Punto Mx es el único restaurante mexicano con una estrella Michelin. Hasta Madrid viajó Ruth Martín para conocer cuál es el secreto del éxito de este chef que ha echado raíces en la capital española.

 

Para ti, ¿qué significa recibir este reconocimiento?

Para la cocina mexicana es un orgullo, y para mí, como mexicano fuera de mi país, mucho más, pues le da un valor más especial. Recibir una estrella es increíble, genera mucha felicidad e impulsa al trabajo que se está haciendo.

Aunque no trabajas solo con ese objetivo, este galardón sienta muchas bases y te da gran seguridad en tu labor. Y más, con tan poco tiempo, pues apenas llevamos tres años abiertos.

 

Aguachile rojo de lenguado

 

Aunque va más allá del restaurante…

Por supuesto, no negaré que es importantísimo no solo para mí como chef, o para Punto Mx; también es un reconocimiento para la cocina mexicana que hoy vive un momento espléndido en el mundo.

Siempre he creído que México es la gran cocina de Latinoamérica, y como mexicano te das cuenta de que hace 10 años jamás pensamos que los ojos del mundo nos miraran como ocurre hoy, y eso es maravilloso.

 

¿Cómo se consigue hacerlo tan bien lejos de México?

Es bastante complicado por cómo se ha malentendido la cocina mexicana en otros lugares; pero creo que el secreto del éxito, al menos el nuestro con Punto Mx, es la constancia.

Y también respetar valores fundamentales de la cocina de la que provengo. Por ejemplo, somos los únicos en Europa que hacemos las tortillas a mano —500 al día— y seguimos el proceso de nixtamalización. Esto nos da un nivel que está a la altura de cualquier cocina, pero nos ha tocado construir casi desde cero el contexto para mostrar de verdad cómo son los sabores de México.

 

Café de olla

 

¿Cuál es el concepto Punto Mx?

Aquí no damos lecciones de cocina; ofrecemos autenticidad, a pesar de que a 12 mil kilómetros no es nada fácil conseguir ciertos ingredientes.

Tenemos un pequeño huerto en el que plantamos chiles, hoja santa, huauzontle, y cada año tratamos de traer dos semillas nuevas.

Hemos ido entendiendo poco a poco cómo es la tierra, aprendiendo cuáles son las mejores épocas para sembrar. Eso nos ha permitido conseguir platillos auténticos: las salsas se hacen en molcajete, el guacamole se termina al gusto del cliente, tenemos un glosario en cada mesa para que el comensal entienda, y tratamos de guiar a los amateur para que encuentren el punto perfecto en la boca.

 

Aunque Punto Mx no se parece nada a México

Quien entra aquí descubre un espacio blanco que no tiene nada que ver con lo que espera, y se deja llevar; porque como siempre digo, el folclor, el sabor y el color está en el plato.

Nuestras propuestas se personalizan, y eso también es México: la comida de la calle se hace al momento, un taco nunca va a saber igual, ya que depende de la cantidad de salsa o limón, y eso quisimos trasladarlo a nuestras mesas. Aquí se viene a pasarlo bien, a comer con las manos, a descubrir el mezcal y a no saber qué puede ocurrir, y eso, también es México.

 

Tuétano a la brasa

CREMA DE ARROZ CON LECHE REQUEMADA 3

Originario de Asturias, el chef Marcos Morán dirige junto con su padre Casa Gerardo. Laura Otero platicó con el poseedor de una estrella Michelin y tres Soles Repsol, reconocimientos importantes en España.

 

Inspiración para saborear

Hace 15 años no tenía idea de cómo picar perejil ni cocer una papa; solo tenía ganas de hacer bien las cosas y de que mi padre me diera la oportunidad de operar nuestro restaurante para darle un nuevo giro, manteniendo la técnica de la manera más fidedigna posible.

 

Abrazar la historia

En una cocina donde 133 años de historia te respaldan, tienes que cocinar para todos los paladares, además de convencer a tu padre y de abrirte las puertas por ti mismo. Tener un padre famoso no te da el éxito: es necesario trabajar las 24 horas para conseguir la excelencia, dar servicio, amar el producto.

 

Comedor privado_Casa Gerardo

 

De la mano de los grandes

Durante seis años me formé en las cocinas de Jordi Roca y Juan Mari Arzak. Me levantaba todas las mañanas, tomaba mi bicicleta, iba a la universidad y adquiría todos los conocimientos necesarios para tomar las riendas de Casa Gerardo de la mano de mi padre. Juntos gestionamos el restaurante a cuatro manos y dos cabezas.

 

Armonía de legados

Los platos asturianos típicos de Casa Gerardo son parte de cinco generaciones; sin embargo, hemos tratado de encontrar el equilibrio entre la cocina asturiana de mi abuela y la modernidad. Nuestra fabada y nuestro arroz ya no son tradicionales, ahora cocinamos con menos grasa y trabajamos para no destrozar el sabor que buscan nuestros clientes.

 

De la tierra a la mesa

La innovación en nuestros fogones plantea una cocina “tradicional renovada”. Utilizamos ingredientes de productores locales, preparamos los platos clásicos que reúnen los sabores ancestrales de la familia, pero sin impurezas, con producto fresco. Sería una locura utilizar en nuestros platillos fabes de la edad de Nefertiti cuando podemos cocinar con las recogidas el mismo día, en la misma tierra.

 

La hora del vermut_Casa Gerardo

 

El comensal, el mejor reconocimiento

Tener una estrella Michelin y tres Soles Repsol es algo que me enorgullece y por lo cual hemos trabajado, pero lo que me interesa realmente es tener a mis clientes satisfechos, ofrecerles una explosión de sabor cuando se sientan a la mesa, que se vayan contentos con lo que probaron para que vuelvan.

 

Herencia en libertad

Mi hijo es aún muy pequeño para decidir lo que quiere. Si quiere ser cocinero, que lo sea; si quiere pintar, que pinte. No espero que ame la cocina ni que continúe la tradición centenaria de la familia. Tampoco sé si será la sexta generación de Casa Gerardo. Lo que quiero es tener un hijo que ame lo que hace. Si ama la cocina, qué bien; si no, también. Las nuevas generaciones tienen que hacer lo que les gusta, para transformarlo en una forma de vida.