Viaja al misterioso reino budista de Bután, donde las tradiciones son celosamente guardadas y la riqueza se mide de acuerdo con la felicidad. Cruza la frontera y prepárate para la travesía de tu vida. Texto y Fotos: Ewen Bell.

Me dirijo al festival anual de la región central de Bumthang donde los monjes realizan danzas espirituales que purifican su templo y traen protección a la comunidad. Es una peregrinación épica que no debe tomarse a la ligera.

Para llegar, me adentro en el paisaje de los Himalayas, a lo largo de una carretera estrecha. El camino serpentea a través de montañas fértiles y valles escarpados que a menudo están bloqueados por deslaves o que son arrasados por los monzones de verano. El recorrido es tan traicionero como espectacular.

Bután

Bután es un reino relativamente joven, lleno de bondad y alegría. Debe su patrimonio cultural al budismo tántrico que triunfó a pesar de la barbarie de los feudos. Esta nación sin litorales, de solo 750 mil habitantes, ha sido cautelosa en su apertura al mundo exterior. Fue hasta 1974 que los extranjeros tuvieron acceso al país.

La frontera norte de Bután está delimitada por montañas tan altas y remotas que, incluso, muchas de ellas se mantienen aún inmaculadas al paso del hombre. Los yaks (primo del búfalo y el bisonte) le hacen frente al aire de montaña y proporcionan ropa y comida a los butaneses. Su leche alta en grasa se utiliza para hacer una mantequilla muy rica, y con el resto del suero se hace chugo (queso). Luego de elaborarlo, se corta en rectángulos, se ata con hilo y se seca al Sol hasta que es tan duro como una roca. Morderlo te rompería los dientes. Para disolverlo tienes que tenerlo en la boca durante una hora o tal vez más.

A solo una hora del aeropuerto de Paro, está Timbú, la ciudad más grande de Bután, que es el hogar de 100 mil personas. Además es la sede del gobierno, la realeza y el comercio. Si tuvieran suficiente terreno plano para construir un aeropuerto aquí, lo harían. Sin embargo, apenas tuvieron espacio para su campo de futbol.

El estadio nacional alberga bodas reales y concursos de tiro con arco. El futbol es popular aquí, pero alcanzar un objetivo a 145 metros de distancia con un arco en mano es el deporte nacional.

Cerca de ahí se encuentra el mercado de agricultores, el cual ofrece productos estacionales, tales como carne de yak y morcilla preparada con sus intestinos. Los sacos de arroz se venden en tonalidades que van desde el marrón hasta el rojo. Hay hongos silvestres y chiles como para llenar un palacio. Una parte del mercado se dedica solo a vender la doma (nuez de betel con limón en polvo). Es la nicotina de los pobres: es muy estimulante, pero adictiva y tóxica. Los lugareños mastican esta mezcla que se vuelve de color rojo sangre y mancha la boca.

La carretera de Timbú nos lleva de una concurrida calle principal a un camino boscoso en pocos minutos. Nos toma una hora llegar a Dochula, el paso de montaña más visitado del país. Desde este lugar, en un día claro, las vistas a los picos de los Himalayas pueden extenderse hasta el borde del Tíbet. Es un hito para quienes se dirigen a las entrañas de Bután. Cuando alguien que les importa emprende un viaje, es común que los butaneses coloquen banderas inscritas con buenos deseos. En mi caso, tengo un guía que es un gigante de espíritu amable. Me siento imperturbable ante cualquier cosa que el camino nos depare.

Nos desviamos por un sendero que conduce al valle fértil de Punakha. Llegamos a una modesta parada de camiones, llamada Lobesa, donde se encuentra un mercado que resulta ser ideal para saborear la cocina local. Venden productos frescos a un lado y comida rápida de Bután al otro.

El chilli chop (chile entero asado y capeado) y los peces de río están siempre disponibles para servirse de inmediato, mientras que preparar momos (dumplings cocidos al vapor) de búfalo toma solo 10 minutos. Una mezcla de carne picada con cebolla, col y cilantro envueltos en masa son la base para un buen momo en Bután, pero lo que lo hace memorable es la salsa de chiles y cebolla que los acompaña. 

A finales del verano los campos de arroz de Punakha están llenos de granos dorados. Los agricultores ganan un poco más de dinero convirtiendo su cosecha en un bocadillo crujiente. El arroz es triturado hasta obtener harina, se mezcla con agua, se aplana y se fríe en aceite de canola hasta formar una especie de galleta rectangular de arroz inflado. Tiene una textura arenosa y se disfruta mejor acompañadas con una cerveza bien fría. La señora que me vendió estos bocadillos de arroz recomienda la cerveza Druk 11,000, cuyo nombre sirve para hacer notar que es mejor que la Hit 10,000, que se importa desde la India.

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Al entrar al valle de Punakha, la estrecha carretera pasa por un modesto pueblo rodeado de plantíos de arroz, donde se aloja el templo Chimi Lhakhang. Fue erigido en un sitio elegido por Drukpa Kunley, un monje del siglo XV conocido como el Loco Divino, quien enseñó que el falo es una fuente de poder. Como resultado, imágenes fálicas adornan todos los hogares y existe un comercio enérgico de penes de madera tallada que es apreciado por los agricultores de arroz.

Colocar un pene de dos metros y medio en la puerta principal es una manera de hacer que una casa se distinga de las demás, pero el efecto se pierde un poco cuando todos los vecinos también lo hacen. Las mujeres butanesas que requieren ayuda divina para temas de fertilidad, buscan a Chimi Lhakhang. A veces requieren múltiples bendiciones antes de poder concebir. Mi guía hace una broma al respecto: “Si quieres estar seguro de que tu esposa quedará embarazada, incluso puedes pasar la noche en el templo. Sin embargo, si quieres estar seguro de que el bebé es tuyo, mejor no lo hagas”.

Punakha Dzong está cerca de Timbú y Paro. Es una de las fortalezas más elegantes del país, la cual se remonta a principios del siglo XVII. Durante esta época existió un breve periodo de unidad bajo el gobierno de Zhabdrung Rinpoche, durante el cual se construyeron varios dzongs y el budismo tántrico fue aceptado. Los dzongs son butaneses y combinan objetivos espirituales y administrativos. Cada región tiene uno y todos son distintos.

Nuestra ruta va subiendo hasta revelar campos de trigo sarraceno y finalmente descendiendo hacia el distrito de Bumthang y a la ciudad de Jakar. Esta región es famosa por el comportamiento salvaje de sus monjes, la intensidad de su whisky y el fervor de sus fiestas en el templo.

La arquitectura cambia al entrar al valle para revelar acabados de estuco de barro que reflejan los cálidos tonos de la tierra. El trigo sarraceno ha sido el ingrediente básico de Bumthang durante siglos. El puta (fideos de trigo) y el khule (panqueques de trigo) son alimentos básicos de la región, así que para conocerlos visitamos una granja que comparte su cocina con los viajeros.

Para hacer los fideos del almuerzo, nuestro anfitrión Sherab Dema y sus dos hijas muelen el trigo a mano y lo amasan con agua y sal. Sherab instala una extrusora de madera, una herramienta que corta la masa en hebras. Los fideos se hierven y luego se sumergen en agua fría.

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Una de las chicas fríe panqueques de trigo y luego prepara una docena de otros platillos, todos condimentados para satisfacer las papilas gustativas de los butaneses. El ema datsi (queso con chile) se sirve tan caliente que podría derretir un poco mi tenedor, pero es una bomba de sabor.

Con una sonrisa irónica, Sherab me cuenta que tenía que comer estos panqueques tres veces al día cuando era niño: “La clave es usar la mayor cantidad de mantequilla de yak posible para suavizar el sabor amargo del trigo. A veces tenemos la suerte de que el trigo esté dulce, y no necesitamos tanta mantequilla”.

Nuestro próximo destino nos lleva de nuevo a Paro. El accidentado camino a lo largo de la carretera es reemplazado por un agradable vuelo de 25 minutos, gracias a una pista de aterrizaje recién reabierta en Bumthang.

 

El vuelo nos regala una vista panorámica del monasterio del Nido de Tigre —conocido como Taktshang— que se enclava en la cima de una montaña. Es un preludio conmovedor ante una de las excursiones más populares pero difíciles de Bután.

Se dice que en el siglo VIII, el famoso Padmasambhava, también llamado Gurú Rinpoche, montó a una tigresa voladora hasta una cueva en lo alto de los afloramientos de granito, antes de pasar más de tres años en meditación en este lugar. El templo del Nido del Tigre fue construido alrededor de ella en el siglo XVII. En el interior, absorbo la dedicación espiritual de los butaneses y dejo que mi espíritu se ponga en sintonía.

Normalmente los visitantes comienzan a llegar a las secciones más altas de este vertiginoso sendero de seis kilómetros alrededor de las 10 de la mañana. Puedes subir en caballo hasta la casa de té que se encuentra a medio camino, pero a partir de ahí tendrás que caminar (a menos que lleves tu propia tigresa voladora).

Esa parece ser una lección general del budismo, y de Bután en particular: los mejores tesoros solo se descubren a través de
las dificultades. Si los caminos aquí fueran más amables, las montañas prístinas y los templos tántricos no ofrecerían tales recompensas. La mayor riqueza de los butaneses es su deseo de conservar los encantos culturales que los hacen únicos.

A medida que me dirijo colina abajo, mis pulmones se llenan otra vez de oxígeno y la gravedad me empuja hacia adelante. Existe un camino sencillo para regresar de las entrañas de Bután, pero no existe un camino fácil hacia la iluminación.

Información de viaje

Timbú es la capital de Bután y el huso horario es GMT + 6. La moneda es el ngultrum (1 MXN = 3.67 BTN).

Cómo llegar

Es necesario llegar a Nueva Delhi o Calcuta, en India, Bangkok o Nepal. A partir de ahí vuela por Royal Bhutan Airlines (drukair.com).

Bután

Recursos

Para entrar a Bután es necesario contratar los servicios de un operador turístico local. Con Experts at Bhutan Scenic Tours (bhutanscenictours.com) puedes hacer el trámite de tu visa y reservar tu alojamiento, comidas y viajes, además de servir como guías turísticos.

El Consejo de Turismo de Bután (turismo.gov.bt) ofrece información útil para ayudarte a planear tu viaje.

Más información

Buttertea at Sunrise de Britta Das ($24 USD, amazon.com) es una serie de memorias sobre las dificultades y la felicidad en una tierra casi desconocida por Occidente.

Dónde comer

Los paquetes de viaje incluyen algunas comidas, las que no cuestan $50 USD.

Chogyal Lhamo Este restaurante familiar sirve fideos caseros en un caldo de verduras con carne picada y hojas de cilantro. Centro de Trongsa

Karma’s Coffee La primera y la mejor cafetería en Bután. Karma aprendió sus habilidades de barista en Australia y también ofrece comidas ligeras y ricos pasteles. Phendey Lam, Timbú.

Restaurante Raven Prueba el curry de pollo, las samosas (empanadas) fritas y el chilli chop (chile capeado). Es fácil de encontrar, ya que está cerca de la parada de taxis del centro de Punakha. Khuruthang, Punakha.

Sherab Dema Farmhouse Este lugar ofrece cenas privadas que incluyen una amplia gama de platillos tradicionales, entre ellos fideos de trigo y los panqueques que son la base de la cocina de Bután. Distrito de Bumthang.

Restaurante Shushila Casi todos los días hay momos rellenos de carne de búfalo picada, cebolla y col, así como de papa con queso. 

TNW Sweets Cruzando la calle del mercado de agricultores de Lobesa, esta pequeña tienda de dulces vende postres indios clásicos. Su especialidad es el ras malai, preparado fresco todos los días. 

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Dónde quedarse

Como Uma Punakha Hotel de lujo con impresionantes vistas a los icónicos plantíos de arroz, con acceso fácil al palacio Punakha Dzong. Habitaciones dobles desde $720 USD. comohotels.com

Hotel Dewachen El mejor hotel del valle de Phobjikha. Espera habitaciones amplias con decoración de estilo butanés. Habitaciones dobles desde $60 USD. dewachenhotel.com

Swiss Guesthouse La familia que dirige el hotel es su principal encanto: son más cálidos que un fuego de leña y ofrecen cenas caseras todas las noches. Habitaciones dobles desde $40 USD. swissguesthouse.bt

Taj Tashi Thimphu Un hotel con una ostentosa arquitectura de fusión en el centro de Timbú. Espera una experiencia de hotel de lujo. Habitaciones dobles desde $600 USD. taj.tajhotels.com

Zhiwa Ling Los interiores están influenciados por el estilo butanés. La comida aquí tiene un ambiente internacional, aunque también hay opciones locales. Habitaciones dobles desde $350 USD. zhiwaling.com

 

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