Whistler Blackcomb no es sólo uno de los grandes destinos invernales de Columbia Británica. Entre esquiada y esquiada, Ruth Martín descubre los secretos de esta villa coqueta que seduce a gourmands exigentes

Montañas nevadas turismo en whistler blackcomb

Siento como si de un momento a otro fuera a aparecer entre los árboles Edward Cullen, de la saga Twilight (Crepúsculo), y yo fuera Bella. Me sorprendo pensando cuando Greg, nuestro guía por Columbia Británica, explica.

“Justo aquí al lado se filmó la película”. Esa estampa natural es la que acompaña todo el trayecto —unos 120 kilómetros— desde el aeropuerto de la ciudad de Vancouver.

Considerado el mejor resort de esquí de América 2014 por la revista Ski Magazine, y ubicado en las impresionantes Montañas Costeras, en Whistler Blackcomb nos esperan varios días de aventuras rodeados de nieve y mucho más. En ocasiones, se cree que los destinos de nieve están sólo pensados para los expertos esquiadores que se deslizan una y otra vez por las pistas. Pero si no te incluyes en ese grupo, verás que hay muchas otras actividades de las que puedes gozar. Ésa es la premisa de la que quisimos partir en este viaje: descubrir la nieve desde cero y, junto a ella, la amplia oferta de actividades que rodean el pie de las pistas.

 

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West Vancouver

Dejando atrás West Vancouver, la zona más lujosa de la ciudad, rodar por la autopista llamada Sea to Sky es toda una experiencia donde la naturaleza se abre con una frondosidad impresionante. La carretera serpentea entre altos bosques de cedros que custodian la ribera de la costa y se asoman a los fiordos del Pacífico, aguas por las que se deslizan los cruceros que surcan el oeste de Canadá.

A medida que te acercas a Whistler, sientes la presencia de las diferentes culturas que han poblado la zona desde sus orígenes: los First Nations (Primeras Naciones). Ellos tienen la última palabra en muchas de las decisiones que se toman en un país que respeta la naturaleza y las raíces. Por ello, los carteles a los lados de la vía se muestran en varios idiomas, como el squamish, quizás uno de los más relevantes entre las más de 90 lenguas que pueblan la zona. Tan importante es su legado y su presencia, que se pidió permiso a las diferentes etnias para poder celebrar los Juegos Olímpicos de Invierno en 2010, cuya sede fue nuestro destino, Whistler; por ello, la antorcha descansa sobre cuatro pies que simbolizan las cuatro grandes tribus, que también tuvieron el privilegio de encender la llama olímpica.

 

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“Si tienes suerte y te amanece un día luminoso —explica de nuevo Greg, nuestro guía—, agua y cielo parecen ser un todo” que hace honor a la expresión “del mar al cielo”. De pronto, surge de la nada The Chief, una roca de 700 metros de altura, considerada la meca del rapel de Columbia Británica, y que precede la llegada a la ciudad de Squamish, la más cercana a Whistler.

En medio de ese paraíso de lagos y montañas, haz una parada en dos lugares que te harán reconciliarte con la tierra y tomar energía para llegar a la nieve que espera en Whistler Blackcomb. El primero es Eagle Run, en Brakendale, un río al que cada temporada llegan y anidan las águilas calvas desde California, en busca del excelente salmón canadiense.

Rodeados de un paisaje que parece pintado a mano, la segunda parada debe ser el restaurante The Watershead Grill (thewatershedgrill.com), donde podrás disfrutar de un clamato en versión canadiense. Aunque la base es vodka y te hará recordar al tradicional bloody mary, esto no es nada cercano a la realidad. El platillo Watershead Caesar, como se llama, no te dejará indiferente. ¿Por qué? Porque es casi una comida en sí mismo: se acompaña de apio, espárragos, una brocheta con aceitunas y zanahorias, y el toque final lo pone una minihamburguesa que corona un vaso tamaño XL. Las poutines, típicas papas canadienses a la francesa salpicadas de queso y salsa gravy, serán tu acompañamiento.

 

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Recuperados cuerpo y mente, es hora de continuar por carretera hasta nuestro destino final. Cuando llegas a la villa, dos grandes montañas te miran de frente: Whistler y Blackcomb. Sabes que por fin ha terminado el viaje cuando las construcciones de madera te reciben y reconfortan en medio del frío. El olor de las chimeneas encendidas te hace volver a pensar en el propósito del viaje: esquiar. Puede que llegues cuando la noche ha caído; entonces, el plan perfecto es consentirte en la nieve tomando un baño escandinavo. Scandinave Spa (scandinave.com) ofrece los únicos baños naturales construidos en la propia montaña. La sensación de introducir el cuerpo en el agua caliente mientras la nieve rodea cada piscina y jacuzzi, y la alternancia con aguas bajo cero, hará que te levantes en perfecto estado para la esquiada…

INFORMACIÓN DE VIAJE

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Whistler se sitúa a 125 kilómetros al norte de la ciudad de Vancouver, en la costa del Pacífico de Canadá. Este pueblo se ubica en la base de las montañas Whistler y Blackcomb, cuyos picos gemelos se elevan a 2,284 metros de altura, ofreciendo una imagen espectacular al visitante. La temporada de esquí dura aproximadamente desde finales de noviembre hasta principios de junio, la más larga de todos los destinos. Su cercanía con el océano Pacífico hace que su temperatura sea relativamente cálida.

CÓMO LLEGAR
Air Canadá vuela directo a Vancouver desde la Ciudad de México. Viaje redondo desde $890 USD. aircanada.com

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