Gómez Cruzado: desde la Rioja, con esencia mexicana

Cada vez que se descorcha frente a mí una botella de vino riojano, los aromas que se desprendan de ella me llevan de vuelta a esas tierras, donde la vista se emociona frente a colinas tapizadas de viñedos, donde los sentidos se despiertan con el soplido del viento fuerte y seco, donde hasta el viajero más solitario se siente bajo el resguardo de la sierra Cantabria, sucesión de montañas que protege las cepas del viento del norte. Texto: Ceci Núñez. Fotos: Cortesía Bodega Gómez Cruzado. 

 

Gómez Cruzado

Ahí, en medio del campo colmado de vides, de las notas frutales de la fermentación que inundan los interminables pasillos de las bodegas, del encanto de las barricas en eterno reposo, se encuentra Gómez Cruzado una bodega centenaria cuya historia comenzó en 1886 y el protagonista es un mexicano, Ángel Gómez Arteche, quien decide elaborar vinos en Haro, en pleno corazón de la Rioja Alta.

 

 

Corazón de la Rioja Alta

Un sorbo de cualquiera de los vinos de esta bodega cuentan su historia: “en 1916 Gómez Cruzado es comprada por D. Agustín y D. Jesús Gómez Cruzado, de origen riojano, de quienes toma el nombre actual.

Tras la sucesión de varios inversores a lo largo de las décadas, con el cambio de siglo, la bodega llega a manos de los actuales propietarios, la familia Baños, originaria del riojano pueblo de Badarán y residentes en México, recuperando así su carácter familiar”.

 

Contraste de paisajes de la Rioja

Platicamos con David González, Enólogo de Bodegas Gómez Cruzado, y entre sorbo y sorbo, nos enamoramos cada vez más de los caldos de esta legendaria bodega.

¿De qué manera nos estamos bebiendo el paisaje, la atmósfera y la esencia de la Rioja en cada sorbo de Gómez Cruzado?

Las uvas con las que nos nutrimos, están en la parte oeste de la zona más agreste, fría, montañosa, lluviosa y con contraste de paisajes de la Rioja.

Aunque esta zona siempre ha producido vinos de mezcla, nos ha interesado mucho el hacer vinos de terruños concretos, porque es como embotellar esa parte del paisaje que es algo que pensábamos que ocurría en otras Denominaciones de Origen, como, por ejemplo en La Borgoña o en Burdeos.

 

 

Una fusión de personalidades

La Rioja era conocida como una fusión de personalidades con las que se encontraba un sabor único ¿de qué manera ustedes están ofreciendo una propuesta distinta?

La Rioja ofrece vinos, frescos, nada complicados y fáciles de beber. A nosotros lo que nos ha interesado es disgregar esos estilos que conviven en La Rioja para demostrar que aquí hay miles de riojas pequeñitas con personalidad y estilo propio.

Por otro lado, el terroir, un término más técnico y cerrado, es la mezcla de suelo, clima y varietal, sin embargo también incluye el saber hacer de la gente, logrando que este concepto se amplíe. Y ahí es cuando logramos diferenciarnos y ser únicos.

¿En tu labor como enólogo de las ocho etiquetas de Gómez Cruzado cuáles son las que relatan tus historias favoritas?

La gama Pancrudo por ejemplo, desde mi punto de vista es la que cuenta con una historia particular, y es la que más nos hace ilusión: Badarán es un pueblo muy especial donde nadie cultivaba garnacha por su clima frío y altura, por lo mismo no se creaba vino tinto y ahora, en una mezcla entre técnica y casualidad, ya que no fue algo que se esperaba, logramos esta etiqueta.

 

 

¿Qué significa para ti trabajar en Gómez Cruzado? ¿Qué la hace diferente a otras bodegas de La Rioja?

Su zona privilegiada, mayoritariamente la tempranillo blanco que cuenta con frescura, complejidad y capacidad de envejecimiento, ya que se encuentra en un lugar donde ésta uva se siente más a gusto.