Siempre jovial, franco y propositivo, el chef Alejandro Ruiz recibe 2021 con dos aniversarios a cuestas: el de su propio nacimiento, pues ya cuenta con 50 años de edad, y el del restaurante que lo catapultó, Casa Oaxaca, que en diciembre de 2020 cumplió 17 años de abrir sus puertas. Fotos: José Galicia Mayoral / Cortesía.

Sobre la perspectiva que se adquiere con los años –ya sea que los cumpla uno o los proyectos a los que se les dedica la vida– charlamos con este exitoso chef y empresario que, a decir de muchos, es uno de los responsables de que el mundo hoy tenga a Oaxaca como referente de magia, autenticidad y exquisitez.

 

Una fecha para compartir

¿Cómo celebraron el 17 aniversario de Casa Oaxaca?

 

Tengo una filosofía que me impide dejar de vivir, por eso lo conmemoramos invitando a tres amigos entusiastas: Roberto Solís, Orlando Trejo y Franco Maddalozzo. Con ellos cocinamos una cena de seis tiempos que dedicamos a nuestros amigos, proveedores, colaboradores, aliados y familia. Desde luego, en el festejo guardamos todos los protocolos de higiene y distancia porque no queríamos montar un show, sino disfrutar con nuestra gente cercana.

 

 

Restaurante Casa Oaxaca

Emplatado con origen

¿Solo ofrecieron una cena?

 

Para ser sincero, la cena fue un pretexto para presentar una vajilla que tuvimos el honor de que nos la diseñara el maestro Adán Paredes. Veníamos de muchos años atrás planeando tener una vajilla en Casa Oaxaca que, a la par de la comida, también comunicara algo. De modo que lo que hizo Adán fue investigar y encontró unos dibujos con vasijas y utensilios de los mixtecos y zapotecos, culturas que son las raíces de Oaxaca y de mi familia.

Recuerdo que de niño, en Zimatlán, salía mucho tepalcate cuando arábamos con la yunta, así que ahora sabemos que toda esa pedacería de barro fue trabajada por mixtecos y zapotecos. Eso es lo que queremos honrar: es una vajilla diseñada desde donde somos y que comunica a la gente lo que somos.

 

 

Chile de agua de Casa Oaxaca

 

 

Hacia dónde va Casa Oaxaca

Casa Oaxaca está cerca de cumplir la “mayoría de edad”. ¿Lo consideras un concepto ya maduro?

 

Esa es la pregunta que me he hecho en los últimos meses: ¿Qué más sigue?, ¿hacemos recetas nuevas con sabores asiáticos, franceses, españoles y chinos… o nos regresamos a la comunidad?, ¿hablamos con las señoras de rancho o nos paramos en la tierra y tratamos de entenderla, de dialogar con ella? Acabo de cumplir 50 años y decidí tomar proyectos que me hagan feliz, que me permitan disfrutar y viajar con mi familia. Eso me lo ofrece mi tierra, mi origen.

Esta moda de hacer alquimia en la cocina ya pasó, tal vez no en Oaxaca pero sí en el mundo. Ya no es tiempo de ir a Europa a exponerse y comer, sino de volver más hacia mis raíces, hacia mi cultura, a técnicas sencillas llenas de sabor y cariño, llenas del ingrediente pero también de los utensilios, que es de donde vengo. Dicen que uno vuelve a donde se enterró el ombligo, y nosotros como familia estamos regresando a nuestra comunidad, a Zimatlán.

Por ahí van los 18 años de Casa Oaxaca: van hacia lo que sí somos y no hacia lo que pretendemos ser, por eso también estamos dándole vida a Portozuelo, un concepto hermano en el campo de ocho hectáreas con un huerto orgánico y área para cocinar y comer al aire libre, precisamente en La Raya-Zimatlán, que es de donde venimos. Estamos abriendo fines de semana para preparar carnitas, guisos, salsa y bases de mole en leña, con sazón auténtico.

 

 

Chef Alex Ruiz en el campo

 

 

Los pies en la tierra

Portozuelo será perfecto para la nueva normalidad, ¿no es así?

 

Va a sonar muy extraño, pero la pandemia vino a ayudarle al concepto de Portozuelo. Después de tres meses de encierro, yo lo que quería era salir al sol, que me pegase el aire, y curiosamente muchos amigos me empezaron a llamar pidiendo ir a caminar a donde estamos montando Portozuelo, a despejarse. Eso nos llevó a concluir que tenía que ser el primer lugar que abriríamos al levantarse el confinamiento, aunque tiene ocho años de planeación.

El concepto de Portozuelo va girar en torno a tres ideas. Vamos a tener 10 teepes de piedra, barro, adobe y madera locales, y la idea es que te hospedes ahí para formar parte de tres actividades. Habrá talleres de agricultura biointensiva, para aprender preparar tu composta y tu tierra y producir alimentos en casa. También tendremos clases de cocina tradicional impartidas por señoras de la comunidades cercanas, así como sesiones de medicina alternativa.

En mi pueblo no se hacen artesanías como en otros sitios de Oaxaca: allí la gente se junta para comer y hay un amplio conocimiento de medicina natural, de curar con hierbas, con inciensos, limpias relajación. A Portozuelo podrás venir para curar no solo el cuerpo sino el alma.

 

Portozuelo

 

 

La circunstancia que afecta al mundo

¿Y qué lecciones te ha traído la pandemia?

 

Me enseñó a valorar la salud y agradecer lo que te da la vida. También a evaluar hacia dónde va el negocio: estábamos entrándole mucho al ego, al snobismo. Me dio Covid y estuve encerrado tres semanas, una de las cuales fue muy dura, y eso me sirvió muchísimo para reorganizar prioridades.

La pandemia nos hizo más humildes y nos hizo entender que no dependemos de nuestro talento o paladar, sino de nuestro cliente: desde el que toma una taza de café hasta el que hace una reservación de varias mesas. Y no olvidarnos de lo más importante: estamos para servir, no para exhibirnos. Servir desde una manera genuina, espontánea, con cariño. La razón de ser de este negocio es servir con genuina calidez, como chef y como empresario.

 

 

Che Alejandro Ruiz cocinando en Casa Oaxaca

 

 

Las verdadera competencia de Alejandro Ruiz

El chef Rodolfo Castellanos opina que en Oaxaca es difícil tener un restaurante durante la pandemia porque en los hogares se cocina delicioso y no es necesario salir, ¿qué opinas?

 

Totalmente de acuerdo, es un tema que hemos platicado él y yo a la mano de un mezcal. Siempre nos dicen que Rodolfo y yo somos competencia y no es cierto, ¡la competencia real son las amas de casa! 

El hogar se hace en la cocina, y para mí y para ti los mejores frijoles y guisados son los de nuestra mamá o abuelita. Si vienes a Oaxaca, y un amigo te invita a cenar a su casa, ¿a dónde irías? ¿a mi restaurante o a comer con la mamá oaxaqueña de tu amigo, que quiere atenderte? ¡Pues con tu amigo! Como fuiste invitado a su casa, su mamá cocinará lo que ha preparado miles de veces en un acto de cariño hacia su hijo y amigo. Contra eso no hay cómo competir, y me encanta.

Lo que ofrecemos en los restaurantes es atención, la idea es que aquí te vamos a lavar los platos, a llevar por una experiencia distinta. El reto es acercarnos a ese sazón de nuestras abuelas.

 

Pulpo a las brasas de Casa Oaxaca

 

 

Estar o no estar, el dilema

Casa Oaxaca sonaba fuerte para entrar de nuevo en Latin America’s 50 Best Restaurants. ¿Crees que estas listas siguen siendo vigentes en un momento tan complicado para la restauración?

 

Te voy a hablar con el corazón: no me emociona estar en las listas, me emociona ver más a mi equipo disfrutar lo que hace; que el restaurante esté lleno; ver la interacción de mis muchachos al atender una familia. Ver esa vida genuina, espontánea, real.

Estar en esas listas sí te sirve mucho, te hace lucir y te da a conocer con gente que sigue esas tendencias, pero para mí el éxito de mi marca no es estar en listas, sino cubrir las necesidades primarias y de sustento y calidad de vida para todos lo que lo hacemos posible.

Prefiero no estar en la lista pero seguir abierto. Hay restaurantes que están pero solo tienen cinco mesas ocupadas, y otros que aparecen pero cierran al poco tiempo. Me mido más en cómo aporto y ayudo a mi comunidad.

 

 

Chef Alejandro Ruiz

 

Por último, quisiera dar ánimos a todos nuestros colegas y proveedores, a todos los inmersos en este oficio. Hay que mantener el ánimo: vamos a resurgir con mayor conciencia de quienes somos y respeto a la vida y a nuestro oficio. Espero de corazón que estemos viviendo la última parte de la pandemia.

No hay que dejar de vivir y disfrutar la vida. Y cuando sea posible, vengan a Oaxaca, viajen a Yucatán, a la Ciudad de México o a Tijuana a consumir local. Unidos vamos a salir adelante. De la mitad de este año para adelante estaremos del otro lado.

 

¿Verdad que ya se antoja viajar a Oaxaca? Si es tu caso, también te puede interesar: 10 secretos del restaurante Las quince letras de Celia Florián.

 

Hoy más que nunca, el país necesita de la cocina como eje integrador de la sociedad. Bajo esta idea, nació Top Chefs por México, una iniciativa de 11 chefs que demuestran su amor a través de la gastronomía. Conoce todo sobre este proyecto filantrópico que se gestó desde sus casas. Entrevista: Cecilia Núñez / Texto: Aurora Yee / Fotos: Cortesía. 

 

Once grandes

 

El reality show de Top Chef México dejó algo más que aprendizaje durante la competencia. Este programa formó complicidad entre los participantes, y hoy, 11 de ellos se unieron, cada uno desde sus cocinas, para actuar ante los estragos sociales de la pandemia por COVID-19. Juntos, hicieron un recetario llamado De la mano, cocinando en casa, que decidieron llevar más allá por medio de una campaña de recaudación de fondos.

 

Top chefs Fernando Martínez

 

Los participantes viven en distintas partes de México, en el norte se encuentran: Adria Marina Montaño (Georgina, en Tijuana), Irving Quiroz (Aula Sabor, en Monterrey), Eduardo Morali (Grupo Pangea, en Monterrey) y Andrea Martínez (Casa Liebre, en Coahuila). En el sur están Rodolfo Castellanos (Origen, en Oaxaca) y Christian Bravo (San Bravo, en Mérida).

 

top chefs Rodolfo Castellanos

 

Mientras que en Ciudad de México están Pía Quintana, Fernando Martinez Zavala (Migrante, de próxima apertura) y José Miguel García (La Barraca Valenciana). Y también son parte quienes ahora viven en otras latitudes, como Adriana Cavita (chef privada en Londres) y Matteo Salas (Les Roches, Suiza).

 

 

¿A quiénes se beneficiará?

 

La manera de recaudar fondos es mediante una campaña de donadora.org, en la cual puedes cooperar con aportaciones desde 100 y hasta 2 mil pesos. A partir de una donación de 350 pesos, recibirás el archivo del recetario por correo electrónico. Después de que finalice la campaña, la idea que tienen los Top Chefs es que este recurso se pueda seguir vendiendo para apoyar más causas similares.

 

Top chefs por México

 

El dinero que se recolecte será destinado a dos de los sectores más afectados durante la pandemia: el del campo, que involucra a los productores y a las comunidades agrícolas; y del personal médico. Así, las fundaciones beneficiadas serán Jovel Kun Kun y y Fundación Cadena A.C. La primera promueve el movimiento Slow Food en Chiapas y proporciona canastas de alimentos para personas de escasos recursos. La segunda está haciendo kits con material médico para los menos favorecidos.

El recetario: De la mano, cocinando en casa

 

La idea de generar un recetario en torno a una campaña con fines filantrópicos es parte de la resiliencia de los chefs. «La restauración nace como un espacio que tiene que estar vinculado a situaciones de este tipo. Si un cocinero solo trabaja para ganar dinero, es respetable como su objetivo en la vida; pero cocinar para otro tipo de fines demuestra que la cocina es un elemento de transformación social«, dijo en entrevista para Food and Travel, el chef Fernando Mártínez Zavala.

 

top chefs pulpo

 

En el recetario De la mano, cocinando en casa, cada uno de los chefs participó con dos recetas, en versiones sencillas y con ingredientes que puedes encontrar fácilmente. De este modo, puede ser replicadas por cualquier persona, y desde casa. Por ahora, puedes obtenerlo al donar desde 350 pesos en la campaña de #TopChefsXMéxico.

 

chef Matteo Salas

 

Para la elaboración del recetario, los Top Chefs idearon sus recetas cada uno desde sus casas. El equipo de diseño y corrección de estilo estuvo a cargo de Ricardo Salas, padre del chef Matteo Salas, quien trabajó de manera gratuita para el proyecto.  

 

¿Cómo ayudar?

 

Las cosas han cambiado para la industria restaurantera, pero hay que buscar el lado positivo y evolucionar, tal y como afirma la chef Pía Quinta: «Hay que darle la vuelta a ésto, hemos aprendido que hay que cambiar la dinámica y por ello somos más conscientes e hicimos esto de corazón».

 

Pía Quintana

 

Quedan cinco días para llegar a la meta a alcanzar que es de 200 mil pesos. Así que tienes pocos días para apoyar esta causa, entra al sitio web para hacer un donativo por la campaña: donadora.org/campanas/topchefsxmexico

El estado de Oaxaca nunca dejará de sorprendernos. Su ancestral cultura sigue permeando en cada una de las expresiones artísticas, como la artesanía, la música y los bailes regionales, y dentro de las cuales la cocina tradicional debería considerarse, porque cada plato que sus mujeres preparan son una verdadera obra de arte.  Esto fue un poco de los que vivimos en la última edición de Oaxaca Flavors, El Saber del Sabor, que se realizó del 27 al 29 de septiembre en la ciudad capital. Fotos: Mariana Mendoza.

 

Cata de maíz criollo

 

Oaxaca Flavors

 

Directo del aeropuerto, llegamos al restaurante Itanoni, de cocina tradicional sustentable, donde se han enfocado en la investigación de diferentes especies de maíces criollos del estado, para su conservación.

Con el fin de explicarnos las diferencias, nos brindaron una cata de cuatro tipos: blanco, amarillo, rojo y negro, desde el grano crudo, hasta preparados en tortillas y tostadas, para descubrir sus sabores y con qué ingredientes van muy bien. Nos sorprendió comernos un taco de tortilla de maíz amarillo con mermelada de guayaba.

 

 

Colorida calenda

 

Oaxaca Flavors

 

Para comenzar oficialmente las actividades del festival, nos reunimos en el andador turístico Macedonio Alcalá, para vivir una calenda, una especie de desfile donde una banda de música toca canciones populares para que los gigantes o marmotas, grandes muñecos, bailen y den vueltas alegrando a quien los mira.

Los chefs participantes del festival, provenientes de diferentes estados de la República Mexicana y de Estados Unidos, caminaron al lado de los asistentes, sonrientes y bebiendo mezcal. Llegamos hasta la catedral de Santo Domingo y disfrutamos de una recepción en El Huaje.

 

Cena a ocho manos

 

Oaxaca Flavors

 

Durante los tres días que duró Oaxaca Flavors, se realizaron comidas y cenas en diferentes restaurantes de la ciudad, hasta ocho simultáneas, donde el chef anfitrión recibió a uno o varios chefs invitados para preparar un menú especial.

Una de nuestras preferidas fue en el restaurante Origen, donde tuvimos la suerte de que cuatro chefs –el de casa, Rodolfo Castellanos, y los hermanos Rodrigo, Daniel y Patricio Rivera Río, de Koli–, nos deleitaran con un crudo de kampachi ahumado, tamal de huitlacoche y hongos serranos, y lengua de res en pipián. Maridamos con vinos y mezcales.

 

Cocina hogareña en Jalatlaco

 

Oaxaca Flavors

 

El sábado nos pidieron no desayunar. ¿La razón? Realizaríamos un recorrido glotón por el barrio de Jalatlaco, uno de los más hermosos de Oaxaca, con calles empedradas y casas con murales fabulosos. Allí nos recibirían diversas cocineras locales en su hogar, con sus especialidades culinarias.

Comenzamos con un chocolate disuelto en agua caliente y pan artesanal. Luego visitamos la casa de los López, donde hermosas mujeres nos dieron una probadita de los antojitos que preparan: piedrazo (pan remojado en vinagre con cebolla, papas y zanahorias curtidas, crema, queso y salsa); agua de chilacayota (una calabaza local), chalupas de papas y zanahorias, y molotes rellenos de pan y chorizo.

Terminamos en el patio de Amalia López, quien nos cocinó un suculento estofado de carne de cerdo. La salsa era dulce y estaba hecha con chile de agua, ajonjolí, almendras, aceitunas y pasas; lo acompañamos con arroz blanco, frijoles y enormes tortillas hechas a mano.

 

Noche llena de emociones

 

 

Oaxaca Flavors Night fue el evento principal del festival. En éste se reunieron 50 cocineras tradicionales de diferentes regiones del estado para preparar su mejor receta, con la que competirían en concurso al final de la noche.

Un desfile de mujeres de todas las edades, vestidas y peinadas a la usanza tradicional, detrás de grandes ollas de barro y anafres, nos dejaron con la boca abierta, no solo por la belleza y el orgullo con el que portan sus vestimentas, sino por los platos que nos convidaron.

 

 

Molotes de plátano macho, con crema y queso; pechuga de pollo rellena de mariscos y hoja santa, cubierta con salsa de chicatana, con puré de plátano; enchiladas rellenas de queso y chapulines bañadas en crema de elote y el guiso tehuano, un tipo caldo con carne de res pero con manzana, ciruelas, plátano macho y pasas, son una mínima muestra de lo que pudimos probar. oaxacaflavors.com

 

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