En la costa suroriental de Costa Rica, las postales idílicas que asociamos con el Caribe y los derroches de verdor que hacen la estampa tica se encuentran cara a cara. A cambio de cruzar cordilleras y varios puentes de una sola vía, el rincón más austral del Caribe tico seduce a las visitas con playas vírgenes, bosques megadiversos y pura vida. Fotos: Marck Gutt.
Un rincón privilegiado
El destino más popular del Caribe tico, el parque nacional Tortuguero, presume humedales llenos de vida y comunidades custodiadas por decenas de guacamayas verdes. La reserva es fascinante, pero sus postales guardan distancia con el denominador común caribeño. El agua turquesa, la arena blanca y los cocoteros que alimentan el imaginario del mar más añorado del continente se dejan ver dondeCosta Rica y Panamá se dan la mano.
En el cantón de Talamanca, un territorio otrora olvidado, refugios nacionales de vida silvestre y comunidades entregadas al mar combinan dos realidades. Por un lado, la materialización del anhelo caribeño. Por otro, la promesa de conservación resguardada en bosques lluviosos. Con una mezcla casi utópica de playas y verdor, las reservas de Cahuita y Manzanillo combinan lo mejor de dos mundos.
Parque nacional Cahuita, tesoro del Caribe tico
El parque nacional Cahuita descansa cinco kilómetros al norte de Puerto Viejo de Talamanca, uno de los pueblos que sirven como base para explorar el Caribe tico del sur. La reserva protege el arrecife de coral mejor conservado de la costa oriental de Costa Rica, de ahí su fama como sitio prodigio para practicar esnórquel y buceo. Sin necesidad de alejarse demasiado de tierra firme, las aguas del parque revelan especies como pepinos de mar, langostas y tortugas verdes.
Si bien más del95% del parque es marino, Cahuita cuenta con dos accesos terrestres que esconden playas vírgenes y senderos frondosos. Prejuicios caribeños aparte, el bosque en Cahuita es el lugar ideal para caminar por horas en busca de vida silvestre. Con la combinación justa de suerte y cuidado, un recorrido por la reserva basta para ver basiliscos, mapaches quitados de toda pena y oropeles, como se conoce en el Caribe tico a una especie de víbora arbórea tan venenosa como sosegada.
Refugio de vida silvestre Gandoca-Manzanillo, ¡pura vida!
A orillas del río Sixaola, la frontera natural entre Costa Rica y Panamá, descansa la reserva Gandoca-Manzanillo. Decretado en la década de 1980, el refugio de vida silvestre guarece tanto bosque tropical lluvioso como arrecife de coral y bahías frecuentadas por manatíes. El área natural protegida se divide en dos sectores: Gandoca y Manzanillo. El primero es famoso por su laguna rodeada de mangle. El segundo, más cerca de los centros turísticos de Puerto Viejo y Punta Uva, llama la atención por sus playas vírgenes.
La mayoría de las personas que visita el refugio acude al sector Manzanillo. Y lo hace, sobre todo, en busca de paisajes costeros. Las playas hacen justicia al prejuicio paradisiaco, pero son solo el más obvio de los encantos del Caribe tico sur. Inscrito como sitio Ramsar, este humedal de importancia internacional alberga cientos de especies animales. A cambio de dar la espalda al mar, el refugio de vida silvestre Gandoca-Manzanillo revela paisajes cohabitados por animales como monos aulladores, ranitas venenosas y mariposas morpho.
Escritor, fotógrafo y bloguero especializado en turismo sostenible. Tiene más de 10 años de experiencia como generador de contenido y cerca de mil historias publicadas en diferentes medios nacionales y extranjeros. Cree que los mayores placeres de la vida tienen que ver con las bondades de la naturaleza, la calidez de la gente y el tino de la espontaneidad.
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