El chef Bernardo Bukantz trabajó durante cinco años en el restaurante Biko y actualmente dirige exitosamente Primario, Lonches Bravo, Salón Ríos y Corazón de Pollo. En la segunda temporada de Top Chef México, luchó contra todos los participantes eliminados haciendo alarde de una técnica perfecta y de su respeto por el sabor.
Fotos: Cortesía Canal Sony.
La cocina, un gusto adquirido
Para mi, cocinar no fue algo pasional. Ni mi mamá ni mi abuelita me enseñaron. Cuando salí de la prepa, me tomé un año, fui a Europa de mochilazo y tenía todo planeado para estudiar Ingeniería Mecánica.
En Europa conocí a un cocinero y él fue quien me inspiró a dedicarme a esto. Estudié cocina de regreso a México y me encantó.
5 años en Biko
Profesionalmente, yo me formé en esa cocina con Mikel y Gerard. Son esa imagen gastronómica que en mi casa no existió.
La enseñanza más grande que me dejaron fue el trabajo en equipo, nunca hubo un momento en que, por más que Mikel viajara mucho, no estuviera al pendiente de lo que estaba pasando y no estuviera al pie del cañón enseñándote más.
Iniciar sobre ruedas
Cuando salí de Biko, me asocié y fundamos un Foodtruck. Realmente queríamos abrir un restaurante pero lo único que sabíamos era cocinar.
No sabíamos de servicio, ni todo el tema legal que necesitas para abrir un restaurante, y tampoco conocíamos gente que nos apoyara económicamente para una inversión. Si no era el foodtruck, era la cochera de mi casa.
Después de eso, conocimos a nuestros socios e iniciamos con Lonches Bravo, La Cantina y Corazón de Pollo.
Top Chef, la segunda es la vencida
Apliqué para la primera temporada, avancé hasta el último filtro que tenía que llegar, pero mi hija estaba por nacer. En esta segunda vuelta me volvieron a llamar.
Cuando vi la primera temporada me encantó el formato: muchísimo más completo en el background, producción, la historia que el de Estados Unidos.
La trampa del autosaboteo
Todos los concursantes somos buenos cocineros, cada quien tiene sus fortalezas y sus debilidades. Te vas dando cuenta que tú solito a veces te traicionas y mentalmente te saboteas.
No es que no tengas la capacidad, sino que es como abrumador, todo es estrés, todo es nervio. Sientes como cuando estás soñando que quieres gritar y no puedes, que no te sale la voz.
Te preguntas todo el tiempo: ¿por qué no hice todo esto que tenía en la cabeza?
El recuerdo más intenso
El momento más impactante de todo lo que viví, fue justo el día que estábamos por entrar al set por primera vez. Nos dijeron “pasen todos”, estábamos en una rampa esperando, afuera del túnel donde dice “Top Chef”.
Había una manta negra enorme y se escuchaba el sonido de un dron que era como la naranja mecánica. Psicológicamente fue devastador, obvio tú no sabías que era un dron, solo escuchabas un sonido bzzzzz, y fueron como 10 minutos, te volvías loco.
Ahí entendí que eso era lo que marcaba el ritmo: te estresan, menciona el chef Bernardo Bukantz.
El platillo que nadie entendió
El platillo del que me enorgullezco muchísimo fue el gazpacho del primer capítulo: un gazpacho michoacano, muy callejero… Me gustó mucho, estéticamente y de sabor… me sorprendió cuando me dieron los comentarios, pero yo me enorgullezco de él.
Los mejores de Duelo de Chefs
Cuando me tocó el reto del platillo monocromático que fue contra Claudette, hice un chile relleno de morcilla, con un mole rojo con ceniza de tortilla, higos, frambuesas y demás.
Estuvo súper rico. Y el otro plato, fue el último reto que tuve, cuando me tocó contra Daniel, ese reto definía si regresaba a la competencia o no.
Hice unos canelones en lugar de usar pasta, utilicé calabaza y lo rellené de quelites e hice un pipián verde también de quelites, me gustó muchísimo, y me dio el pase.
Chef Bernardo Bukantz con el compromiso de volver
Es regresar con el compromiso de dar pelea, porque si ya estoy ahí, lo tengo que desquitar. A mí también me costó muchísimo trabajo, tampoco fue así de buena onda, yo tuve que ganar nueve duelos, porque como yo fui de los primeros en salir, me tocó todos.
La lección de Top Chef
Creo que te transformas en el sentido de que tienes una visión muchísimo más amplia, te vuelves más humilde. A veces cuando estás en este trabajo, por más que vayas a otros restaurantes o tengas amigos chefs, no tienes ese contacto con las capacidades de los demás, con la competencia.
Entonces te das cuenta de que no eres nada, esa parte es impresionante. Es una lucha de egos, de poder… Cuando salí y después tuve la oportunidad de regresar, todo ese tiempo fue de mucha introspección y de decir, “bueno, ¿qué es lo que hice mal?”.