Gracias a la oferta de quesos de buena calidad, que es mejor que nunca, hoy es posible hacer el clásico maridaje de vino y quesos en tus celebraciones en casa… con estilo, claro está. Fotos: Cortesía, Unsplash y Adobe Stock.

 

La disposición de la mesa

 

Acomoda cuatro o seis tablas alrededor de la mesa, cada una con un tipo diferente de queso y vino, así como con pequeños trozos de pan. La selección para tu maridaje de vino y quesos puede incluir: queso de cabra con un sauvignon blanc, queso tipo brie con un vino tinto joven y afrutado de Beaujolais, y cheddar con un chardonnay y merlot criados en barrica. Además, considera servir queso de oveja duro con un tempranillo y un queso azul con oporto. Esta guía de maridaje es una grandiosa manera de celebrar y de disfrutar el queso y el vino, mientras aprendes a la vez.

 

 

Tabla con quesos

 

 

Con vino blanco

 

Una vez que hayas probado vino blanco con queso ya nada será lo mismo. Algunas personas se muestran escépticas ante este maridaje de vino y quesos, pues parece extraño ofrecerlo después de haber servido un vino tinto con cuerpo para acompañar el platillo principal. Sin embargo, hay platos fuertes que maridan perfectamente con vino blanco, el cual puedes beber durante toda la comida hasta llegar al plato de quesos.

  • El queso de cabra combina bien independientemente de su añejamiento. El maridaje clásico es con sauvignon blanc.
  • El queso feta y otros quesos blancos para desmoronar acompañan vinos blancos afrutados, frescos y de acidez agradable.
  • Los quesos alpinos, tales como gruyer y Comté, maridan con vinos blancos suaves y secos de buena acidez y aromáticos, como el pinot gris.
  • Los quesos suaves y semimaduros de corteza anaranjada complementan vinos aromáticos con pinot noir y gewürztraminer.

 

Qué quesos evitar con vino blanco

 

  • Los quesos azules y añejos como el parmesano no combinan con vinos blancos secos y de acidez agradable.

 

 

Vino blanco y queso

 

 

Con vino tinto

 

Escoge quesos duros en lugar de suaves o semi suaves. Además, es fácil maridar vino tinto con platillos preparados con queso gratinado, en especial cuando contienen ingredientes como carne de res y hongos. Es importante recordar que acompañamientos como el pan con nueces, la mantequilla pura, frutos rojos cocidos y aceitunas negras marinadas: abrirán también los sabores del vino.

  • El queso de cabra acompaña vinos ligeros y afrutados como los famosos vinos de Beaujolais.
  • Quesos suaves como brie o camembert pueden disfrutarse con los vinos chilenos afrutados hechos con pinot noir, merlot y carmenere.
  • Un cabernet sauvignon joven y tánico es un vino tinto difícil de maridar con queso, más bien abre sus sabores con una hamburguesa rellena con una cantidad generosa de queso azul gratinado.

 

 

Qué quesos evitar con vino tinto

 

Quesos de intensos sabores con corteza anaranjada, así como azules fuertes, como gorgonzola picante o roquefort, no maridan bien con vino tinto.

 

 

Vino tinto y queso

 

 

Con vino dulce

 

Este tipo de caldos armonizan a la perfección con una gran variedad de quesos. No solo con azules (aunque conforman el mejor maridaje) sino también con quesos duros y de corteza. El exquisito sabor de muchos vinos dulces cubre el paladar con la suavidad de un jarabe y aminora cualquier sabor amargo del queso. Muchos tienen sabores frutales que son complementos naturales del queso: sabores a uvas, durazno, chabacano y membrillo o, en el caso de tintos dulces, ciruela y zarzamoras.

  • Cualquier queso azul, el cremoso gorgonzola o el salado roquefort serán ideales para acompañar un vino dulce.
  • Los quesos de corteza y de sabor intenso van bien con un vino dulce y aromático con gewürztraminer de cosecha tardía.
  • Quesos de oveja combinan con vinos dulces suaves y secos, como los de la denominación de origen Pacherenc du Vic-Bilh, de Francia.
  • Vinos dulces estructurados como el Tokaji húngaro son buen acompañamiento del queso azul y otros quesos de sabores fuertes.

 

 

Qué quesos evitar con vino dulce

 

  • Los quesos de sabores delicados como los quesos de cabra jóvenes y frescos.

 

 

 

 

Más vinos

 

Vinos rosados.- Los secos y ligeros maridan con el mismo tipo de queso, en particular con el queso de cabra. Un vino rosado añejo y con cuerpo, de cabernet sauvignon o syrah, se comporta más bien como un tinto, sin embargo, son más flexibles debido a sus notas frutales y a la ausencia de taninos intensos. Los quesos que acompañan bien a los vinos rosados incluyen variedades casi untables como brie y camembert, quesos suaves y cremosos.

Champaña.- Marida excelentemente con quesos salados, los que se desmigan ligeramente, de cabra joven con delicado sabor, un queso doble o triple crema o, bien, requesón. Es sensacional con parmesano maduro. Si buscas algo muy especial, prueba un queso con trufa.

Jerez.- Por ejemplo, un Fino o Manzanilla y los de uva madeira maridan con queso de oveja duro español, como manchego. Y en especial quedan a la perfección con almendras y aceitunas verdes. Es el binomio ideal con el queso de cabra maduro, mientras que hay que evitar quesos con sabores fuertes y cremosos.

Oporto.- El estilo tawny (añejado en barricas de roble) de 10 años y algunos de 20 años, con notas a nuez muy pronunciadas, combinan con quesos azules suaves, quesos tipo gouda y quesos con corteza y sabor suave. Evita los quesos de cabra jóvenes y quesos blancos para desmoronar, por ejemplo, queso feta.

 

 

Vino y queso

 

 

Si ya abrimos tu apetito pero no sabes con qué vinos maridar tus quesos, checa estos vinos mexicanos premiados por su excelencia.

Si debiéramos elegir un único ingrediente que fuera capaz de exaltar todos los aromas y sabores del té, en sus múltiples tipologías y expresiones, la respuesta sería sencilla… ¡Queso y té! Descubre por qué este elemento es ideal para acompañar tu bebida favorita. Fotos: Escuela Mexicana de Té.

 

Los efectos de esta unión

 

Lejos de tendencias y modas globales, es importante saber que la unión que forman “queso y té” es mucho más antigua de lo que parece y, por encima de todo, absolutamente lógica. Como el vino, la infusión de Camellia sinensis ofrece toda una gama de sabores y sensaciones en boca, capaces de aminorar, neutralizar o potenciar a su contraparte líquida. Mientras que el queso, en su gloria infinita, ofrece un incomparable equilibrio a la astringencia, acidez, dulzor, salinidad y amargor del té.

 

queso y té maridaje

 

Hace algunos años, los productores de quesos de Wisconsin dieron en el clavo. El té posee características sensoriales similares al vino, así como taninos, que permiten un maridaje óptimo. Sin embargo, el beneficio que ofrece una bebida caliente es mucho más sorprendente; el calor del té extrae aromas y sabores subyacentes, algo que una bebida fría nunca podrá hacer. Fascinante, ¿a poco no?

Armonizaciones ideales

 

De forma genérica, es posible apuntar a casamientos infalibles a la hora de combinar té y queso. Los tés blancos acompañan bien a quesos frescos con bajo contenido de sal y buen nivel de acidez. Por su parte, los tés verdes combinan perfectamente con quesos curados o ahumados, como el Provolone o el auténtico Manchego.

Para el té negro, dejamos los quesos de hongo azul, con altísima potencia aromática y gustativa. Y los pu-erh, dependiendo su estilo y método productivo, hacen lo propio con cuajados de leche ultra maduros e incluso aderezados con especias, pimientos y un sinfín de ingredientes picantes. Una taza de Sheng pu-erh es sublime al compás de nuestro excepcional Cotija.

 

queso y té

 

“¿Y los oolong?”. Productores en todo el planeta apuntan al perfecto matrimonio que integran distintos derivados lácteos con esta tipología de té. El tradicional queso Montague de leche de oveja y vaca, de sabor medio, con buen balance graso, es delicioso con las notas florales de los oolong de baja oxidación.

Los Doble Crema, en sus múltiples variantes regionales, de textura suave, cremosos y profundos, son inigualables con oolong de oxidación media blendeados con duraznos y frutos de hueso. Ni qué decir del encuentro entre tés oolong de alta oxidación con quesos de hongo blanco, particularmente Camembert, Brie, Brillat-savarin y Coulommiers.

 

Sin límites

 

La quinta esencia del maridaje queso y té llegó hace algunos años, envuelta en una frase: ¡Cheese tea! Imagine usted una bebida masiva, casi viral, en la que tés verdes, negros, blancos, oolong y pu-erh se cubren con queso crema espumoso. Después, se espolvorean con sal marina o azúcar para provocar una experiencia gustativa fuera de este mundo.

 

cheese tea

 

La tendencia comenzó hace algunos años, en modernas casas de té de Asia. Establecimientos como Heytea, Royaltea y Regiustea, todas con sede en China, comenzaron a combinar la infusión de hojas y brotes de Camellia sinensis con queso crema espumoso.

¿El resultado? Una bebida esponjosa, cremosa y rica, con un toque de salinidad que ayuda a potenciar los matices aromáticos y gustativos del té. Singapur, Taiwán, Malasia, China, Canadá y Estados Unidos, particularmente Nueva York y Los Ángeles, se cuentan entre los destinos que adoptaron la tendencia en los últimos años.

 

Receta del Cheese tea

 

La receta es simple: el té se infunde en frío, sumergiendo las hojas de té en agua a temperatura ambiente durante ocho horas. Una vez lista, la infusión se sirve con una proporción perfecta de 80 por ciento té y 20 por ciento queso crema espumoso. Libremente, casas y barras de té en todo el mundo también han ido incorporando ingredientes como chocolate, yogur, cereales y todo tipo de frutas a la infusión.

Sin embargo, una única regla persiste: los dos elementos de la bebida, queso y té, deben permanecer separados. Nunca deben utilizarse popotes para beberla; por el contrario, la taza debe tomarse con la boca, dejando a quienes se atreven a probarla un inevitable bigote de queso. escueladete.mx

 

 

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