Entre sabores y conocimientos tradicionales, el pasado 31 de mayo se llevó a cabo el 5to Encuentro de la Cocina Tlaxcalteca, en el Recinto Ferial de la capital del estado. Este evento busca reconocer, difundir y visibilizar la labor que realizan tanto hombres como mujeres dentro de la cocina para preparar deliciosos platillos típicos, como lo hacen las cocineras tradicionales. Texto: Ana Karen García / Fotos: Yolin Corhe. 

En medio de un ambiente al calor de la leña, ollas de barro y utensilios de madera, más de 50 cocineras y cocineros tradicionales se dieron cita para exponer sus tradiciones y dotes culinarios. Platicamos con algunas de sus representantes, quienes nos contaron un poco sobre su historia y qué significa para ellas ser cocineras tradicionales de Tlaxcala. 

 

Dalia Rodríguez Hernández, Contla

 

cocineras tradicionales

 

 

Ella es la cuarta de cinco generaciones de cocineras en su familia. Desde muy niña ha estado cerca de los fogones, su bisabuela, abuela y mamá le enseñaron a cocinar. Dalia considera que es muy importante que la gente conozca la gran variedad de guisos que se preparan en Tlaxcala y sobre todo, que se consuman alimentos más sanos, preferiblemente del campo, como los huauzontles en salsa de pepián, hecho con las semillas de chiles secos, chile guajillo, ancho y jitomate. sin duda, una de las cocineras tradicionales de Tlaxcala más destacada.

 

Flavia de Albino, Huamantla

 

cocineras tradicionales

 

Creció en el rancho de sus abuelitos, llamado El Tejocote, y con gran cariño recuerda cómo su abuelita recolectaba los productos del campo para preparar sus alimentos. Tal como ella lo hace ahora. La imaginación de Flavia en la cocina no tiene límites, prepara desde tostadas, platillos salados y mermeladas con yolo (corazón del nopal). Disfruta cocinar y ver la reacción de la gente cuando prueba algo rico que ella prepara, lo cual, además le deja un gran orgullo como cocinera tradicional de Tlaxcala.

 

Victoria Gloria Salvador, San Pablo del Monte

 

Cocineras Tradicionales

 

Su mamá se dedicaba a vender mole de guajolote en las ferias patronales de su pueblo, así comenzó esta tradición que ahora ella y sus hermanas siguen. Creció comiendo quelites, frijoles, maíz y productos de la región que su papá cosechaba. Para ella es importante rescatar la herencia y comida de nuestros antepasados. Y es claro el uso del metate, consumir quintoniles y hierbas para que las nuevas generaciones no las olviden y continúen llevándolas a cabo.

 

María del Pilar, Santa Cruz

 

 

Orgullosa de sus raíces, María aprendió a cocinar gracias a su mamá y abuelita. Disfruta preparar desde una salsa de molcajete hasta tortitas de charales en salsa verde, platillo típico de su región. Para ella es importante que se visibilicen y valoren los conocimientos tradicionales con los que cuenta. Feliz, transmite sus conocimientos a sus hijas y nietas para que ellas continúen con sus tradiciones.

 

Angela Baltazar, Ixtenco

 

Cocineras Tradicionales

 

Su familia tiene raíces en la cultura otomí, dato que ella y sus allegados comparten con alegría. Los conocimientos que tiene sobre la comida fueron transmitidos por su mamá y sus abuelos, quienes se dedicaron a la siembra del maíz. Ahora prepara chile de matuma, mole festivo de su región que tiene por ingredientes carne de res. También chiles secos y es espesado con masa de amíz. Además, de transmitir sus conocimientos a sus hijas, sobrinas y nietas, quienes desde temprana edad aprenden a preparar estos guisos.

 

Susana Pacheco, Calpulalpan

 

 

Desde muy pequeña tuvo gusto por la cocina, pero fueron su abuelita y su mamá las encargadas de transmitirle los conocimientos para que ella ahora prepare ricos platillos. Los escamoles, en salsa verde con nopales, son su platillo favorito para comer y compartir. Aunque estos solamente se encuentran en marzo y abril. Ella elabora sus preparaciones junto con su hijo y su esposo, con quienes busca difundirlas para que las nuevas generaciones las conozcan.

 

Angela Tecocuachi, Zacatelco

 

 

Una herencia que se ha llevado generación con generación en su familia, es el agua de cacao, o mejor conocida como agua de barranca, por el sonido que hace al mezclarse con el molinillo de madera. Preparada con haba, maíz, cacao, canela y anís, esta bebida ha llegado incluso a Tianguis Turísiticos de Italia y Brasil. Para ella significa mucho continuar con estos conocimientos, pues han trabajado muy duro para que su preparación sea conocida a nivel internacional.

 

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