Carta Editorial Food and Travel > Noviembre 2018
Moverse es una necesidad vital para el viajero. Su sentido de libertad radica en buscar experiencias que lo transformen, una y otra vez. Su tendencia se caracteriza, como alguna vez dijo el escritor español Javier Reverte, por “una patológica ansiedad por largarse. Irse es su razón primera de ser. Y para irse siempre hay un pretexto”.
El punto de llegada, cuando se trata de un recorrido turístico, es la razón principal de aquel que se mueve. Pero para el viajero, la finalidad de llegar al destino es imprecisa, solo un pretexto que algunas veces responde al deseo de cambio. La necesidad de encontrar lecciones, señales, brújulas, personas que nos influyan para seguir andando hacia el centro de nosotros mismos, convierte a la vida misma en un camino.
El llamado peregrinatio vitae revela nuestra necesidad ontológica de desplazamiento. La esencia del ser humano es ser un caminante. El escritor de viajes inglés Bruce Chatwin, en su libro Los trazos de la canción, se cuestiona si esta necesidad de movimiento responde a un impulso migratorio instintivo, como el que tienen las aves en otoño, y asegura que no hay actividad más natural que el caminar: lo único que hacemos al ritmo de los latidos del corazón.
En Food and Travel sabemos que el destino de nuestro viaje es solo un pretexto más para seguir dibujando, recorriendo e interpretando el mapa de nuestro laberinto interior. Nuestra finalidad es que un buen día, después de tanto ver, probar y caminar, nos encontremos con el verdadero destino: el de Ser.
Cecilia Núñez > Directora Editorial