El arte de hacer champaña va de la mano con la tradición, cualidades que por más de 250 años han sido parte de Armand de Brignac. Sus botellas, que son más que de apariencia estética y llamativa, contienen una cuidadosa producción vinícola que fusiona tres cosechas diferentes en una sola creación. Fotografías: Cortesía.

Para conocer más de Armand de Brignac, nos presentaron tres de sus etiquetas en el restaurante Sylvestre, asador mexicano, que consiente con su espacio y sus preparaciones. La cena maridaje de aquella noche tuvo como recepción la etiqueta Brut Gold, un aperitivo por excelencia.

 

Armand de Brignac

 

Para iniciar la cena, un delicioso carpaccio de pulpo fue maridado con Blanc de Blancs. El plato fuerte de la noche fue un atún en costra de pistache, maridado con un Rosé de notas delicadas que acompañaron bien este platillo de ligera intensidad.

Para finalizar la experiencia de armonización, cubanitos y helado de yoghurt con frutos rojos marcaron el cierre con el que repetimos el vino anterior, para acentuar aún más los tonos de fresas, cerezas y grosellas del champaña.

 

Armand de Brignac

 

Una característica importante de la marca es su presentación; cada botella es única, y elaborada artesanalmente, son recubiertas de metal y acabadas con etiquetas de peltre francés, para ser presentadas en formato largo de 1.5 litros en cualquier momento digno de compartir.

Actualmente corre la trigésima generación de productores de champaña en la familia Cattier, quienes con una extensión de 33 hectáreas de viñedos, crean vinos elegantes en un ambiente sostenible, que son un símbolo de exclusividad y buen gusto. armanddebrignac.com