¿Cuántas veces no has preguntado o has dejado de opinar sobre el vino por miedo a ser juzgado? Y es que el mundo enológico, a veces, está rodeado de un ambiente rígido, en el que parece que debes tener grandes conocimientos para apreciarlo. Afortunadamente, en las experiencias con Cava Nómada todo este halo incómodo desaparece, para dejar solo la diversión y el disfrute por lo que realmente importa: el vino.

La sommelier Sophie Avernin, directora de Grandes Viñedos de Francia y Cava Nómada, y César Montesano, su socio, cuentan que la idea es poder disfrutar de “vinos chingones” en un ambiente relajado. Anteriormente estas sesiones se realizaban en diferentes restaurantes, pero ahora ante la nueva normalidad, han hecho suyo el streaming para llevarte sus experiencias hasta tu hogar.

 

Cava Nómada

 

Estas sesiones suelen incluir dos vinos que te envían a domicilio, a la par que te mandan la liga de Zoom para que te conectes a la cata e interactúes con Sophie, César y su equipo de sommeliers. Los temas suelen ser tan variados y divertidos como la diversidad del vino. Nunca repiten las mismas experiencias pero para que te des una idea ha habido desde clases de cocina con chefs como Toño de Livier y Oswaldo Oliva, hasta lanzamientos de vinos presentados por sus enólogos, y catas para probar la eficiencia de las copas diseñadas para blancos y tintos.

Lo mejor es que como Sophie es directora de la importadora Grandes Viñedos de Francia, ofrece las experiencias a precios muy accesibles. De igual modo, si proponen algún maridaje, por un costo ligeramente mayor, lo puedes adquirir y también llega a la puerta de tu hogar.

 

Maridar con munchies

 

En la sesión que nosotros disfrutamos con Cava Nómada pudimos armonizar dos vinos con algo que parecería extraño: botana. Sophie cuenta que la idea de esta experiencia surgió cuando le enseñaba a su hija a maridar, y ella la empezó a retar llevándole frituras y dulces que compraba en la tiendita de la esquina.

Con este antecedente y teniendo frente a nosotros cacahuates japoneses, Rancheritos, Doritos Flamin Hot, Checolines (tamarindo confitado), y paletas de hielo de la Pantera Fresca de Jamaica y brownie, descorchamos los vinos.

 

Cava Nómada

 

El primero fue Blason Timberlay, un blanco botrificado de Bordeaux confeccionado con 70% semillón y 20% sauvignon, con crianza de 3 a 4 meses en tanques de acero inoxidable. Su sabor dulce y los aromas a miel, cítricos y frutos secos, armonizaron bien con los cacahuates japoneses, exaltando lo dulce de su cobertura. También con la paleta de Jamaica fue una gran revelación, al combinarse la acidez de ambas.

El segundo se trató de Relámpago, un ensamble del Valle de Guadalupe confeccionado con tempranillo, merlot y rubí cabernet con una crianza de 18 meses en barricas de roble francés. Esta etiqueta creada por Sophie y su equipo nos sorprendió con los checolines y la paleta de hielo de brownie, con la que resaltaban los frutos rojos. Respecto a las reglas para catar este tipo de munchies, la sommelier entre risas explicó que es probando y divirtiéndose como se puede llegar a estos maridajes.

 

Cava Nómada

 

Próximas Cavas Nómadas

 

La siguiente sesión será el viernes 17 de julio, a las 20 horas y se tratará de descubrir los chismes a partir de la obra y vida de Auguste Renoir. Esta plática jugosa en cotilleo será impartida por Alfonso Villarreal, quien es curador, museógrafo y locutor. Y para el maridaje se elegirá un vino Gran Cru. Costo $1,000 pesos. 

También está programado un brunch en conjunto con el restaurante Fonda Garufa, pero aún no hay fecha del evento. Entérate de las próximas fechas y costos siguiendo sus redes sociales: Instagram: @cavanomada y Facebook: Cava Nómada.

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Francia festeja este 2020, los primeros 10 años de la Inscripción al Patrimonio Inmaterial de la UNESCO de su gastronomía. Fue en 2010 cuando la UNESCO reconoció la importancia de las comidas de los franceses, pero no  estamos hablando de platillos típicos ni de alimentos. Esta inscripción se refiere a la práctica social y a la celebración de grandes eventos familiares alrededor de una comida. Por eso, aquí te decimos cuatro de los rituales de la comida francesa, porque la experiencia gastronómica de los franceses debe incluir ciertas etapas imprescindibles, como algunas que mencionamos a continuación.  Texto: Con información de Atout France / Fotos: Adobe Stock / Cortesía. 

 

El Apero

 

Cualquier comida empieza con un momento de convivencia que reúne a los miembros de la familia o los amigos alrededor de una copa y unas tapas, para abrir el apetito. En el sur de Francia, llevaron el suave arte del Apero a otro nivel y la bebida favorita es el Pastis, un licor de anís servido con agua y hielo para refrescar los calurosos días en la Provence.

 

Rituales de la comida francesa

 

Trou Normand

 

En comidas largas y festivas como bautizos, bodas o aniversarios, el menú puede alcanzar 7 tiempos con varias entradas y varios platos fuertes. Para dar un poco de espacio a los invitados, se puede hacer una pausa digestiva en medio del menú, después de las entradas o entre los dos platos fuertes, que se llama Trou Normand y consta de un shot de Calvados -aguardiente con Denominación de Origen Controlada- con sorbete de manzana.

 

Los quesos

 

Los quesos no se comen de entrada. Son tan importantes dentro de la gastronomía francesa que se les dedica un tiempo completo, entre el plato fuerte y el postre. En los restaurantes los quesos llegan a tu mesa en un carrito de ruedas, con decenas de opciones de quesos de todo tipo: de leche de vaca o cabra, de pasta dura o suave, frescos o maduros.

 

Rituales de la comida francesa

 

Los vinos

 

No se juega con el maridaje, aunque en francés no existe una palabra para definir el hecho de asociar un vino a un platillo. Se puede escoger un vino diferente para maridar cada platillo y al final de la comida. Puedes tener la misma cantidad de copas de vinos en tu mesa que de platillos en el menú.

¿Quieres conocer más sobre los rituales en torno a la comida francesa, como los horarios y los tiempos? Entonces no te pierdas el podcast de Atout France en Spotify y conoce más sobre esta apasionante gastronomía. 

 

Rituales de la comida francesa

 

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En la finca donde hace más de una década se conserva un enfoque de agricultura orgánica, se alza Château Clarisse, una bodega familiar que promueve la comunión entre el hombre y la naturaleza. Te contamos el proceso e historia que hay detrás de estos exquisitos vinos franceses. Texto: Andrea Cabrera. 

 

Amor por la vid

 

La pasión de una familia por el vino y la curiosidad de Olivia y Didier Le Calvez, fueron los motores que le dieron vida desde hace más de una década al viñedo Château Clarisse. Después de dos años de una ardua búsqueda, la pareja francesa logró encontrar el terreno ideal en el que comenzarían a materializar su sueño: una finca vinícola con enfoque orgánico.

 

Château Clarisse

 

Ciudad de tierras privilegiadas

 

La bodega Château Clarisse, referente de inspiración y cambio en la industria del vino francés, se ubica en el punto más alto de la meseta de Saint Emilion, una pequeña ciudad cerca de Burdeos reconocida por los caldos que se elaboran a sus alrededores. Su altitud de 100 metros beneficia a su suelo arcilloso-calizo y arcilloso-silíceo, escenario donde crecen las uvas de las que se obtiene el mosto.

 

Distintas Variedades, un mismo objetivo

 

Sus vides, originalmente distribuidas en cinco hectáreas, se han expandido gradualmente, hasta extenderse por 21 hectáreas con plantas de siete a 75 años, de variedades como merlot noir, cabernet franc, carménère, malbec y petit verdot. Mismas que le dan vida a sus tres etiquetas de notas elegantes: Clarisse, Clarisse Castillon y Clarisse Vieilles Vignes.

 

Château Clarisse

 

Cuna de agricultura orgánica

 

Respecto a su enfoque de agricultura orgánica, las vides de Château Clarisse se trabajan con el máximo cuidado a lo largo de su ciclo de vida. Se comienza con la poda hecha a mano, mientras que el desmontaje, despalillado, remoción de hojas y cosecha también se hacen de forma artesanal, con el mayor respeto por la naturaleza.

 

Certificación en Biodiversidad y Agricultura Orgánica

 

Château Clarisse obtuvo la Certificación de Biodiversidad y Agricultura Orgánica para su cosecha 2019. Esto significa que en este viñedo se utilizan pastos que favorecen la actividad microbiana del suelo y así se gestiona la fertilidad. Además, han logrado reemplazar por completo los herbicidas y productos sintéticos por elementos naturales y productos minerales que permiten la floración de las vides.

 

 

La biodiversidad es otro punto clave para este tipo de agricultura, significa estar seguro que el ecosistema es saludable y que las especies están protegidas, por eso la presencia de 21 colmenas en los bordes de Château Clarisse. El objetivo es lograr de forma natural, que la vid exprese la calidad de este terruño, regalando vinos de riqueza aromática y taninos excepcionales. ¿Se te antojó un vino? Conoce más en chateau-clarisse.com 

 

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