Los higos son en realidad una flor, que florece hacia adentro y contiene alrededor de 1,500 flores diminutas. La higuera fue uno de los primeros árboles frutales que se cultivaron y ha sido objeto de culto en la literatura y la mitología, conoce aquí todo sobre este exquisito ingrediente. Texto: Clarissa Hyman y Andrea Cabrera / Fotografía y producción: Angela Dukes / Recetas y estilismo de alimentos: Linda Tubby / Maridaje: Miguel Ángel Cooley.

Morder un higo maduro arrancado directamente de su árbol es un momento que nunca olvidarás, al llenar tu boca de dulzura. Son de las frutas más sensuales y, en el pico de su exuberante madurez, tienen una fragancia y textura incomparables. La higuera también tiene una historia interesante y, así como los olivos y la vid, celebra la esencia atemporal del Mediterráneo.

 

Desde tiempos inmemoriales

 

Es considerado uno de los alimentos de la Biblia. Se dice que crecían en el Jardín del Edén, y supuestamente, las hojas se usaron para cubrir la desnudez de Adán y Eva, lo cual significa que podría ser la primera prenda de vestir de la historia. En los Juegos Olímpicos de la antigüedad, los atletas eran coronados con estas hojas y comían el fruto durante su entrenamiento.

 

higos frescos

 

Los romanos también honraban a la higuera, ya que creían que Rómulo y Remo habían sido amamantados debajo de una. También apreciaban los higos de Esmirna, en lo que hoy es Turquía, donde esta variedad, regordeta y dorada, todavía se cultiva.

 

Multicolor que enamora

 

Los higos rara vez se etiquetan por variedad. En cambio, se clasifican y se venden típicamente por color: blancos, verdes, negros y rojos/marrón, mientras que su carne puede ser de color rosa pálido, rojo intenso o cualquier tono cobrizo intermedio. Su estructura interna es compleja, como señaló Aristóteles en el siglo IV a. C. Botánicamente, cada higo es en realidad una flor, que florece hacia adentro y contiene alrededor de 1,500 flores diminutas.

Algunas variedades se autopolinizan, mientras que otras dependen de una relación simbiótica con las avispas de los higos. Si bien se encuentra con mayor frecuencia en el Mediterráneo, estos tipos de Ficus se observan en todo el mundo.

 

Higos

 

El higo italiano Dottato (o Kadota), de color amarillo verdoso, con pulpa ámbar rosado, es uno de los más cultivados. A menudo se enlatan con un almíbar espeso, y necesitan una cucharada de helado de vainilla, crema fresca o yogurt griego para atenuar su dulzura. Otra variedad de Italia llamada Verdone (o White Adriatic en Estados Unidos) tiene una piel de color verde claro y carne rosa, y es perfecto tanto para comer fresco como para hacer conservas.

Black Mission es un tipo famoso introducido en California en el siglo XVIII desde México a través de monjes franciscanos y misioneros españoles. Tiene una piel delgada de color negro- púrpura y una pulpa bastante tosca de color rosa cargada de diminutas semillas y un rico y dulce sabor. Cuando se deshidratan, adquieren una textura adictiva, húmeda y deliciosa. Brown Turkey, una variedad también reconocida, cuenta con una carne suave y roja, piel marrón púrpura y un sabor maravilloso.

Producción en el mundo y tratamiento

 

En la actualidad, los principales países productores son Turquía, con 26.7% de la producción mundial, seguido de Egipto, Marruecos, Argelia e Irán. En cuanto a México, se considera que este fruto fue introducido por misioneros españoles franciscanos en 1638. Hoy en día, nuestro país se ubica en el lugar número 20 en la producción a nivel mundial, y se produce en los estados de Morelos, Baja California Sur, Veracruz, Puebla e Hidalgo.

 

Higos

 

En las regiones productoras de higos, la temporada se extiende de junio a octubre, o incluso hasta noviembre. En cambio, en México los puedes encontrar entre julio y septiembre. Al comprarlos (o mejor aún, elegirlos), selecciona aquellos que se sientan pesados en la mano y parezca que están casi a punto de estallar. En caso de conseguirlos verdes, puedes aprovecharlos para conservas que puedes disfrutar durante todo el año.

Debido a su naturaleza delicada, los higos maduros requieren un manejo cuidadoso. Se maltratan fácilmente, por lo que a menudo se empaquetan en papel vegetal. Pueden durar unos días en el refrigerador, aunque el enfriamiento puede estropear su delicado sabor. Sin embargo, por conveniencia, muchos higos se transportan duros e inmaduros; intenta mantenerlos a temperatura ambiente hasta que la piel se suavice, y luego resalta su delicioso aroma y sabor dejándolos al sol el mayor tiempo posible.

Usos culinarios

 

Los higos frescos se disfrutan más como postre o entrada con jamón de Parma o serrano. Una excelente manera de servirlos es cortarlos en cuartos para llevar al siguiente nivel una tabla de quesos: el queso salado equilibra su dulzura. O bien, póchalos en un almíbar con especias, en vino o miel. Cocínalos en forma de guisos y salsas o úsalos en platillos dulces y salados como tartas o pato asado. Cualquier sobrante es ideal para hacer chutneys.

Su sabor dulce, acompañado de un aroma perfumado, tiene un versátil uso en la cocina de reconocidos chefs como Edgar Núñez, quien prepara creativos higos nixtamalizados que entre cenizas llegan perfectos a las mesas de Sud 777, incluido en la lista Latin America’s 50 Best Restaurants. Mientras que Moshe Basson, chef que se especializa en cocina moderna bíblica-israelí, confecciona unos sublimes higos rellenos de pollo y especias en salsa agridulce de tamarindo, en The Eucalyptus, uno de los restaurantes más famosos de Jerusalén.

 

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Los higos deshidratados están hechos con frutas muy maduras de finales de temporada. Los mejores se secan al sol, se giran varias veces para que se aplanen y se empaquetan sin apretar para que conserven su textura esponjosa. Cómelos directo del empaque, rellénalos con queso crema o úsalos en compotas, panes o guisos, con anís e hinojo.

Para comprender su verdadero valor romántico, hay que comerlos maduros, directo del árbol al amanecer, antes de que el sol los toque. Solo entonces es posible apreciar completamente la afirmación de la escritora Elizabeth David, quien dice que son «uno de los placeres más exquisitos del Mediterráneo”.

 

Notas Sabias

 

  • Algunos creen que la fruta prohibida del Jardín del Edén era en realidad un higo, no una manzana. Miguel Ángel incluso lo representó como tal en su fresco de la Capilla Sixtina.
  • En estudios farmacéuticos se ha encontrado que las hojas de la higuera podrían ayudar en el tratamiento y prevención de la diabetes mellitus, mientras que los higos frescos son ricos en antioxidantes, tonutrientes, calcio y vitaminas.
  • Se sabe que en algunas partes de Asia e India, el Ficus religiosa o higuera sagrada es muy venerada, ya que tanto hindúes como budistas las utilizan como lugar de meditación o como parte de sus santuarios.
  • En la higuera las ores crecen dentro de una vaina en forma de pera que posteriormente se convierte en el higo.

 

 

Pollo con higos al horno

 

En esta receta de pollo con higos al horno, el jugo de mandarina se mezcla con chile, ajo y tomillo para hacer una marinada y aportar un toque cítrico, que compensa la dulzura de los higos en este maravilloso y práctico platillo. Un puñado de vegetales lo complementa a la perfección.

 

Rendimiento: 4 porciones

Ingredientes

 

  • 1 mandarina firme, pelada
  • 2 dientes de ajo, finamente rallados
  • 1 chile rojo grande, sin semillas ni venas y finamente picado
  • 600 g de pechuga de pollo orgánica
  • Sal de mar en hojuelas, al gusto (disponible en mercadolibre.com.mx)
  • Pimienta negra recién molida, al gusto
  • 6 ramitas de tomillo
  • 12 higos, partidos a la mitad
  • 3 cdas. de aceite de oliva virgen extra
  • 16 espárragos delgados

 

Procedimiento

 

  1. Precalentar el horno a 200 °C. Picar finamente la mandarina y colocar en un tazón pequeño. Exprimir el jugo de la mandarina y verter en un tazón junto con el ajo y el chile.
  2. Colocar la pechuga de pollo en un recipiente para hornear poco profundo y sazonar con sal de mar en hojuelas y pimienta negra recién molida. Verter la mezcla de mandarina, ajo y chile, revolver bien. Esparcir encima las ramitas de tomillo, los higos y el aceite. Hornear por 20 minutos. Añadir los espárragos y continuar horneando durante unos 10 minutos, hasta que todo esté cocido al gusto. Servir de inmediato.

Maridaje F & T

 

Vino tinto con aromas de fruta roja, balsámico, especias y pétalos de rosa; en boca tiene cuerpo medio, alta acidez y tanino sedoso.

Sugerencia: Chianti Classico, Carpineto

Tarta de higo, mazapán y ricota

 

Esta tarta de higo es dorada y rústica, con un verdadero atractivo. Uuna gloriosa mezcla de fruta abundante, un relleno dulce de queso ricota y nuez, un puré de higo hecho con jerez Pedro Ximénez y una generosa cucharada de crema batida.

 

Rendimiento: 8 porciones

Ingredientes

 

Para el relleno de ricota y mazapán

  • 250 g de queso ricota, escurrido 100 g de almendras, molidas
  • 60 g de azúcar refinada
  • 1⁄2 cdta. de esencia de vainilla
  • 1 yema de huevo
  • 15 higos frescos y maduros 1 cda. de azúcar estándar

Para la base

  • 250 g de harina de trigo, más extra para trabajar la masa
  • 75 g de azúcar refinada
  • 150 g de mantequilla fría, en cubos
  • 1⁄4 de cdta. de sal de mar en hojuelas 2 yemas de huevo
  • 1⁄2 cdta. de esencia de vainilla
  • 1 huevo entero, batido
  • 2 cdas. de azúcar dorada para repostería (disponible en mercadolibre.com.mx) Charola para hornear
  • Brocha para alimentos

Para el puré de higos

  • 250 g de higos maduros, en trozos pequeños 3 cdas. de jerez Pedro Ximénez
  • 40 g de azúcar refinada

Para servir

  • Nata o crema espesa, al gusto

 

Procedimiento

 

  1. Comenzar por la base. Mezclar la harina con el azúcar en un procesador de alimentos. Agregar los cubos de mantequilla y la sal de mar en hojuelas, y moler para formar una textura de migajas.
  2. Mezclar las yemas de huevo con la esencia de vainilla y tres cucharadas de agua fría; agregar a la mezcla de harina y azúcar y moler una vez más hasta que todo esté bien combinado. Colocar la masa sobre una superficie de trabajo limpia y formar una bola. Envolver con plástico autoadherente y dejar reposar 20 minutos.
  3. Precalentar el horno a 200° C. Extender la masa ligeramente enharinada sobre una hoja grande de papel encerado, hasta formar un círculo de unos 33 centímetros de diámetro. Sin retirarla del papel, transferir a una charola para hornear.
  4. Para el relleno de ricota y mazapán, poner el queso en un tazón y mezclar con las almendras molidas, el azúcar, la esencia de vainilla y el huevo. Dejar enfriar hasta utilizar.
  5. Poner los 15 higos en un colador y enjuagar con agua. Partir a la mitad longitudinalmente, devolver al colador y espolvorear con el azúcar. Colocar la mezcla de ricota sobre la masa, extendiendo a menos de 3.5 centímetros del borde. Agregar los higos sobre el relleno y envolver con la masa, plegándola mientras se levanta. Barnizar con el huevo batido, utilizando una brocha para alimentos, y espolvorear con el azúcar dorada. Hornear por unos 35 minutos, girando a la mitad de la cocción. Reducir la temperatura a 180 °C y continuar horneando por otros 10 minutos. Sin retirar del papel encerado, transferir a una rejilla y dejar enfriar por 10 minutos.
  6. Para el puré de higos, colocar los trozos en una cacerola junto con el jerez, el azúcar y ocho cucharadas de agua. Calentar a fuego bajo y cocinar, sin tapar, durante 10 minutos. Dejar enfriar durante unos 10 minutos y moler en un procesador de alimentos hasta obtener la consistencia de un puré. Colar con ayuda de un tamiz sobre un tazón, empujando la mayor cantidad de puré posible con una cuchara. Se debe obtener alrededor de 150 gramos de puré.
  7. Transferir cuidadosamente la tarta a un plato grande. Servir con una porción de puré de higos y nata para acompañar.

Maridaje F & T

 

Vino blanco de postre con aromas a pera con tada; en boca tiene balance entre acidez y dulzor.

Sugerencia: Wehlener Sonnenuhr Riesling Trockenbeerenauslese, Dr. Loosen.

 

Ensalada de higos a la parrilla y jamón de Parma con aderezo agridulce

 

Esta combinación de ensalada de higos es dulce, sublime y clásica. Los piñones aportan una gran textura, mientras que el chile molido y el aderezo de vinagre balsámico blanco agregan un ligero sabor frutal.

 

Rendimiento: 4 porciones

 

Ingredientes

  • 12 higos, en mitades, conservando el tallo 2 cdtas. de miel
  • 150 g de jamón de Parma o prosciutto di Parma en rebanadas finas (disponible en chedraui.com.mx)
  • 4 puñados de hojas para ensalada, como espinaca o acedera morada
  • 3-4 cdas. de piñones, tostados
  • 30 g de queso italiano duro, para rallar
  • 1⁄2 cdta. de chile seco molido

Para el aderezo

  • 1 cdta. de mostaza de Dijon
  • 2 cdas. de vinagre balsámico blanco 1 pizca de sal de mar en hojuelas
  • 7 cdas. de aceite de oliva virgen extra Frasco con tapa, para conservar

 

Procedimiento

 

  1. Comenzar por el aderezo. Poner la mostaza, el vinagre y una pizca de sal de mar en hojuelas en un frasco; mezclar. Agregar el aceite poco a poco, tapar y agitar entre cada adición hasta emulsionar. El aderezo se mantendrá en buen estado en refrigeración hasta por cinco días.
  2. Precalentar la parrilla a fuego alto y colocar una rejilla a unos 15 centímetros de separación. Acomodar los higos en una charola y rociar con la miel. Asar a la parrilla durante unos tres minutos, o al gusto.
  3. Dividir el jamón en cuatro platos y colocar los higos encima, junto con sus jugos de la charola. Añadir hojas para ensalada y esparcir los piñones. Verter un poco de aderezo y rallar el queso italiano encima. Espolvorear con una pizca de chile molido y servir.

Maridaje F & T

 

Vino blanco con aromas a manzana, pera, lácteos y levadura; en boca es fresco y corpulento.

Sugerencia: Bonterra Chardonnay, Bonterra Organic Vineyards.

Tartas de pasta filo con higos

 

Estas bonitas canastas de tartas con higos son un final elegante para cualquier comida: la rica natilla sirve como base para los tiernos higos horneados, mientras que la pasta filo crocante agrega contraste.

 

Porciones: 12 piezas.

 

Ingredientes

 

  • 150 g de mantequilla sin sal, en cubos
  • 3 hojas (125 g) de pasta filo (disponible en pastafilo.com.mx)
  • 9 higos pequeños, cortados en cuartos
  • 1 cda. de azúcar glas, para espolvorear

Para la natilla

  • 300 ml de crema para batir
  • 4 yemas de huevo medianas
  • 1 huevo entero
  • 75 g de azúcar refinada
  • 1 cda. de harina de maíz
  • 2 moldes para muffins con 6 agujeros (de 2.5 centímetros de profundidad)
  • Brocha para alimentos

Procedimiento

 

  1. Colocar la mantequilla en una sartén de fondo grueso a fuego medio bajo y clarificar, derritiendo sin revolver. Una vez derretida, retirar la capa blanca espumosa de la superficie con una cuchara, dejando atrás la grasa dorada. Retirar del fuego y reposar durante cinco minutos; luego verter cuidadosamente la grasa dorada en un tazón. Cualquier suero de mantequilla blanco restante puede agregarse a la crema caliente en el siguiente paso.
  2. Para la natilla, verter la crema para batir en una cacerola pequeña y calentar hasta que aparezcan algunas burbujas en el borde; luego, retirar del fuego. Poner las yemas y el huevo entero en un recipiente. Mezclar el azúcar con la harina de maíz y luego incorporar a la mezcla de huevo con un batidor de globo, hasta que el azúcar se disuelva. Añadir la crema caliente. Enjuagar la cacerola donde estaba la crema y poner la mezcla resultante adentro. Revolver constantemente con una cuchara de madera de cuatro a cinco minutos a fuego medio bajo, hasta que comience a espesarse y a formar grumos. Batir nuevamente, colar con ayuda de un tamiz sobre un recipiente y empujar la mezcla para obtener una crema muy suave.
  3. Precalentar el horno a 200 °C. Barnizar los moldes para muffins con mantequilla clarificada, utilizando una brocha para alimentos. Barnizar una hoja de pasta con mantequilla clarificada y colocar otra hoja encima. Repetir este proceso hasta obtener tres capas. Recortar 12 cuadrados de pasta, colocar en los agujeros de los moldes y recortar los bordes puntiagudos con unas tijeras para que no se extiendan demasiado.
  4. Dividir la natilla entre los agujeros con pasta filo. Colocar tres cuartos de higo sobre la natilla, barnizar con la mantequilla clarificada restante y hornear de 12 a 14 minutos, hasta que la pasta filo esté dorada.
  5. Enfriar los moldes sobre una rejilla de alambre y dejar reposar al menos 20 minutos antes de espolvorear con azúcar glas. Desmoldar las tartas y comer durante las siguientes horas para que la masa mantenga su textura crujiente.

 

Maridaje F&T

 

Vino fortificado con aromas a fruta confitada, higos y maderas finas; en boca presenta capas de caramelo y sabores a frutos secos.

Sugerencia: Taylor’s Tawny 30 años

Sorbete de grosella y yogurt de coco

Las claras de huevo pasteurizadas están disponibles en cualquier supermercado.

Para el yogurt de coco puedes buscar una marca de yogurts orgánicos que cuenten con este sabor.

 

Porciones: 6 porciones

Ingredientes:

Para el sorbete de grosellas

  • 2 paquetes de 170 g de grosellas rojas, sin tallos, frescas de preferencia
  • 85 g de azúcar glas
  • 1 vaso de leche de almendras (en caso
  • de utilizar grosellas deshidratadas)
  • 1 clara de huevo fresca o 2 cdas. de clara de huevo pasteurizada
  • 2 cdas. de azúcar regular

 

Para el sorbete de yogurt de coco

  • 125 g de yogur de coco (sin lácteos)
  • 100 g de azúcar glas
  • 200 ml de agua pura de coco
  • 1 cdta. de extracto de coco
  • 1 clara de huevo fresca o 2 cucharadas de clara de huevo pasteurizada
  • 2 cdas. de azúcar regular

 

Procedimiento:

  1. Para el sorbete de grosellas, poner las bayas y el azúcar glas en una cacerola grande a fuego bajo y revolver para disolver el azúcar en las bayas. En caso de utilizar grosellas deshidratadas, colocar primero en el vaso de leche de almendras por una hora para hidratar, y después proceder al paso anterior.
  2. Aumentar el calor y cocinar a fuego bajo durante cuatro minutos, hasta que las bayas estén blandas; retirar y enfriar completamente. Vaciar en un colador sobre un tazón, aplastar las bayas con una cuchara, mediante movimientos circulares.
  3. Batir la clara de huevo hasta que se formen picos suaves. Añadir una cuarta parte del azúcar regular a la vez, batiendo entre cada adición a punto de nieve. Añadir la mezcla de bayas hasta obtener un color uniforme. Batir la mezcla en una máquina de helados siguiendo las instrucciones del fabricante. Transferir el sorbete a un recipiente a prueba de congelación, dejando espacios para el sorbete de yogurt de coco. Congelar mientras se prepara el sorbete de yogurt de coco.
  4. Para hacer el segundo sorbete, colocar el yogurt de coco en un tazón, añadir y revolver junto con el azúcar glas, seguido del agua y el extracto de coco.
  5. En un recipiente aparte, batir la clara de huevo a punto de nieve y añadir una cuarta parte del azúcar regular a la vez, batiendo entre cada adición a punto de nieve. Añadir a la mezcla de coco hasta obtener una mezcla homogénea. Batir en una máquina de helados siguiendo las instrucciones del fabricante.
  6. Una vez listo, agregar cucharadas de la mezcla en los espacios que quedan entre el sorbete de grosella y congelar por lo menos cuatro horas antes de servir.

 

Maridaje Food and Travel:

Oporto con notas de higos, maderas y nueces, suave en boca y de buen nivel de dulzor.

Sugerencia: Croft, 20 Year Old Tawny Port