Risotto de hongos y ajo negro

Los sabores dulces de este manjar oscuro combinan bien con el risotto de hongos porcini y portobello del platillo. Finaliza con una pizca de queso salado.

 

Porciones: 6.

 

Ingredientes

 

  • 500 ml de caldo de vegetales
  • 25 g de hongos porcini deshidratados
  • 5 dientes grandes de ajo negro, sin piel
  • 65 g de mantequilla
  • 5 cdas. de aceite de oliva virgen extra
  • 300 g de hongos portobello mini o champiñón común, picados
  • 200 g de una selección de hongos exóticos, picados
  • 200 g de cebolla, finamente picada
  • ½ cdta. de hojuelas de chile rojo
  • 300 g de arroz arborio
  • 60 ml de vino blanco
  • 95 g de queso duro italiano, rallado
  • 15 g de perejil, hojas picadas
  • Pimienta negra recién molida, al gusto
  • Sal de mar, al gusto

 

Procedimiento

 

  1. Calentar el caldo y 750 mililitros de agua en una cacerola, hasta llevar a ebullición. Poner los hongos porcini deshidratados y tres de los
    dientes de ajo negro en un tazón y cubrir con 250 mililitros de la mezcla de caldo caliente.
  2. Dejar que los ingredientes se ablanden durante unos 15 minutos, luego escurrir sobre un recipiente para obtener el líquido de remojo. Aplastar los ajos en una tabla de cocina con ayuda de un cuchillo pesado, picar finamente los hongos porcini escurridos y mezclar con el ajo para obtener una pasta. Reservar.
  3. Agregar el líquido de remojo a la mezcla de caldo, dejando atrás cualquier resto sólido que se haya asentado en el recipiente. Derretir 25 gramos de la mantequilla con una cucharada de aceite en una cacerola grande y agregar los champiñones o portobellos picados. Saltear hasta que comiencen a liberar sus jugos.
  4. Escurrir los hongos sobre un tazón para obtener los jugos, y dividir los hongos en dos partes: dos tercios en un tazón y un tercio en otro. Añadir los jugos a la cacerola con el caldo caliente. Agregar otros 25 gramos de mantequilla y dos cucharadas de aceite a la cacerola junto con las cebollas.
  5. Revolver y ablandar las cebollas durante unos siete minutos. Aplastar el ajo restante y agregar dos tercios de ellos a las cebollas. Reservar el otro tercio. Incorporar el arroz y hojuelas de chile al gusto, revolver y añadir el vino blanco. Cuando el vino se evapore, añadir los hongos porcini escurridos y picados y revolver bien.
  6. Agregar el caldo caliente, un cucharón a la vez, revolviendo la mezcla con una cuchara de madera. A medida que el arroz absorba el caldo, agregar más. Luego de 10 minutos, añadir dos tercios de los champiñones cocidos. El arroz tardará alrededor de 20 minutos en cocinarse y debe tener una textura tierna.
  7. Agregar 50 gramos de queso duro italiano, 1 cucharada de aceite y la mantequilla restante. Tapar y dejar reposar por 5 minutos. Añadir el perejil y sazonar con pimienta negra recién molida y sal de mar al gusto. Mezclar el tercio reservado del ajo negro con el resto del queso duro italiano, frotándolo con las yemas de los dedos.
  8. Porcionar el risotto. Calentar la última cucharada de aceite en una sartén y freír el tercio de champiñones reservados; dejar que se doren un poco y añadir una cucharada a cada plato. Esparcir la mezcla de queso y ajo encima para finalizar.

Maridaje F&T

 

Vino blanco con aromas florales y frutas como la manzana verde; en boca tiene un buen ataque y acidez equilibrada.

Sugerencia: Domaine Ansen Riesling)

Queso halloumi sellado con vinagreta de ajo negro, yogurt con ahini y achicoria morada

 

Los sabores del Medio Oriente abundan en este platillo de queso halloumi sellado con vinagreta de ajo negro. La textura semidura del queso contrasta con la salsa aterciopelada, mientras que la achicoria tatemada le agrega profundidad de sabor. En caso de no encontrar el halloumi, se puede sustituir por queso feta o panela.

 

Porciones: 4.

 

Ingredientes

 

  • 1 limón, el jugo
  • 3 cdas. de tahini (disponible en chedraui.com.mx)
  • 150 g de yogurt griego sin grasa
  • Sal de mar en grano, al gusto
  • 4 achicorias moradas, cortadas a la mitad longitudinalmente
  • 2 bloques de queso halloumi, feta o panela de 250 g cada uno, cortados en 4 rebanadas
  • 1 cdta. de aceite de oliva, más extra para servir
  • Brotes de rábano morado (opcional)

Para la vinagreta de ajo negro

  • 4 dientes grandes de ajo negro (disponible en canastarosa.com)
  • 2 cdtas. de mostaza de Dijon
  • 1 cda. de vinagre balsámico blanco (disponible en lacomer.com.mx)
  • 5 cdas. de aceite de oliva virgen extra

 

Procedimiento

 

  1. Comenzar con la vinagreta. Pelar el ajo negro, aplastar en una tabla con ayuda de un cuchillo pesado y colocar en un mortero. Poner la mostaza y el vinagre en un frasco con tapa y agitar hasta que los ingredientes estén bien mezclados. Agregar el aceite, poco a poco, agitando bien entre cada adición para emulsionar. Combinar, una gota a la vez.
  2. Colocar la mezcla de aceite en el mortero con el ajo y mezclar antes de agregar más. Seguir hasta que sea suave; luego añadir de dos a tres cucharadas de agua para obtener una consistencia más líquida. Reservar.
  3. Mezclar el jugo de limón, el tahini y el yogurt junto con unos granos de sal de mar. Verificar el sabor y la textura, y agregar dos cucharadas de agua fría si la textura es demasiado espesa. Dividir entre cuatro platos para servir.
  4. Calentar una sartén antiadherente a fuego alto, barnizar la achicoria y el queso por ambos lados con un poco de aceite. Primero, asar la achicoria hasta que esté dorada (de un minuto y medio a dos minutos).
  5. Limpiar la sartén y asar el queso. Reducir el fuego un poco después de que el primer lado esté dorado, y girar para dorar el otro lado. Dividir el queso en los platos, encima de la mezcla de yogurt. Colocar una porción de la achicoria a un lado del queso y rociar con una cucharada de vinagreta de ajo negro. Decorar con brotes de rábano morado, si se desea.

 

Maridaje F&T

 

Vino blanco con notas florales y frutas cítricas; en boca es fresco y equilibrado.

Sugerencia: Petite Fleur Torrontés, Bodega y Viñedos Monteviejo.

Dale un giro a tus recetas al usar ajo negro, ingrediente con sabor a caramelo, matices a vinagre balsámico, tamarindo y ciruela pasa. La versión fermentada del bulbo original ha sido un elemento básico de la gastronomía asiática durante siglos, y hoy revolucionará tu cocina. Clarissa Hyman lo saborea. Fotografía y Producción: Angela Dukes / Recetas y Estilismo de alimentos: Linda Tubby. 

El ajo negro es simplemente ajo fermentado. Las cabezas enteras y frescas se mantienen a una temperatura constante (70º C aproximadamente) durante un mes, en condiciones especiales de humedad. Luego requieren un periodo de aireado por otros 30 días más. Al final del proceso, habrán cambiado de color, textura y sabor en comparación con el ajo normal, y esto se debe a que se llevan a cabo la degradación enzimática y la caramelización de azúcares, a las que se les denomina como reacción de Maillard. Después, su sabor es agridulce, y obtienen una textura masticable y tan suave que bien puedes untarlos con un cuchillo sin ningún problema.

 

Sus Orígenes

 

Se cree que esta antigua especialidad se originó en Corea y llegó a Occidente hace apenas una década para darle un toque emocionante a la despensa, después de que los consumidores inicialmente se resistieran a probarlo, tal vez, debido a su aspecto, que puede recordarnos a un ajo fresco en mal estado. China, productor del 80% del ajo a nivel mundial, también lo reclama como suyo, y es que algunos dicen que el texto Tao Te Ching, del siglo VI, ya hacía mención del ajo negro.

Tradicionalmente se elabora en ollas de barro calentadas al Sol, con temperaturas elevadas que se mantienen durante un largo periodo, las cuales transforman el ajo blanco y cremoso en un producto negro y dulce. El artesanal es muy diferente al elaborado en equipos comerciales automatizados. Dependiendo el productor, tiene perfiles de sabor significativamente diferentes, debido a todas las variables de los procesos de fermentación y añejamiento.

 

Ajo negro

 

En México, Zacatecas, con un área de cultivo de 3,000 hectáreas de la variedad morado chino, es el principal productor. La temporada abarca de marzo a julio, y los principales tipos que encuentras en el país son el ajo morado, el blanco, el morado chino y el temprano de California. El ajo negro lo comercializan ya empresas nacionales como Los Rancheros, donde puedes adquirirlo en piezas enteras o peladas.

 

Notas de sabor

 

Aunque podría pensarse que la negrura intensificaría el sabor del ajo, solo hay una ligera nota a esto último, ya que su gusto se suaviza casi por completo. En cambio, hay matices a vinagre balsámico, tamarindo y ciruela pasa, además de notas de regaliz y caramelo que le brindan más profundidad a los platillos.

El sabor varía un poco dependiendo de la variedad y calidad. Si el contenido de azúcar del ajo fresco es alto, produce un gusto más suave, más parecido al caramelo; si es bajo, da como resultado un sabor más ácido que se compara en textura y carácter con la pasta de jitomate.

 

 

¿Tiene algún beneficio?

 

Su elaboración no incluye aditivos o conservadores, y la intensidad del ajo fresco se descompone por la acción de enzimas naturales. Esta reacción química produce altos niveles de S-alil-cisteína, un componente activo que se dice reduce el colesterol y mejora la salud del corazón. La capacidad de absorción de radicales de oxígeno es aproximadamente el doble que la de los dientes de ajo fresco.

 

Ajo negro
Foto: Adobe Stock.

 

Combina bien con…

 

Este ingrediente realza los sabores sin hacer que el plato tenga un sabor “ajoso”, así que úsalo en sopas de champiñones o calabaza, en una salsa para servir con cordero o en platillos de vegetales. Agrégalo a las berenjenas para obtener una dulzura terrosa, o a un huevo revuelto para un lujoso desayuno “trufado”. El ajo negro se lleva bien con la grasa de la carne, pero ten en cuenta que su sabor es muy sutil y podría pasar inadvertido fácilmente. Si bien no debe sustituir al ajo fresco, sí pueden utilizarse juntos.

 

Consejos rápidos

 

Si no deseas cocinar un platillo entero con ajo negro también puedes comerlo solo, untado en un pan con o sin aceite de oliva: su sabor dulce es a la vez potente y delicioso. Los entusiastas lo describen como un “caramelo dulce, ligeramente ácido y sabroso”. Resulta ser un gran acompañante del queso, especialmente el feta o un roquefort cremoso; utilízalo en lugar del chutney de cebolla dulce, o prepara un indulgente bocadillo de pan tostado con queso y ajo negro. Frótalo sobre pollo o pescado antes de asarlo. O puedes preparar una vinagreta rápida con puré de ajo negro, vinagre de jerez, salsa de soya, mostaza de Dijon y aceite de oliva.

El salmón con un glaseado de éste, hecho con salsa de soya, limón, jengibre y azúcar morena, también es deliciosamente rápido y fácil de hacer. Añádelo a un alioli o mayonesa, a tus marinadas, salsas o a una ensalada de pasta, o mezcla con un poco de yogurt con jugo de limón y comino para servir con berenjenas. Una elección inusual es aplastar un diente y combinarlo con un poco de miel de maple como cobertura para el helado de vainilla.

También puedes liberar su sabor sutil machacando un diente pelado y disolviendo la pasta resultante en un poco de agua caliente. Esto produce una solución de color marrón oscuro que le da una intrigante dimensión de umami a los alimentos neutros como el puré de papa.

 

Cómo servirlo

 

Ya que es como el ajo, pero mejor, los chefs como el neozelandés Peter Gordon, con sede en Londres, lo sirve en platillos como pollo asado, con kumquats (naranjas chinas), col rizada y aguacate. Daniel Britten, quien participó en Master Chef, ha creado un espléndido plato de perdiz asada, calabaza, salsa de ajo negro y trufa, mientras que Steve Drake, con una estrella Michelin en Sorrel, acompaña su salmonete gris con un budín de cebada perlada, ajo negro y cebolla tierna.

En tierras nacionales, Diego Sobrino, de J&G Grill, sirve un Wagyu de Durango acompañado de alioli de ajo negro, poro tatemado y hojas verdes cosechadas en las chinampas. En Corea del Sur se venden bebidas saludables hechas con base en éste, y se utiliza en la elaboración de un tipo de chocolate. Además de que es un ingrediente habitual en la cocina salada, y en Estados Unidos ya se volvió un must, a través de la famosa receta de pollo asado con ajo negro

 

Ajo
Foto: Adobe Stock.

 

¿Algo más?

 

El ajo negro se conserva en buen estado durante 12 meses si se almacena en un lugar fresco y oscuro. La pasta a base de éste debe mantenerse fría una vez abierta y utilizarse en la fecha que se muestra en el frasco.

 

NotaSabias

 

  • El ajo negro posee propiedades antioxidantes que evitan el envejecimiento prematuro de las células, efecto que se puede apreciar en el estado de la piel.
  • Este ingrediente contiene una sustancia vasodilatadora que ayuda a disminuir dolores de cabeza y migraña.
  • También se producen cápsulas de extracto de ajo negro, las cuales se utilizan como suplemento alimenticio.
  • El mayor productor de ajo en el mundo es China, seguido por India y Corea del Sur.

 

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