardes puedes pasarlas pisando tinas repletas de uvas para una gran experiencia de otoño en Europa.

 

Busca trufas en Piamonte

 

Trufas

 

En los bosques que se extienden entre las ciudades piamontesas de Asti, Alessandria y Alba, en Italia, la banda sonora del otoño incluye el sonido de las patas que crujen contra la tierra y un jadeo silencioso mientras una nariz húmeda sigue el aroma de las trufas. Estos perros guiados por los cazadores de trufas, los tartufai, caminan por el bosque desde octubre hasta finales de diciembre, en busca de «oro blanco».

Las trufas blancas crecen en la tierra a una profundidad de entre 60 y 70 centímetros, por lo que solo los perros entrenados y los cerdos pueden encontrarlas. El kilo puede llegar a costar hasta $6,000 EUR, ya que son silvestres y es muy valorado su aroma y sabor. Desde octubre y hasta el 27 de noviembre, la plaza Cortile della Maddalena, en Alba, se llena de comerciantes que ofrecen su preciada cosecha de trufas.

Si lo que buscas es adentrarte en el bosque, llega en diciembre, cuando los precios de los hoteles bajan un poco. Los recolectores locales pueden resistirse a revelar sus lugares de cosecha sagrados, pero te dirán que las mejores trufas se encuentran cuando llega el frío.

En la cima de una colina rodeada de viñedos, el hotel La Villa ofrece una experiencia con un recolector de trufas y su perro en una reserva privada. A tu regreso, disfrutarás de una cena con trufas. También dirígete a La Piola para probar un plato de tagliatelle con una salsa cremosa de queso y huevo. Cada plato se termina con virutas de trufa blanca y se acompaña con una copa de barolo local.

 

Explora la ruta de la sidra en Normandía

 

Ruta de la sidra

 

Pays d’Auge de la Baja Normandía es una tierra teñida en sepia, conformada por prados dorados, colinas y huertos de manzanos cubiertos de niebla. La mitología dice que las manzanas se coronaron como la fruta preferida de la región porque se dan mejor en climas frescos. A lo largo de los 40 kilómetros de carretera que componen la ruta de la sidra, se producen (y se beben) todo tipo de variantes de esta bebida a base de manzana.

En los restaurantes, la cocina francesa se acompaña con jarras espumosas de cidre doux (dulce) y cidre brut (seca). Ya sea para darse un festín con pescado rape pochado y envuelto en una guarnición de limón, apio y cilantro en el célebre SaQuaNa o para sentarse a comer tripes à la mode de Caen, una especialidad elaborada con los cuatro estómagos de la vaca cocinados a fuego lento en sidra y crema, en el rústico Rouen Bistró.

La reluciente fruta es también protagonista en algunos de los mejores alojamientos de la región. Los hoteles de Pays d’Auge poseen cierta elegancia y resplandecen con sus jardines, torres de madera y spas que recuerdan a los baños alemanes.

Como otra experiencia de otoño en Europa, alójate en La Ferme Saint Siméon de Relais & Châteaux, donde utilizan productos a base de manzana para sus tratamientos. Después, dirígete al bar del hotel y pide un coctel pommeau —una mezcla de jugo de manzana con un toque de brandy—. O bien, ordena una copa de Calvados. Destilado por solo 350 productores locales, este aguardiente de manzana añejo se conserva en barricas de roble durante un periodo de dos a 50 años.

 

Recolecta pimientos en los Pirineos

 

Europa

 

El rojo está en todas partes de la región vasca francesa; en sus techos terracota, en los toldos escarlata de sus cafeterías y en las contraventanas que contrastan con los edificios blancos. Dirígete a las montañas de los Pirineos y verás cómo este color incluso se cuela entre los campos cuando la temporada de piment d’Espelette alcanza su punto máximo.

El lado francés tiene un fuerte orgullo culinario, y estos pimientos rojos son su condimento insignia. Es la única especia denominada D’Origine Protégée (AOP) en Francia y se cultiva en 10 comunas designadas, pero la mayor parte de su producción se asocia con la ciudad que comparte su nombre: Espelette. A principios del otoño, los trabajadores se dirigen a los campos para cosechar desde finales de agosto y hasta principios de diciembre.

En La Réserve, Pierre Boffo utiliza estos pimientos en un menú que exhibe lo mejor de la despensa de la región: el gazpacho de sandía y tomates Bastelica es imperdible.

Mientras que en Espelette, el Hôtel Euzkadi sirve especialidades como foie gras con pimiento y entradas con ventrèche (tocino casero). De regreso a casa de esta experiencia de otoño en Europa, lleva contigo pimientos de Espelette deshidratados o algunos frascos de pimiento en polvo para cocinar con estas delicias.

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