Uno de los eventos gastronómicos más importantes de México se realizó con gran éxito los pasados 20, 21 y 22 de noviembre, en donde Millesime GNP 2019 se vistió por primera vez de gala cinéfila, en la que chefs nacionales e internacionales poseedores de estrellas Michelin, crearon extraordinarios platillos inspirados en diversas joyas del cine, convirtiéndose en una verdadera fiesta que fusionó el séptimo arte con la gastronomía. Texto: Juan Pablo Montes / Elsa Navarrete / Mariana Mendoza y Ana Belen Ortiz / Fotos: Charly Ramos. 

Nosotros acudimos a esta exquisita fiesta de sabores y arte cinéfilo, y te decimos cuáles fueron los ocho momentos más fascinantes de Millesime GNP 2019. 

 

 

30 años de «Como agua para chocolate»

 

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Este año la novela de la escritora mexicana Laura Esquivel, cumplió tres décadas de que se publicó, y para honrarla en Millesime GNP 2019 le dieron el premio Vivir es Increíble a la literatura, entre aplausos de los asistentes. Sin embargo, ese no fue el único homenaje que se le dió a este gran libro cuya historia gira alrededor de la comida. La chef Gaby Ruiz, de Carmela y Sal, ofreció una experiencia donde compartió pequeños cortos de la película basada en esta obra literaria, mientras la gente los veía una tablet y al mismo tiempo que disfrutaba de los platillos. 

 

 

Primero, el pastel de boda de Rosaura y Pedro, cuando Tita, la protagonista se siente triste y las lágrimas caen en la masa para luego hacer llorar a los asistentes a la fiesta nupcial. Enseguida las codornices en pétalos de rosas en honor a Nacha que ya no está. El siguiente fue el sensual mole que Tita prepara pensando en Pedro, que fue ideal para solo comerlo con los dedos. Finalmente Gaby cerró la experiencia con un fósforo comestible, representando cuando Tita come cerillos para alcanzar a Pedro que se quemó de pasión.

 

Un coctel muy Félix

 

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En Cinema Express, una experiencia de Diageo y American Express dentro de Millesime GNP 2019, uno de los lugares que más nos llamaron la atención fue la antigua cantina de Don Julio donde se servía la «Margarita Félix». Esta era de un color negro, debido al carbón activado, pero Daniela Guerra, la embajadora de la marca, nos explicó que realmente era una margarita tradicional y el ingrediente extra servía para vestir al coctel con la misma elegancia que la actriz María Félix.

Además, Daniela también señaló el gran espejo de la barra señalando la frase “Antes que Don, Julio”, haciendo énfasis que el nombre de este reconocido tequila correspondía a una persona de carne y hueso, que igual que María Félix disfrutaban de lo hecho en México. Otra peculiaridad del coctel es que en vez de escarcharlo, para un toque más de carácter, lo servían con una espuma de sal para ese primer trago tan especial. Dicho trago y los demás disponibles fueron diseñados por Ricardo Sandoval, gran mixólogo mexicano.

 

La deliciosa pista negra

 

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En el stand del chef Patrick Cros, entre esferas de maíz rellenas de pato confitado y esquites de pibinal –elote que se cuece bajo tierra durante tres días– acompañados de una mousse de foie gras, longaniza deshidratada y un aderezo de ajonjolí, nos llamó especial atención un bocado de color negro intenso.

Se trató del macarrón de recado negro relleno de queso de cabra, servido con cebolla encurtida y una flor de cempasúchil, el cual se basó en la película El nombre de la rosa, protagonizada por Sean Connery. En esta cinta de 1986, ciertos libros, que eran prohibidos, estaban envenenados. Las personas al pasar las hojas y chuparse el dedo, morían envenenados. Y la única pista es que todos tenían la lengua negra. Por eso, este macarrón pintaba la lengua en este tono.

 

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Patrick Cros es un chef francés con 25 años en México que vive en Campeche. Él confecciona platillos típicos franceses con productos locales para darle vida a su concepto de cocina franpechana. En La Casa de los Murmullos, una casona del siglo XVII, recibe una mesa al día para ofrecer una experiencia privada y original.

 

 

Vino para emocionarse

 

 

En la experiencia Wine Emotions, el sommelier y gastrónomo Andrés Amor se enfocó en un tema que no solemos percatarnos: la parte emocional de un vino. Aprovechando la inspiración de la industria del celuloide, creó una interesante dinámica. Primero, se mencionaba una emoción en específico, luego los participantes veían una escena de película en la que el vino fuera protagonista y, por último, degustaban un vino y un bocadito.

En total, hubieron tres experiencias; cada una conformadas de un trío de emociones, películas y vinos diferentes. Así, se vivió la nostalgia a través de una copa de Saia, de Feudo Maccari, y El padrino en una de las escenas donde Vito Corleone habla con su hijo, Michael, y le dice “hoy me gusta beber más el vino que antes”, al sentir esa melancolía por dejar su legado.

Otro de los momentos ganadores fue el miedo junto a El silencio de los inocentes, un Chianti Classico Riserva Castello de Quercet y un plato con hígado y alubias, mientras se veía a Hannibal Lecter confesándole a Clarice que se comió el hígado acompañado de habas y un buen Chianti, de la última persona que trató de analizarlo.

 

 

Del gusto de Richard Burton

 

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Uno de los jóvenes talentos que nos hicieron salivar con sus preparaciones fue Joel Hornelas, chef y co-propietario de restaurante Tintoque, de Puerto Vallarta, quien es fiel a su tierra natal y busca promover la cultura de la Bahía de Banderas.

Uno de los platillos que preparó fue una tostada de guisado de hueva de jurel, una receta muy tradicional y muy querida de esa ciudad de Jalisco, que se hizo famosa por una película filmada de 1964 titulada La Noche de la Iguana, gracias a la cual este destino alcanzó gran fama internacional.

A su director, Jonh Huston, al protagonista, Richard Burton –y a su amante, la también actriz Elizabeth Taylor–, les encantaba ese guisado. En época de frío es cuando esos peces se aparean y salen los huevecillos, mismos que se preparan en un estofado con salsa mexicana, vinagre, jugo de naranja y especias.

 

El séptimo arte impone moda

 

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El cine hollywoodense no solo es creador de fantásticas historias y constructor de escenas memorables en el imaginario colectivo; el vestuario elegido por los protagonistas marca tendencia en la forma de vestirse. En esta colaboración entre Millesime y el whisky Buchanan’s, invitaron a la sastrería mexicana Tomorrowland Tailors a crear outfits representativos de diferentes décadas, basadas en las películas más famosas de esa época o inspiradas en ella.

La narrativa comenzó en 1910 con un elegante traje y sombrero; se basaron en El Fantasma de la Ópera y Titanic. Para el outfit de los años 20 tomaron como referencia El gran Gatsby, con sacos de terciopelo. La de los 40 refleja la época de los gánster en películas como El Padrino o El ciudadano Kane.

Los clientes que acuden a esta sastrería son amantes del whisky Buchanan’s, que en esta edición de Millesime eligieron la etiqueta Red Seal, un whisky especial creado para celebrar la coronación del Rey Eduardo VII de Inglaterra, hace más de 100 años.

 

«Los Olvidados» al plato

 

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La chef Lula Martín del Campo, del restaurante Cascabel, es una de la invitadas imperdibles de Millesime GNP 2019, ya que siempre tiene presente en sus platillos los ingredientes base de la gastronomía mexicana. Y para esta edición presentó un platillo inspirado en la película de Luis Buñuel, Los Olvidados, que cumple 69 años, y en  la que no podía faltar el maíz, los frijoles y el chile. 

 

 

Fue así que nos deleitó con una tostadita de maíz azul con frijoles refritos y frijoles negros de la olla, con salsa verde y queso, con unas pequeños pétalos de flores azules, con lo que le dio el toque surrealista, que siempre estaba presente en las cintas del director español. «Lo hice pensando en los niños de la calle, que no tienen qué comer como lo plasmó Buñuel en su película, convirtiéndose en una de sus películas más polémicas», nos compartió la chef Lula.

 

Joven promesa

 

 

Proveniente de Guaymas, Sonora, la joven chef Sheyla Alvarado sorprendió por su exquisita cocina que llevó a Millesime GNP 2019, directo del restaurante Traslomita, en el Valle de Guadalupe, en Ensenada, Baja California, en donde hizo salivar a todos aquellos quienes probaban sus suculentos platillos como:  el taquito de cachete al horno de leña con ensalada de nopal con salsa de chile guajillo, que fue un auténtico bocado de comida tradicional, que ha pasado de generación en generación.

«Estoy muy contenta de estar en Millesime, de estar con personas tan extraordinarias. Me enorgullece mucho compartir el trabajo que hacemos en Traslomita y que la gente sepa todo lo que hacemos allá«.

 

 

También nos deleitó con un aguachile de cenizas con lobina rayada, que fusionó perfecto los sabores y fue un bocado refrescante para el paladar. Sin duda, seguiremos teniendo noticias de esta talentosa chef. millesimeworld.com/mexico

 

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