Un viajero responsable es aquel  que toma decisiones simples  y continuas para reducir su huella negativa en el destino  que visita. Aunque es verdad que individualmente nuestras acciones hacen apenas una diferencia, es cuando se logra un esfuerzo colectivo que las pequeñas acciones pueden tener un gran impacto. Foto: Adobe Stock. 

El turismo sostenible no es un término, un concepto o una tendencia —usada demasiado a la ligera— para definir un tipo de turismo, tendría que ser una meta: el propósito que  nos debería regir a todos los que decimos  amar los viajes y los destinos que visitamos.

Es la filosofía y estilo de vida que tendríamos que adoptar con la convicción de que es nuestra responsabilidad como viajeros tomar decisiones conscientes para respetar y cuidar a nuestro planeta.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala el 2030 como el año en el que los países deben garantizar obligatoriamente el impacto positivo de los viajes en el territorio, la sociedad, la cultura local y el medio ambiente.

Y aunque hay hoteleros, restauranteros, prestadores de servicios turísticos y empresas que han integrado en su ADN objetivos de desarrollo sustentable, hay todavía mucha pretensión y falsedad en cuanto a este tema, nombrado popularmente greenwashing (ecoimpostura o ecopostureo, según la FundéuRAE).

En Food and Travel ideamos un especial de temas sustentables, inspirados por  algunas experiencias que hemos vivido como periodistas y que nos han transformado como viajeros. A través de nuestra forma de saborear al mundo, buscamos acercarlos al sentido más responsable de los viajes con recomendaciones de itinerarios y vivencias gastronómicas y turísticas que, respetando la naturaleza, el entorno y la cultura de una zona, invitan al viajero a realizar una inmersión consciente con su entorno.

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