Todo lo que debes saber sobre el yogurt

El yogurt se ha ganado los corazones de muchos gracias a sus beneficios en la salud y su versatilidad. Por lo general se consume en las mañanas, pero se puede disfrutar a cualquier hora del día. También se puede utilizar para sustituir otros alimentos, funcionar como acompañamiento o ser la estrella de diversos platillos. ¡Disfrútalo diario! Texto: Elsa Navarrete y Blanca Campollo. Fotos: Adobe Stock / Elsa Navarrete. 

 

 

Su origen

 

Como suele pasar con casi todas las recetas antiguas, no se sabe su procedencia exacta. Su origen se lo disputan entre Turquía, Bulgaria y Asia Central, pero lo que sí sabemos es que se popularizó en el siglo XX cuando los estudios científicos de Elie Metchnikoff indicaron que la longevidad de los pueblos de los Balcanes se podría deber a que consumían este lácteo. Por lo general se elabora con leche de vaca, aunque en países de Medio Oriente y Europa del Este se sigue acostumbrando a que sea de cabra u oveja.

Su descubrimiento fue fruto de un accidente. Se cree que surgió como consecuencia de transportar la leche fresca en sacos (generalmente de piel de cabra). El calor y el contacto propició la multiplicación de bacterias ácidas que fermentaron la leche hasta convertirla en una masa semi sólida y coagulada.

 

 

¿Cómo se hace?

 

Para hacer yogurt, primero la leche se estandariza pasteurizándola para eliminar patógenos y determinar el porcentaje de grasa, ya sea entera, semidescremada o descremada. Durante el proceso de fermentación se transforma la lactosa (que es el azúcar propia de la leche) en ácido láctico por medio de los cultivos vivos y activos (Streptococcus termophilus y Lactobacillus bulgaricus).

Estos cultivos transforman la leche en yogurt para así obtener un producto que se caracteriza por su acidez (con un pH de 4 a 4.4), aroma y consistencia. Se enfría y luego se envasa.

 

El yogurt griego es preferido por la gente que no consume azúcar

Nutrientes en cada bocado

 

Está compuesto por vitaminas B6, B12 y B2, proteínas que son más fáciles de digerir que las de la leche sin procesar, carbohidratos en forma de glucosa, galactosa y lactosa, lípidos y minerales como calcio —debe incluir contenidos de calcio similares a los de la leche, es decir, 113 mg por 100 ml—, fósforo y magnesio. Todos los nutrimentos pueden variar dependiendo del tipo de leche, el proceso de elaboración y lo que se le llega a añadir al yogurt.

 

 

Colonia de cultivos

 

Según la Profeco, el yogurt debe tener un mínimo de 10 millones de microorganismos vivos Streptococcus thermophillas y Lactobacillus delbrueckii, subespecie bulgaricus. Pueden adicionarse otros del género Lactobacillus y Bifidobacterium, que deberán estar en valores de un millón como mínimo. Así, se deben revisar las tablas nutrimentales, porque también la grasa en el yogurt solo debe ser butírica (grasa propia de leche de vaca).

 

 

 

Variedad en cuanto a presentación

 

Existen varias presentaciones de yogurt, como el tradicional que se caracteriza por tener un sabor ácido y una textura cremosa y homogénea. A su vez, el griego que se ha popularizado en los últimos años por su textura espesa y cremosa, ser bajo en lactosa (azúcar) y grasa pero alto en proteína.

También hay bebibles que son comunes por su facilidad de consumo. Su base es yogurt tradicional, pero se añade agua. Mientras que los orgánicos deben de cumplir ciertos requisitos para obtener la certificación, y los veganos que se hacen a partir de leches de origen vegetal y se les añaden los cultivos para llevar a cabo el mismo proceso de elaboración que un yogurt de origen animal.

 

 

Solo dos ingredientes

 

Lo ideal es consumir diario el yogurt natural sin ningún aditivo, el cual contiene solo dos ingredientes: leche y probióticos. Tal es el caso del nuevo yogurt Natural sin azúcar de Activia. También se pueden encontrar con diferentes sabores tanto naturales como artificiales, ya sea con la adición de frutas, otros alimentos o endulzantes.

 

 

 

Beneficio a largo plazo

 

Para que el yogurt tenga un efecto sostenible en la digestión se debe consumir habitualmente para mantener los cultivos activos y vivos. También contribuye a la ingesta de proteína de alto valor biológico al igual que de calcio. Gracias a que ayuda a estabilizar la flora intestinal al poblar el sistema digestivo de microorganismos, favorece la absorción de grasas, facilita la asimilación de nutrientes, combate diarreas y estreñimiento, y se recomienda ingerirlo cuando se están tomando antibióticos.

 

 

Sí, cocina con yogurt

 

Además de consumirse en el desayuno, se consume en postres pero también se utiliza para cocinar. Realiza recetas sencillas llenas de probióticos naturales. Por ejemplo, puedes preparar una entrada con mucho sabor y color, como una ensalada de betabel rostizado con rodajas de naranja, aderezadas con una vinagreta de echalote, sobre dip de yogurt. Para el dip de esta receta de Mesa Sana, utiliza yogurt natural sin azúcar deslactosado, perfecto para cocinar recetas saladas.

También puedes preparar una barra de yogurt congelado con berries y chocolate. Solo se pone el yogurt con chía deslactosado y endulzado con agave de Activa sobre un papel encerado, se agregan los toppings —como frutos rojos, granola, chocolate y coco—, se congela y, por último, se trocea para tener un rico snack, ideal para los niños.

 

Yogurt Activia Natural sin azúcar con zarzamoras

 

 

¡Incorpóralo a tu dieta y disfruta de las virtudes que le atribuyen al yogurt!

 

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