Carta Editorial Food and Travel > Abril 2015
Según científicos de las universidades de Wisconsin y Princeton, Matthieu Ricard es el hombre más feliz del mundo. Así lo definieron tras analizar su cerebro y detectar en él una gran actividad asociada al bienestar y las emociones positivas. Pero, ¿cuál es su secreto?
El biólogo, fotógrafo y monje budista asegura que, para ser feliz, hay que desarrollar un verdadero deseo de vivir. Pensar que un monje budista es el hombre más feliz del mundo nos deja sin esperanza a todos los demás, que apenas meditamos unos minutos al día.
Pero pensar que antes de ser monje, Ricard era fotógrafo, hace fantasear con la idea de que todo depende de aprender a ver. Estoy convencida de que hay un ojo de fotógrafo en la naturaleza de cada viajero y cada glotón. Ese gran angular en la percepción nos ayuda a detectar lo sorprendente en lo cotidiano.
Viajar despacio y con los ojos bien abiertos es un placer en cualquier rincón del mundo. Por ello, en Food and Travel nos tomamos el tiempo para saborear cada experiencia. Pescamos en las Islas Cook lo que habremos de comer al atardecer; conversamos con desconocidos en Creta sobre sus platillos favoritos y sobre el legado de sus antepasados; catamos sin prisa un destilado de agave azul en Mazatlán, y valoramos la fortuna de vivir en una ciudad donde podemos recorrer diversas latitudes a través de su oferta gastronómica.
La felicidad es trabajar en lo que a uno le gusta; pensar, sentir y hacer lo que uno disfruta. No hay que ser un monje budista.
Cecilia Núñez > Directora Editorial