¿Qué sería de un exquisito platillo sin una vajilla de alta calidad? Estamos seguros que la experiencia no sería la misma. Por ello, desde 1920 la empresa Anfora se ha encargado de ser el recipiente que enaltece aún más los platillos y bebidas del mundo, a través de hermosas vajillas que son unas verdaderas obras de arte.  Fotos: Cortesía Anfora. 

La historia de Anfora comenzó cuando un grupo de inmigrantes alemanes instalaron una fábrica a espaldas del Palacio de Lecumberri, por lo cual enfrentó varias dificultades, como huelgas, la intervención del gobierno durante la Segunda Guerra Mundial, cambios administrativos a manos mexicanas, el traslado de la fábrica a Pachucaasí como periodos de crisis. 

 

Anfora

 

Sin embargo, la empresa apostó siempre por mantener su compromiso con México y se ganó la confianza de las familias y la industria mexicana; al grado de que, para mediados de siglo, la mayoría de las cocinas en México poseían desde una jarra hasta vajillas completas para acompañar esos momentos únicos en la mesa 

Actualmente, Anfora está presente en los mejores restaurantes y hoteles de todo el mundo. Demostrando que en cada pieza hace una perfecta síntesis de modernidad y tradición mexicana, dejando el sello de un excelente trabajo manual de los trabajadores, produciendo así 6 millones de piezas al año.  

 

Anfora: Un siglo de historia para festejar

 

Anfora viste las mesas de  20 países alrededor del mundo, haciendo manifiesta la calidad de lo hecho en México y la tradición viva del centro cerámico más importante de Latinoamérica. 

Y para celebrar esta gran ocasión, en el Museo Franz Mayer de Ciudad de México, estará abierta al público una exposición con piezas históricas de su colección privada, además del libro conmemorativo de sus primeros 100 años. En el que se recopilaron las vivencias de quienes han dedicado décadas a este sueño.  

 

Anfora

 

En el libro podrás conocer más detalles sobre la historia cerámica de nuestro país y el recorrido por las colecciones que han dado vida a Anfora, desde las más tradicionales hasta las recién sacadas del horno, de la mano de reconocidos artistas, creativos y chefs que inspiran a la empresa a reinventarse constantemente.  

Entre ellos están los chefs Aquiles Chávez, Guillermo González Beristáin, Javier Plascencia o Gabriela Ruiz; así como los fotógrafos Ignacio Urquiza y Abraham Carrasco, o los diseñadores como Rodrigo Noriega, Ariel Rojo y Prince Láuder. 

 

Anfora

 

Como buena familia mexicana, seguramente entre tus vajillas más preciadas, se encuentra alguna de Anfora, con lo que ya eres parte de su historia.  IG. @anfora #100años 

Ignacio Urquiza: sabores para contemplar

“En mi vida todo es cocina”, asegura Ignacio; quien comenzó a recorrer México a la edad de seis años, de la mano de su padre. De él heredó el gusto por la fotografía y por la comida mexicana. “Luego de un viaje, llegábamos a casa y revelábamos juntos las imágenes que habíamos tomado”, recuerda el artista.

Fotos: Cortesía Ignacio Urquiza. 

 

Ignacio Urquiza

Aunque cuando comenzó su carrera hizo fotografía de todo tipo, el destino lo llevó a Italia, donde descubriría su amor por la fotografía gastronómica mientras trabajaba como asistente de Renato Sala. “Él era cocinero antes que fotógrafo; cocinaba y luego fotografiaba lo que cocinaba, era todo un espectáculo”.

De aquella etapa de trabajo intenso, Ignacio aprendió grandes lecciones: “me enseñó cómo llevar al espectador al punto donde está el antojo, porque ese es el chiste; que aún en la tarde después de haber comido veas una foto y vuelvas a salivar.

Y eso solo está en un punto de la foto, hay que encontrarlo con la cámara para que el espectador lo encuentre con su ojo”. Y explica que eso solo se puede lograr con técnica y un buen manejo de luces y texturas.

 

Ignacio Urquiza

 

Ignacio Urquiza es un viajero empedernido

Además de fotógrafo, Ignacio Urquiza es un viajero empedernido. Por ello, cuando regresó de Italia a finales de los años 80 y la chef Patricia Quintana lo invitó a participar en el libro Taste of México, aceptó gustoso. “Entonces no había ningún libro de arte o recetario con fotos de nuestro país”, nos explica.

Aquella experiencia, que lo acercó al mundo de locaciones insospechadas, platillos típicos y grandes cocineros, la define como un parteaguas en su vida.

Como buen curioso, en cada viaje siempre encuentra algo para sorprenderse. Nos cuenta que hace poco, en un recorrido que realizó por Quintana Roo con el chef Ricardo Muñoz Zurita, visitó a una señora que vivía en la selva.

Entre puras piedras cultiva sus ingredientes: chiles, epazote, hoja santa, maíz, axiote y plátano. Tiene puerquitos, gallinas y laguito de dónde saca sus pescados. Ella es autosuficiente y cocina delicioso, conocerla me impresionó mucho”.

 

Ignacio Urquiza

 

De todos los lugares que en los que ha trabajado, confiesa que la Península de Yucatán es su favorito. “Me gusta la gente, los colores, la alegría, la luz, los días largos, el Sol que quema.

Allí todavía se resguarda mucha tradición en los atuendos y la indumentaria, son cosas que busco retratar antes de que se pierdan. El paisaje también es muy bueno, la comida es muy rica, no solo en sabores, sino estéticamente”.

Sin embargo, Italia tiene un lugar especial en su corazón: “Yo viví en Venecia y cada vez que puedo me voy para allá. Italia es muy fotogénico, sus paisajes, comida y gente. Es como mi segundo hogar”.

 

Sabores de Mónica Patiño

Entre sus proyectos más recientes, se encuentra la segunda edición del libro Sabores de Mónica Patiño, cuya producción fotográfica estuvo a su cargo. También trabajó en México Celebra, una fascinante recopilación de las festividades de nuestro país, para el que tuvo que viajar durante un año entero recorriendo cada estado, región y pueblo.

“Durante ese tiempo, me encontré con muchísimas celebraciones que francamente no esperaba estuvieran tan bien conservadas. Pero ahí están, nada más es cosa de salirse de las ciudades e ir en la fecha indicada. México está vivo y está lleno de tradición.

Lo mejor es que tenemos todo eso a la vuelta de la esquina”, comenta Ignacio, ansioso por dar a conocer la cultura de nuestro país.

 

 

Para Ignacio es de gran importancia captar la naturalidad en cada disparo, “cuando tomo una fotografía, quiero transmitir al espectador lo que estoy viviendo. Si algo me llama la atención, busco captar su esencia para regalarla a quien verá la foto.

Es cosa de maña, de gusto y de cierta habilidad que se va desarrollando”. Por ello, Callos de Lobina estilo Culiacán, es una de sus imágenes favoritas: “quise mostrar el puesto callejero en el que fue tomada, el lugar dónde se está picando el pepino, los limones ya exprimidos, la salsa Guacamaya…”.

Y nos cuenta que la tabla que aparece en la foto, se la compró después al señor y fue su compañera de aventuras durante muchos años, hasta que se le perdió.

 

Fotografía gastronómica

Este artista asegura que la fotografía gastronómica en las redes sociales es una tendencia inevitable.Me resulta muy curioso que gran parte del contenido en Instagram sea gastronómico. La gente fotografía lo que se va a comer y lo comparte, es muy divertido”.

Pero considera que hay que destacarse con fotografía de más calidad, con ángulos distintos y otros lenguajes. “La foto cenital está de moda, pero no transmite antojo”. Por lo tanto, recomienda “buscar un ángulo que sea más parecido a cómo ve el comensal, es decir a 45 grados.

Desde ahí se puede comenzar a transmitir más realismo: plasmando el volumen, la altura, la caída y todo lo que desde arriba no se ve”.

 

Ignacio Urquiza

 

Actualmente, Ignacio hace fotografía publicitaria y editorial para ilustrar libros, recetarios y revistas. “Me fascinan las publicaciones periódicas porque son muy actuales y creo que van marcando muy bien la pauta de lo que se está haciendo, pero me gustan más los libros porque son proyectos más grandes con mucho tiempo para tomar fotos”.

Asimismo, se dedica a dar cursos de estilismo y fotografía de alimentos en su taller, el estudio Urquiza. Y no descarta la idea de sacar su propio recetario en el futuro, en el que incluya platillos que le encanta preparar y comer.