En San Cristóbal de Las Casas ha surgido un movimiento turístico y gastronómico que invita a visitar esta ciudad durante varias semanas, en calma, con la fortaleza y seguridad que brinda la Lincoln Navigator 2022MYFotos: Charly Ramos.

 

El encanto de San Cristóbal de Las Casas

 

Chiapas es territorio originario y mestizo. Chiapas es territorio de riqueza, y no solo por su geografía: sus diversas culturas conviven y se expresan de forma magnífica y espléndida. Un viaje por este paraíso en la Tierra —proponemos con respeto— debería iniciar en San Cristóbal de Las Casas, testigo sabio del crisol —en ocasiones nada fácil— que anida la diversidad étnica y el pasado colonial.

Cuando conduces la Lincoln Navigator 2022MY por las calles de San Cris —como lo llaman cariñosamente los lugareños—, lo mejor es bajar las ventanillas para escuchar a personas que hablan tseltal, una de las 12 lenguas originarias del estado.

 

Catedral de San Cristóbal de Las Casas

 

Junto a esta sonora y rítmica presencia maya, podemos hallar un miríada de rincones turísticos, una explosión de hoteles boutique y una oferta gastronómica contemporánea muy orgullosa de sus raíces.

Aunque se recomienda conducir despacio —el tráfico vehicular, incluyendo motocicletas, ha aumentado—, no nos preocupamos, pues el Sistema de Sensores de Proximidad Delanteros de la Lincoln Navigator 2022MY te detiene totalmente si verifican algún riesgo de contacto. Y lo comprobamos de manera literal.

 

Comunión de sabores

 

Las calles de San Cristóbal de Las Casas, con sus edificaciones de estilos neoclásico y algunas barrocas, son bellas pero estrechas. Elegimos el Modo de Manejo Moderado de la Navigator (de entre las opciones que tiene: Normal, Emoción, Moderado, Condiciones Extremas, Subida Lenta y Resbaladizo, 4×4) para llegar tranquilamente a Tierra y Cielo.

 

Lincoln Navigator en San Cristóbal de Las Casas

 

El restaurante de la chef Marta Zepeda, quien ganó Premio Nacional de Calidad 2015, es refrescante en varios sentidos. Sus espacios amplios nos dan la sombra que necesitamos a mediodía, mientras que el tascalate —bebida de maíz tostado, canela, achiote y azúcar— nos retira el sudor de la frente.

Los platillos de la chef Marta Zepeda recrean nuestro paladar para confirmar por qué Chiapas es un destino gastronómico por derecho propio. Y son como su sonrisa: franca y se muestra sin artificios. Los ingredientes locales son las joyas con que Tierra y Cielo festeja sus 15 años de vida.

En el “reino” de la chef Zepeda probamos el aguachile de camarón fresco en pipián de pepita de calabaza con carne ahumada, inspirado en la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo. También el mole coleto con muslo de pollo deshuesado, plátano macho, chocolate y pan de yema. Como postre, disfrutamos el sorbete de chocolate con piña asada y turulete, una galleta de maíz tostado. ¡Presencias gustativas inolvidables!

 

Chef Marta Zepeda de Tierra y Cielo

 

 

Secretos del alma chiapaneca

 

Gracias a la Transmisión Automática SelectShift® de 10 Velocidades con Paletas de Cambios al Volante de la Navigator, llegamos sin apuro alguno al primer hotel boutique de Chiapas: Casa del Alma, sede del restaurante El Secreto. Allí, la chef Lucia Ríos Mendieta nos recibe con un desayuno de tamales de frijol, de chipilín y de la milpa. Cada uno es más delicioso que el otro.

 

Tamales de El Secreto

 

La fachada y las tradicionales tejas rojas tienen una perspectiva mágica. Una vez dentro, no se sabe cómo se “escondieron” los tres pisos con casi 30 suites de este hospedaje. La sorpresa es mayor cuando se miran, en todas las áreas comunes, las obras del artista japonés Akio Hanafuji, quien falleció a principios de 2022.

La fusión de elementos culturales chiapanecos con la técnica nipona y contemporánea de Akio se vive también en el interior de las habitaciones, pues cada una alberga reproducciones impresas de detalles de las pinturas. Habitaciones desde: $2,300 pesos en temporada baja.

 

Fuerza guerrera

 

Los creadores de la bebida de cacao fueron los mayas. Por eso, probar una mítica bebida chiapaneca —claro, además de las delicias del café— fue el motivo para iniciar la búsqueda en internet, mediante la Conectividad Wi-Fi® Integrada de Lincoln Navigator 2022MY. El resultado arrojado fue Cacao Nativa, una empresa netamente mexicana.

Allí probamos un refrescante chocolate frío con agua de su molienda Más Cacao Maya, con 100% cacao. Mientras, la gerente Elizabeth Michua nos explicó que Cacao Nativa cumplió 7 años y que adquiere el cacao con pequeños productores del Soconusco a precio justo. De igual forma percibimos una inscripción en los muebles y en varios elementos del diseño interior: “Hecho a mano”. Con este entrañable experiencia dulce, nos dijimos con mucha energía al siguiente objetivo de nuestro viaje.

 

Cacao Nativa

 

 

San Cristóbal de Las Casas paso a paso

 

Todas las calles de San Cristóbal de las Casas tienen su encanto. Pero uno de los barrios más bellos en sin duda El Cerrillo, donde los llamativos colores construyen su propia narrativa en las fachadas. Pero si de ir de compras o conocer el lado más internacional de San Cris se trata, los andadores turísticos son la opción. Hay tres para todos los gustos: Eclesiástico, Del Carmen y Guadalupano.

Al andar por el Eclesiástico se llega a la Catedral de San Cristóbal de las Casas (en reparaciones tras el terremoto de 2017). También al Museo de la Ciudad, a la Plaza 31 de Marzo y al famoso Café Bar Revolución. El de Del Carmen conduce a la Sala de Bellas Artes, justo al lado del también famoso Arco del Carmen, perteneciente al templo del mismo nombre.

Un caminar más pausado por el andador Guadalupano (o Real de Guadalupe) es muy recomendable, porque allí se encuentran Cafeología. En este lugar se investiga, educa y se desarrolla el café como una verdadera ciencia alquímica. También está la inigualable Poshería, donde probamos el Pox Ceremonial, un aguardiente de 53 grados elaborado con maíz. En esta sede nunca faltan las miles de fotografías.

 

Músicos en La Poshería, San Cristóbal de Las Casas

 

 

El arcoíris vive en la tela

 

En un arriesgado ejercicio, se puede definir a Zinacantán con dos palabras: honor y respeto. Cuando llegamos a la Plaza Central de este poblado, vemos llegar un contingente de unos 60 o 70 hombres, quienes acompañan a la autoridad local. Todos hablan la lengua tsotsil.

Bajamos de la Lincoln Navigator 2022MY en señal de respeto y vemos cómo una parte del grupo se refleja en las Barras de Techo Cromadas y la Parrilla de Aluminio Satinado. Es difícil mirar una muchedumbre tan gallarda, orgullosa, respetuosa y armónica como ellos. Portan un colorido cotón o pok’u’ul con flores, como los que hacen Catalina y Juana en su telar de cintura.

En su taller familiar, ellas nos platican sobre su amor por los animales y las figuras geométricas, elementos que han incluido en sus diseños textiles. Antes solo se acostumbraba plasmar flores.

Luego de probar un pox tradicional y un caldo de res ahumada, no sin antes comprar los micro-universos que salen del telar de cintura, activamos desde nuestro celular la Lincoln Way App con Phone As A Key para tomar nuestro camino de regreso a casa.

 

Artesana de Zinacantán, Chiapas

 

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La cocina chiapaneca puede estar presente en tu hogar por medio de esta receta de asado coleto. Esta deliciosa preparación es típica del estado y quién mejor que la chef Marta Zepeda, creadora del restaurante Tierra y Cielo, en San Cristóbal de las Casas, para compartirnos el paso a paso. ¿Listo para cocinar? ¡Toma nota! Fotos: cortesía Tierra y Cielo.

 

Asado coleto

 

Rendimiento: 6 porciones

 

Ingredientes:

 

Para el asado

  • 1 kg de pierna de cerdo
  • 1 cdta. de sal
  • ¼ de taza de manteca de cerdo
  • 4 chiles anchos
  • 2 dientes de ajo
  • 1 ramita de tomillo
  • 1 ramita de orégano
  • 1 ramita de canela
  • ½ cdta. de pimienta negra molida
  • 2 cdas. de vinagre de manzana
  • ¼ de taza de mistela de membrillo o durazno
  • 1 cdta. de sal
  • 1 cdta. de azúcar morena

Para acompañar

  • 2 tazas de lechuga picada
  • 2 cebollas de Cambray
  • 3 rábanos
  • 1 taza de frijoles tiernos de la olla
  • ¼ de taza de queso de cuadro de Chiapas
  • 12 tortillas de maíz criollo o tostadas
  • Para la vinagreta de limón
  • 2 limones, el jugo
  • 1 cdta. de vinagre de manzana
  • ¼ de cdta. de orégano
  • Flor de sal, al gusto
  • Pimienta, al gusto

 

Procedimiento:

 

  1. Cortar la pierna de cerdo en trozos de 5 centímetros y agregar sal. Poner la manteca en una cacerola y, cuando esté caliente, sellar la carne y reservar.
  2. Desvenar, asar y remojar los chiles en agua caliente durante 5 minutos.
  3. Asar el ajo, el tomillo, el orégano, la canela y la pimienta. Licuar las especias junto con los chiles, el vinagre, la mistela y la sal. Colar y agregar a la cacerola de la carne y dejar cocinar a fuego medio durante 40 minutos.
  4. Para la vinagreta de limón, mezclar todos los ingredientes hasta integrar. Preparar la lechuga finamente picada con aros de cebolla de Cambray y rábano, rociando encima la vinagreta de limón.
  5. Servir el asado coleto con la ensalada fresca y frijoles de la olla con queso Chiapas espolvoreado. Acompañar con tortillas de maíz o tostadas.

 

Consejos de la chef

 

«Coleto es el gentilicio de las personas de San Cristóbal de las Casas, mismo que le da el nombre a nuestra receta de hoy». Estas fueron las palabras con las que la chef Marta Zepeda inició nuestro streaming «Dime qué tienes en tu refri y te diré qué cocinar». «Es un platillo tradicional de fiesta, que se sirve sobre todo en cumpleaños«, continuó. Así, el asado coleto consiste en una cocción lenta de carne de cerdo cocinada con un adobo de chiles y especias.

 

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La chef Marta Zepeda nos compartió sus tips para elaborar este platillo festivo. Uno de los consejos más importantes al iniciar la preparación es que hay que tostar los chiles por un corto tiempo sobre el comal. De esta forma, la preparación no obtendrá un sabor amargo. Otro tip es cocinar lentamente la carne junto con el asado, aproximadamente dos o tres horas, para lograr que se integren los sabores y así obtener un resultado suave.

Para acompañar, la chef nos recomendó que acompañáramos con una ensalada fresca, frijoles de la olla y con tortillas o tostadas de maíz criollo, tal y como ella acostumbra en su restaurante Tierra y Cielo. El queso de cuadro de Chiapas también le da un sabor especial como guarnición sobre los frijoles. Por supuesto, una refrescante bebida de maíz chiapaneca, como lo es el tascalate, va perfecto con este platillo.

 

 

Experiencias en Chiapas

 

La locación para la clase en vivo de la chef fue en Casa Carmen, un lugar que la chef utiliza para crear experiencias de cocina que funciona a través de Airbnb. Sin embargo, esta no es la única forma en que Marta Zepeda comparte sus sabores de origen. También promueve Chiapas Gastrocultural, una asociación para promover el estado a través del gastroturismo.

 

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Durante nuestra transmisión en vivo, Marta Zepeda nos compartió que está de fiesta por el aniversario número 15 de su restaurante, por lo que este año tiene grandes sorpresas. Entre ellas, cenas especiales con invitados de su región y una gran cena de aniversario que se llevará a cabo a mediados de año. Cuando visites San Cristóbal de las Casas, no dudes en hacer una parada en Tierra y  Cielo para consentirte con delicias de la cocina chiapaneca. ¡Te encantará! Sigue los pasos de la chef en Instagram: @martazepeda

Pocos restaurantes pueden escribirse a la par de la gastronomía contemporánea de un estado, pero Tierra y Cielo lo hace de la mejor manera. Este espacio, ubicado en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, está festejando 15 años de vida, y nos unimos a su celebración con una entrevista a su creadora, la chef Marta Zepeda. Conoce aquí todos los secretos de este establecimiento dedicado a enaltecer la comida chiapaneca. Fotos: cortesía.

 

Tierra y Cielo, partiendo del inicio

 

Para entender todo sobre este restaurante, hay que comenzar hablando de Marta Zepeda, quien es la creadora del proyecto. Esta chef chiapaneca dejó San Cristóbal de las Casas a los 14 años para mudarse a estudiar a Ciudad de México, pero conservó siempre en su memoria buenos recuerdos cocinando junto a su abuela, quien le compartía diversas recetas al estilo de su rancho.

Cuando decidió estudiar hotelería, también vino la añoranza de estar fuera de su estado y así llevó su proyecto de tesis a la realidad, hasta materializarlo en el restaurante Tierra y Cielo. Aunque sus planes no siempre fueron esos, su jugada cambió y en 2004 comenzó la remodelación de la casa que fue de sus abuelos. Este fue un proceso largo, de tres años, hasta que en enero de 2007 pudieron iniciar operaciones y a la fecha continúan en el mismo lugar.

 

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En sus inicios, la cocina del restaurante no estaba centrada en las tradiciones chiapanecas, pero en 2008 participó en una convocatoria de CANIRAC y obtuvo el premio al Mérito Empresarial por su cocina regional. Con esto sintió que debía focalizar su propuesta en la gastronomía local, al igual que pensó en el acierto de promover los sabores autóctonos entre los visitantes del destino.

 

En equipo es mejor

 

Tierra y Cielo es uno de los ejemplos que hacen que el amor en pareja sea la base para un proyecto exitoso. Desde 2012, el chef Kiev Rueda forma parte activa del restaurante. «Fue algo maravilloso encontrar a alguien que también tenía esta visión y amor por el estado. Yo creo que siempre se ha sumado a la visión y le ha aportado mucho al restaurante, sin él, el proyecto no sería lo que es ahora», afirma la chef Marta.

 

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Sobre el sabor que le han dejado 15 años de esta historia, Marta Zepeda cuenta: «Ha sido un trayecto de mucho aprendizaje, en el que también se fue consolidando el proyecto. Hoy en día están muy sentadas las bases de nuestra propuesta chiapaneca y lo logramos a través de recetas tradicionales, ingredientes locales y de trabajar con cooperativas, productores, artesanos y Reservas de la Biósfera. Es una cadena de valor muy bonita que engloba todas las artes y la cultura del estado».

En San Cristóbal de las Casas o mejor conocido entre locales como «San Cris», Tierra y Cielo ha sido un parteaguas como modelo gastronómico. Sin duda, ha transmitido entre otros restaurantes su visión de promover los ingredientes locales. En este Pueblo Mágico, que es el epicentro culinario del estado, también convergen otras cocinas del mundo, pero la chef señala: «No importa qué cocina hagas, lo que importa es que beneficies al estado».

 

Chiapas en la mesa 

 

En la mesa de Tierra y Cielo, el maíz juega un papel muy importante y se aprecia directa o indirectamente en el menú, en el que encontrarás desde bebidas hasta postres. Así sucede con los tacos, quesadillas o los chinculguajes, una especie de sopes típicos en Chiapas que están rellenos de frijol. Pero también está presente en muchas salsas que se espesan con este ingrediente e incluso tienen un molino. En este diario realizan la nixtamalización de las variedades criollas con las que trabajan.

Otros productos que se encuentran en la mesa de esta restaurante son el cacao, los quelites, los frijoles y el café, así como la tradición coleta (gentilicio de las personas que habitan en San Cristóbal de las Casas) de los embutidos, que vive activamente en la región.

 

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En cuanto a los platillos, «el mole es el plato que nunca podemos quitar», confiesa la chef. «Es diferente porque tiene notas dulces al elaborarse con plátano macho de la costa, chocolate y pan de yema para espesar«. Esta preparación la encontrarás con el mismo plátano macho, con vegetales, pollo o incluso con costilla de cerdo.

Por supuesto, las bellezas naturales de Chiapas también se disfrutan a la par de sus sabores. Para ello, la chef Marta Zepeda recomienda visitar el Soconusco y recorrer sus fincas cafetaleras. «Me llena de orgullo y satisfacción ver a un Chiapas representado en Tierra y Cielo. Es un estado que tiene todo para estar dentro de las mejores cocinas, además de que tiene mucha diversidad, culturas vivas y magia en cada pueblo que visitas».

 

Celebra el 15 aniversario

 

Como parte de los festejos de sus 15 años, en Tierra y Cielo están por lanzar Chiapas Gastrocultural, una asociación para promover el estado a través de proyectos afines. «Vamos a trabajar con varias lineas de investigación, desarrollo y educación para saber más y hacer del restaurante un espacio para la promoción y el estudio de rutas gastroculturales, que incluyen puntos como artesanías de Amatenango del Valle, café o el destilado de aguamiel, comiteco».

 

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Además, tienen preparadas cenas especiales con chefs locales invitados. Estas se llaman Jueves que saben a viernes y hay una diferente cada mes. En cada uno de estos eventos promueven un producto local, de la mano de un productor o artesano.

Mientras que el magno evento de aniversario está planeado para mayo y tendrá como invitados a los chefs Guillermo González Beristáin, Eduardo Morali y Jonatan Gómez Luna. Constará de una cena maridaje con menú de ocho tiempos y habrá una celebración con ritual al maíz, música y artesanías chiapanecas. Consulta las redes sociales del restaurante para que no te pierdas la fecha y no dudes en visitar este restaurante en San Cristóbal de las Casas. tierraycielo.com.mx

 

 

También lee: Comiteco, el destilado chiapaneco que se pondrá de moda. 

El pasado cuatro de diciembre el Restaurante Tarumba cumplió su primer aniversario. Para la celebración se hizo un empate entre sabores chiapanecos y oaxaqueños. El chef ejecutivo Jorge Gordillo invitó a los chefs Erik Santiago, de Pirul Experiencias Gastronómicas, y Josefina López Méndez, del restaurante Chapulín, a realizar una noche épica en el corazón de San Cristóbal de las Casas. Acompáñanos a revivir esta memorable cena. Fotos: Cortesía. 

 

Jaime Sabines inspiración chiapaneca

 

Algo debe tener Chiapas para dar a luz a poetas, pintores, artistas excepcionales. Entre las personas ilustres que se han inspirado en la esencia chiapaneca está la poeta Rosario Castellanos, Raúl Garduño y el maestro Jaime Sabines. De este último podríamos mencionar el legado que dejó a los mexicanos, pero en esta ocasión destacamos la iluminación que generaron sus escritos para crear el Restaurante Tarumba, que el pasado 2021 cumplió su primer aniversario.

En las instalaciones de Sombra del Agua, hotel que se encuentra a dos cuadras del centro de San Cristóbal de Las Casas, se ubica el restaurante. Al entrar, un aura poética embarga cada uno de los sentidos y es que los principales elementos que embellecen el recinto fueron los poemas de Jaime Sabines; de ahí el nombre del hotel, restaurante y habitaciones.

 

Restaurante Tarumba

 

En Tarumba tomamos ingredientes originarios de las tierras chiapanecas y los convertimos en algo extraordinario, lo logramos con ayuda de utensilios tradicionales como el comal de barro. Nuestra labor es posicionar, al mismo nivel que se reconocen a los paisajes de nuestro estado, las creencias, la cultura y, principalmente, la gastronomía”, así lo expresó el chef ejecutivo proveniente de la comunidad de Ocosingo, Jorge Gordillo.

 

Noche chiapaneca con sabores oaxaqueños

 

La preparación de los seis tiempos de la cena de aniversario, conllevó ir al Mercado Viejo para comprar los ingredientes más frescos. Los zapotes negros y hortalizas recorrieron los puestos ambulantes, hasta llegar al restaurante. Por la noche los manteles largos estaban puestos y los chefs Josefina López, Erik Santiago y Jorge Gordillo se dedicaron a la cocina.

A la luz de las velas, con el clima frío que caracteriza a la zona alta del estado de Chiapas, bebimos un coctel de comiteco, destilado de aguamiel típico de Comitán, acompañado con jugo de limón, pepino, hierbabuena, jarabe natural, un toque de licor de naranja.

Ha sido un año de fortalecimiento del equipo, de experimentar y llevar un poco de Chiapas fuera del estado. Chef Gordillo te doy las gracias por la evolución gastronómica que has tenido, has puesto a Tarumba en una posición importante en poco tiempo.”, esas fueron las palabras de Enrique Torresbatiz, director de Sombra del Agua y de la división Turismo de Grupo Farrera, para dar inicio a la velada.

 

Restaurante Tarumba

 

 

Festín multisensorial

 

El primer tiempo corrió a cargo del chef Erick Santiago, que manifestó a la cultura oaxaqueña con los ingredientes que seleccionó. Nos presentó un ceviche de aguacate con atún de Ensenada y chapulines, de maridaje se optó por cerveza artesanal Jules Nautilus, con notas a durazno y manzana.

Un imperdible fue el huachinango envuelto en hoja santa con mole verde del Valle de Oaxaca, acompañado con puré de camote, que le otorgó un toque dulce al platillo. Este tiempo fue realizado la por la chef Josefina López Méndez.

 

Restaurante Tarumba

 

El plato estrella estuvo a cargo de los chef Santiago y Gordillo. Presentaron conejo confitado, bañado en mole negro de la sierra de Oaxaca, acompañado de arroz rojo, plátano macho y tortillas de maíz. Su sabor nos recordó a las fiestas patronales tradicionales de los pueblos del sur de México; se resaltó con el vino Mariatinto del Valle de Guadalupe, gracias a sus notas de fruta negra.

Restaurante Tarumba está abierto desde las 7:00 a las 23:00. Cuenta con la “Barra San Juan”, en la que disfrutarás de cocteles y excelente gastronomía, en una experiencia culinaria única que te da a probar un pedacito de Chiapas. Cheque promedio: $500 por persona. Dirección: Prol. 1o. de Marzo 15, Zona Centro, 29200 San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Reservaciones: [email protected]. IG: @tarumba.mx 

 

El equipo de Food and Travel México te llevará de paseo por un país cuyo encanto hipnotiza a propios y a extraños. Entre anécdotas entrañables, reafirmarás que esa magia reside en sus costumbres y rituales, la diversidad de sus paisajes naturales, la calidez de su gente y su cocina legendaria. Disfruta y al mismo tiempo recorre y cómete a México a través de estos nueve relatos que te harán reafirmar tu amor por nuestro país.

 

Real de Catorce

 

 

Elsa Navarrete, coeditora, regresó impregnada de la melancolía que provoca caminar entre los vestigios de una bonanza minera, y sorprendida al ver el ritual de los huicholes en el Cerro del Quemado, en San Luis Potosí, México. 

 

Recorrer México

 

Todo se inició cuando crucé la puerta de entrada obligatoria: el Túnel de Ogarrio. Después de esperar mi turno, ya que para autos es de un solo sentido a la vez, y recorrer sus 2.3 kilómetros que datan de principios del siglo XX, descubrí al final la joya del altiplano potosino con 1,400 habitantes, rodeado de leyendas y paisajes semidesérticos.

En la actualidad, el tiempo parece haberse detenido en sus calles y edificios de piedra. Los vestigios de un esplendor remoto te transportan del bullicio urbano a una atmósfera introspectiva. Y esta impresión es su fuerza de atracción. Entre bosques de yucas (palma china), biznagas y otras cactáceas, la magia está suspendida en el aire. Eso se debe en parte a que aquí se encuentra el Wirikuta, la tierra sagrada para los huicholes o wixárikas. Para conocer su centro ceremonial, el Cerro del Quemado, donde esta etnia culmina la peregrinación que hace cada año, solicité los servicios de los caballerangos que están sentados en la calle principal, con todo y sombrero.

Don Chuy fue mi guía. Y mientras me ayudaba a montar al Cuervo, un caballo marrón de 10 años, me explicó que el recorrido duraría en total, ¡tres horas!; hecho que mis piernas resintieron al día siguiente. La mina de San Agustín, de una arquitectura islámica muy particular, fue apenas el umbral de este camino conocido de memoria por los caballos.

“Suban rápido, están los huicholes”, gritó un caballerango que venía descendiendo del cerro. “Están de suerte”, insistió al comentar que su última peregrinación ya había ocurrido. En esa ocasión, casi única, algunos habían regresado para volver a pedir a sus dioses por las lluvias. En la cumbre de la montaña, donde nace el sol para los wixárikas, presencié la ceremonia a lo lejos.

Fue inevitable, se me enchinó la piel al sentir el fervor del ritual en sus altares de piedras, con el desierto a la lejanía. Al terminar, dejaron sus ofrendas y regresaron a sus casas, que tal vez podían estar en Nayarit, Jalisco o Durango. visitmexico.com/

 

San Cristobal de Las Casas

 

Nunca se imaginó Aurora Yee, redactora, lo que aprendería entre las calles bohemias de San Cristobal de Las Casas, Chiapas, México, en donde late con fuerza la cultura chiapaneca rodeada de edificios coloniales y etnias autóctonas.

 

Recorrer México

 

Caminaba en las calles de San Cris, como le llaman cariñosamente los locales, cuando de pronto el cielo dejó caer pequeñas gotas de lluvia que apenas acariciaban. No aceleré el paso, porque como habitual visitante de este encantador Pueblo Mágico, sabía que las lloviznas son pasajeras e intermitentes.

De pronto la vi bajo el tejabán de una casona colonial. Era una niña de unos ocho años, cabizbaja, pero con la mirada más expresiva de todo el andador peatonal de la calle 20 de noviembre. Me enternecí con su gesto infantil de colocar toda su venta en el piso para jugar. La mercancía constaba de monederos bordados y servilletas de textiles coloridos, y estaban amurallados con algunos paraguas. Le sonreí y me sonrió. Me pareció que esa escena era digna de recordar, así que lo hice. Preparé la cámara y le tomé una foto.

Ella me vio y me frunció el entrecejo con desaprobación. Los tzotziles, como otros pueblos mayas, tienen la creencia de que su alma puede ser capturada si son fotografiados. Entonces me acerqué y le pregunté si aquello le había molestado. No me contestó hasta que puse interés en sus bellas artesanías y en su indumentaria. Así, supe que se llamaba Ikal, que luego de la escuela ayudaba con la venta familiar y que eran de Zinacantán, un pueblo cercano dedicado a la elaboración de textiles.

Después de la plática, ya tenía un par de piezas, un paraguas en la mano y la enseñanza de ser más respetuosa con las fotos. No estaba enojada en realidad, aquella tan solo era una niña que, como muchas otras, vive una injusta infancia con trabajo y pocas oportunidades, con un mundo de responsabilidades, pero también una vida llena de sueños. Una vez hecha la compra, ella se fue feliz con todas sus cosas y con un nuevo semblante. Yo seguí explorando por las calles empedradas, ahora con la protección del paraguas de Ikal. visitmexico.com/destino/san-cristobal-de-las-casas

 

Nanacamilpa

 

En Tlaxcala, muy cerca de Ciudad de México, Mariana Mendoza, coordinadora editorial, comió rico, bebió pulque y tuvo encuentros cercanos con dos especies animales: una muy tierna; otra, un tanto salvaje.

 

Tlaxcala

 

Existen historias de encuentros con animales salvajes que a veces creemos que solo suceden en lugares tan remotos como África. Así que jamás me hubiera imaginado lo que me pasaría en un sitio tan cercano a Ciudad de México como Tlaxcala. Este es uno de los estados más pequeños, pero sorprendentemente rico en gastronomía, naturaleza y cultura.

El día inició visitando San Bartolomé del Monte, una ex hacienda pulquera en Nanacamilpa, donde vivió el llamado Rey del Pulque, Ignacio Torres Adalid. Continuó con el recorrido por los campos magueyeros del Rancho San Isidro, donde observamos esa generosa planta que entrega su corazón para sangrar el delicioso aguamiel, que luego se convierte en pulque.

La jornada terminaría pasando la noche en un sitio encantador llamado Canto del Bosque, un centro ecoturístico con cabañas y zona de acampado; pero antes, un acontecimiento sin igual nos esperaba: el avistamiento de luciérnagas. Cuando oscurecía, nos reunimos en un numeroso grupo para caminar juntos hacia el interior del bosque.

Pero en nuestra labor periodística, uno de los guías decidió que lo mejor era que nos apartáramos del resto para caminar con calma y detenernos largo rato para tener una mejor percepción de la experiencia. Después de disfrutar de la seductora danza de los pequeños insectos, y un tanto extasiados por esa magia de la naturaleza, caminábamos al lado del guía.

Yo, con grabadora en mano, hacía preguntas sobre algunos detalles. De pronto, un gruñido al lado del camino me hizo interrumpirlo: “¿qué fue eso?”, pregunté un poco alarmada. “Ha de ser un gato montés”, me respondió. Tratando de guardar la calma, apreté el paso para llegar hacia la planicie donde iniciaba el campamento, donde había otras personas esperándonos.

Cuando llegamos, nuestro guía les contó lo que habíamos oído, pero otro lo interrumpió: “Pues por ahí hay un lobo paseándose… Miren, si dirijo la luz de mi lámpara hacia los árboles, se iluminan sus ojos color rojo”. Por instinto volteé tratando de encontrarlos, pero algo en mi interior me gritó: “¡Corre, Mariana, correeeeee!”. Prefiero no pensar en cómo me vi huyendo despavorida, pero las risas me lo dijeron todo. Facebook. @santuario.delasluciernagasnanacamilpa

 

 

Hierve el Agua

 

En la antigüedad fue un sitio sagrado para los zapotecas que ahí habitaban, por el nacimiento de agua. Ahora, este destino oaxaqueño debe ser respetado y preservado… Cuando lo conoció Ana Belen Ortiz, coeditora web, la hizo soñar.

 

Recorrer México

 

La primera vez que conocí Hierve el Agua en Oaxaca, México, fue acompañada de un grupo extraordinario de periodistas y un influencer. Llegamos al abrir el parque, caminamos por un pasillo de terracería que nos llevaría a las famosas cascadas petrificadas y las pozas de agua, mejor conocidas como el Anfiteatro.

Al final del camino, estaba una reja que era el acceso a este sitio que posee más de 2,500 años de antigüedad. En ella colgaba un letrero con las reglas para entrar, la más importante: respetar y preservar el lugar. Una vez adentro confirmé por qué los zapotecas lo consideraban un espacio sagrado, pues al ver las pozas de agua me maravillé por su forma, pues se cree que fueron un sistema de riego en la antigüedad.

Pero al subir la mirada, las cascadas petrificadas me impactaron: se trata de agua carbonatada que quedó en estado sólido hace miles de años, cayendo a más de 50 metros de altura. Sentí tanta paz que tuve el deseo de nadar en las pozas, no sin antes preguntar si estaba permitido. Me dijeron que era un sitio de contemplación, pero que no estaba prohibido nadar.

Entré y dejé que mi cuerpo flotara: éramos la sierra, las cascadas, las pozas y yo… Hasta que el zumbido intenso de un “insecto” me hizo salir del trance: abrí los ojos y no vi nada, volví a cerrarlos, pero mi paz se interrumpió por completo al escuchar: “Si no lo apagas, tendremos que quitártelo”. Inmediatamente salí del agua para ver lo que ocurría. Eran 10 lugareños con machetes enfundados, desconcertados por un objeto volador.

Ese zumbido provenía de un ¡dron!, que había sido volado sin permiso por el influencer. Los lugareños manifestaron su molestia, más cuando el sujeto se negó a apagarlo, pues dijo: “Necesito las mejores fotos”. Al ser él parte de nuestro grupo, nos pidieron a todos retirarnos.

A causa de ello, tuve que decirle adiós a este bellísimo lugar, que, como todo buen periodista de viajes, investigué antes de visitarlo. Así, me enteré de que algunas regiones de Oaxaca, como San Lorenzo Albarradas, se gobiernan bajo el régimen de Usos y Costumbres, por lo que es fundamental respetar las prácticas de los habitantes. Al alejarnos, me retumbaba en la cabeza el refrán: “Donde fueres, haz lo que vieres”. oaxaca.travel

 

 

Ixmiquilpan

 

Por una noche, Montserrat Romero, redactora, fue una indocumentada en Hidalgo: cruzó pantanos, brincó bardas, se enfrentó a ladrones y se arrastró por el lodo para no ser hallada. Al final, la comunidad hñahñu le dio una gran lección.

 

Destinos nacionales

 

Un fin de semana me fui al Parque EcoAlberto en Ixmiquilpan, Hidalgo, mi estado natal. Este complejo dirigido en su totalidad por indígenas hñahñu llamó mi atención porque es un todo incluido de actividades: parque acuático con aguas termales, área de acampar, toboganes, kayak, tirolesa y rapel.

Pero, sobre todo, ofrece una experiencia interesante: una caminata nocturna para vivir la travesía de un inmigrante ilegal, un tipo de turismo negro. Así que, después de una tarde acuática, a las 20:00 horas llegaron por nosotros en unas camionetas de redilas. Nos subimos en la parte de atrás y emprendimos el viaje a la montaña.

¡Yo, Freddy, soy su pollero, y vamos a cruzar esa frontera!”, nos decían antes de que se escucharan las sirenas de la Border Patrol. “¡Stop right there!”, gritaron. La adrenalina subió, corrí para no ser atrapada; suerte que no corrieron algunos. Nos escondimos entre árboles, mientras los polleros daban instrucciones: “¡agáchate o te quedas aquí tieso!”.

En el camino nos encontramos a ladrones y narcotraficantes. Cruzamos un río y el agua nos llegaba a las rodillas. Entré a una zona rocosa, era difícil de ver, mientras brincábamos bardas con alambres de púas. Caímos en un pantano y en equipo nos ayudamos a salir; también atravesamos túneles.

El propósito de esta caminata es crear conciencia, ya que hace muchos años los pobladores de esta comunidad emigraban en un 70% a Estados Unidos, para vivir el sueño americano, lo que ocasionaba muchas muertes. “¡Pecho tierra!” Se oyeron unos “disparos” y nos tiramos al suelo, y así recorrimos un tramo.

La media noche nos alcanzó cuando estábamos por fin cruzando la frontera, y ahí estaba la policía con altavoces creando conciencia: ¿por qué te vas de tu país?, y es que 400 migrantes murieron en la frontera entre México y Estados Unidos en 2018. Nos vendaron los ojos y caminamos uno tras otro hasta que paramos y nos quitamos el paliacate.

Una gran colina se alzaba frente a nosotros iluminada con muchas antorchas que simbolizan a los hñahñus fallecidos como braceros. Una experiencia que enseña a ser solidarios, trabajar en equipo, vencer miedos y creer en ti mismo. Música, un café caliente, pan de la región y la camaradería de esta comunidad indígena cerraron aquella noche. visitmexico.com/estados/hidalgo

 

 

Puebla

 

Conocido por su arquitectura colonial y talavera, este destino también llama desde su legado culinario, cuyo chile en nogada hace que Laura Otero, coordinadora digital, vuelva una y otra vez, pero esta vez lo comió con una gran compañía.

 

Destinos de México

 

Visitar Puebla es regocijar la mirada y satisfacer al paladar. Caminar por su Centro Histórico siempre es un goce, gracias a la sofisticación barroca que engalana cada una de sus bien trazadas calles. En esta ocasión, quise volver como tantas veces para saborear un chile en nogada. Ya antes había probado algunos otros en este mismo destino, pero volví para dirigirme a lo que me habían dicho que era la parada obligada para estos menesteres.

Caminé hacia Augurio. Me detuve en la pequeña puerta de madera desde donde se logra ver la cocina abierta de color rosa mexicano. Ahí estaba su chef, Ángel Vázquez, quien con una sonrisa genuina recibe a sus comensales para presentarles su obra maestra: receta extraída del recetario familiar de su padre. Caminé por el piso de piedra para sentarme a la mesa mientras recorría el lugar con la mirada. De reojo pude observar en una de las esquinas a un señor de figura esbelta y cabello cano; tenía tanto parecido con Ángel que en seguida los emparenté.

No podía esperar para probar el tan ansiado manjar de historia conventual, así que fue lo que ordené. Llegó, le tomé una foto mientras él ya me seducía con su aroma a nuez. Hice el primer corte y, mientras la nogada se extendía por el plato, aquel señor que había visto minutos antes se acercó a mi mesa para decir:

Nosotros traemos los ingredientes de este chile; de la mano de los productores, vamos al campo, los recolectamos, somos sus amigos y ellos son los nuestros”. Sin preguntar se sentó a la mesa para platicarme del orgullo que siente por su hijo, por sus logros y viajes.

Y así, mientras fui consumiendo mi antojo, el padre del chef se confesó un amante de la cocina, de los sabores de México y de las tortillas hechas a mano. Sin darme cuenta de las más de tres horas que habían pasado, comprobé que no había errado en decidir entrar a este rinconcito donde no solo se come delicioso, sino donde cada día se cuentan verdaderas historias de amor a México, a su gente y a su gastronomía. visitpuebla.mx

 

Las coloradas

 

Entre una majestuosa playa rosa y un peculiar guía turístico, Andrea Cabrera, redactora, se adentró en los característicos paisajes naturales y la calidez de la gente que habita el norte de Yucatán.

 

Recorrer México

 

Me alisté para salir de Mérida, Yucatán, México, y emprender otra aventura en las calurosas tierras yucatecas. Dos horas y media de viaje en carretera y ya veo enormes montañas de sal que indican mi llegada a Río Lagartos, pintoresco pueblo que alberga Las Coloradas, un paraje reconocido por sus famosas minas de sal, donde sucede uno de los fenómenos naturales más instagrameables de los últimos tiempos: la “playa rosa”.

Apenas terminé de estacionar el auto cuando Iván —uno de los guías que ahí ofrecen tours de 25 minutos— ya tocaba mi ventanilla. Me llamó la atención que aún estando bajo los intensos rayos de Sol, él conservara una sonrisa fresca que invitaba a sonreír también, así que cerramos el trato por $50.

En la cerca, donde empieza la visita, no paraba de mirar los tatuajes, pies descalzos, bronceado intenso y sombrero de safari de Iván; incluso su aspecto me hizo dudar de haberlo elegido como nuestro guía. Con actitud bonachona y la sonrisa en el rostro —que no había desaparecido aun cuando estábamos a 38 ºC—, comenzó a explicarnos perfectamente el fenómeno que ocurre en este lugar.

Cuánto conocimiento almacenado en esa apariencia tan desenfadada, sin pretensiones ni egocentrismos. Me explicó que, debido a los altos niveles de salinidad de estas aguas, se forman halobacterias, que junto a las algas que habitan el lugar, producen grandes cantidades de sustancias color rojizo y entintan el lugar de un característico tono rosado.

La pasarela entre arena, agua rosada y rayos de Sol la disfruté aún más acompañada de él, quien me recordó que la vida es para vestirte como quieras y ser la versión que quieras de ti, porque eso no define lo que hay en tu interior. Finalmente, Iván se ofreció a tomarnos la foto del recuerdo y hasta nos convenció de hacer poses graciosas que se quedaron en la memoria. yucatan.gob.mx/?p=coloradas

 

La Paz

 

La riqueza del mar de Cortés en Baja California Sur es innegable, por eso viajeros de todo el mundo acuden a él para admirar su vida subacuática. Arturo Torres, redactor, se encontró con uno de sus habitantes temporales más sorprendentes.

 

La Paz Baja California

 

Partimos de la marina de La Paz temprano por la mañana. Sabíamos que, entre más joven el día, mejores serían las posibilidades de lograr nuestro objetivo. A bordo del bote, una pareja proveniente de Japón no podía ocultar el doble asombro que sentían: en parte por estar cerca de cumplir su sueño de nadar en el llamado Acuario del Mundo, así como por toparse con un sujeto con una playera de la película nipona Mi vecino Totoro, es decir, yo.

Finalmente, tras cerca de 40 minutos de haber zarpado, la radio del capitán inició a crepitar: “¡allí, una aleta, a las 12:10!”, le indicaron de otra embarcación. Y entonces lo vimos: como un enorme colmillo negro, la aleta dorsal de un tiburón ballena rompía las olas. Sin pensarlo dos veces, nos colocamos las aletas, el respirador y el visor, y nos arrojamos al Mar de Cortés.

Dentro, la opacidad de las aguas complicaba ver al pez más grande del planeta; el temor de todos era que el tiburón ballena se hubiese alejado hacia profundidades inalcanzables para dos japoneses y un mexicano armados con traje de baño y equipo de esnorquel. De pronto, los rayos del Sol penetraron el agua, y a través de ese prisma luminoso lo pudimos ver: enorme como un autobús de pasajeros, sereno como una montaña. La luz le caminaba por el dorso, dejándonos ver el tono azulado y las manchas blancas que salpican su piel.

Lo más sorprendente de nadar al lado de un tiburón ballena es la aparente calma con la que se desplazan, y que con el más mínimo movimiento de su musculosa cola son capaces de escabullirse a gran velocidad, hacia la negrura.

Así, fueron varios los intentos que hicimos por alcanzar al gigante, y cuando estuvimos a punto de rendirnos, el tiburón ballena apareció por última vez, abriendo las fauces desdentadas, haciéndonos creer que se despedía con una sonrisa de dos metros, como la que dibujábamos nosotros detrás del respirador. golapaz.com

 

 

Biósfera de Sian Ka’an

 

En una incursión a la Riviera Maya, Arlett Mendoza, editora adjunta, quedó enamorada de los tonos azules y verdes de la laguna de Muyil. Flotando en sus aguas prístinas mientras escuchaba el trinar de las aves, sintió que podía tocar el cielo.

 

Recorrer México

 

Flotar hacia el éxtasis, fue la promesa en mi itinerario para descubrir los canales de Muyil, asentados en la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an. Sonreí pensando que era exagerada la expectativa, pero la incredulidad comenzó a desvanecerse desde mi llegada a este destino de la Riviera Maya.

La imponente selva y los diversos tonos de azul, celeste, turquesa y verde de la laguna de Muyil que se une con el mar Caribe, me hipnotizaron. Esta reserva es rica en biodiversidad: en sus 528 mil 148 hectáreas se encuentran ríos subterráneos, cenotes, lagunas y manglares habitados por 100 especies de mamíferos, cuatro de ellos en peligro de extinción: el jaguar, el tapir, el manatí y el pecarí. De ahí que desde 1987 fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Abordé una lancha que cruzó parte de la laguna hasta llegar a los canales que trazaron en medio del manglar los antiguos mayas como vía para el comercio, y que hoy, se aprovechan para los viajeros ávidos de experiencias auténticas. El guía me pidió meter las piernas por donde van los brazos del chaleco salvavidas y que me lanzara al agua, todo un alivio en medio de los 39 °C del clima que ya me hostigaba. La idea era simple: fluir con la corriente del canal, sin más esfuerzo que un pataleo ligero para guiar el cuerpo.

Y mientras tanto, escuchar el trinar de algunas de las 300 especies de aves que habitan la reserva y el correr del viento, observar pequeños peces plateados a través de las cristalinas aguas, y perderme en medio de las esponjosas nubes blancas que acompañaban mi recorrido. Sin duda, la promesa de “flotar hacia el éxtasis” se había cumplido.

De regreso a tierra firme, exploré con un guía experto la zona arqueológica de Muyil, una de las más importantes de las 20 que se hallan en Sian Ka’an. Descubrir las edificaciones de esta ciudad que floreció entre los años 1200 y 1250, completó esta inmersión por un rincón celestial de la Riviera Maya. visitartulum.com

 

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Desde Tuxtla Gutiérrez, pasando por San Cristóbal de las Casas, Palenque, Tonalá y y Chiapa de Corzo, Chiapas es un estado rodeado de naturaleza, historia, tradición y gastronomía, temas que recopila el libro Chiapas, el secreto mejor guardado de México.

En este libro se documentan imágenes e información valiosa sobre diversos puntos turísticos del estado, retratando la historia, gastronomía y costumbres de un destino que, además, es la puerta de México con Centroamérica, dijo el gobernador Manuel Velasco.

 

libro Chiapas

Chiapas desde el fondo

En Casa Lamm de la Ciudad de México y, con la presencia del secretario de Turismo de Chiapas, Mario Uvence, se dio a conocer que el libro está dividido en seis rutas, que inician desde Tuxtla, y que el trabajo fotográfico corrió a cargo de Daniel Ríos, quien viajó un año por todo el estado.

En su recorrido tuvo la oportunidad de comer y disfrutar de las diversas actividades que existen para los viajeros. “Me enamoré sobre todo de su gente y del Arco del Tiempo, una zona de naturaleza de casi 200 metros de altura, un arco de piedra natural con un cañón en el que abundan las formaciones geológicas, y es posible escalar y hacer senderismo”, compartió Daniel Ríos.

 

libro Chiapas

 

En las fotografías no se aprecian tomas con drones ni muy rebuscadas, analiza el fotógrafo, esto porque se hizo con la intención de que se retrataran imágenes que la gente podía encontrar a su paso. En el destino abunda la naturaleza y cada época del año ofrece paisajes diferentes.

A la fecha se imprimieron 3 mil ejemplares de este libro, que será distribuido por la Secretaría de Turismo de Chiapas, y existe la posibilidad de que haya un segundo tiraje. Además, está disponible en la oficina de turismo local, así como en institutos y asociaciones públicas de destino, además de agencias de viajes y hoteles.

«Cuando veas este libro tómate una taza de café, relájate y disfrútalo con calma«, recomienda Daniel. En cada ruta encontrarás una manera diferente de conocer el destino en cada uno de tus viajes. turismochiapas.gob.mx