El mezcal es un destilado de gran tradición en México; nace de la cocción y fermentación de los azucares del agave. El experto en mezcales Francisco Sosa, de la marca Koch El Mezcal, ofreció a Food and Travel una cata privada para degustarlo de manera correcta. Los secretos que nos compartió, ahora te los enseñamos a ti.

Al beber mezcal, lo primero que debes hacer es observar la etiqueta, igual como se hace con los vinos. Ésta debe indicar de qué región es el destilado, quién es el maestro mezcalero, la variedad del agave y dónde se produce. Si agitas la botella, podrás ver las burbujas o perlas; según su grosor y duración, éstas determinan el grado alcohólico y el tipo de agave.

El siguiente paso es descubrir sus aromas; para ello, coloca unas gotas de mezcal en tus manos, frótalas hasta sequen y aprecia los olores que desprenden, así sabrás si tiene matices ahumados, tostados o terrosos, los cuales variarán dependiendo del horno. También podrás distinguir el agua que se utilizó para la fermentación, la madera del horno y la variedad del agave.

Sirve el mezcal en un vaso de boca ancha y deja que repose unos minutos, después acércalo a tu nariz y busca las esencias que desprende.

Para degustarlo, toma un pequeño sorbo y enjuaga tu boca durante diez segundos antes de beberlo, para que el paladar se acostumbre a su sabor. Te darás cuenta que varios segundos después el alcohol se evapora.

En tu segundo acercamiento gustativo, pasa el destilado directo a tu garganta; aquí percibirás claramente cómo evolucionan los aromas del mezcal. Exhala los vapores por la nariz; te impresionará encontrar un nuevo abanico de olores y sabores después de que haya dejado tu boca.

Ya que apreciaste sus aromas y sabores, estás listo para seguir bebiendo el destilado que espera en tu vaso. ¡Disfrútalo!