Guzina Oaxaca: 9 años del restaurante que replanteó el sabor oaxaqueño
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Nuestra experiencia en el mundo está dada por el lenguaje. Si no tenemos la capacidad de nombrarlo simplemente no existe para nosotros. De tal manera que algunos han nombrado la experiencia de comer helado como el acto de saborear las nubes. Suena inverosímil, pero es casi seguro que generan una imagen mental de su helado favorito con sólo enunciar esas palabras. Su textura, consistencia, temperatura, nos remite a las nubes aunque se trate de manifestaciones diferentes. Hoy 12 de abril que se celebra el Día Nacional del Helado, te contamos un poco sobre su origen.
Con precisión se sabe que la producción de helado se remonta antes de la era de Jesucristo. Los pueblos de oriente, chinos, turcos, árabes, preparaban el helado a base de hielo de las montañas mezclado con miel y frutas.
En la corte de Alejando Magno se resguardaba la fruta en vasijas enterradas en hielo con el objetivo de degustarlas así: congeladas.
De este alimento por todo Occidente, incluso gracias a ello, y que posteriormente llagara a la Nueva España con los españoles, se debe a Marco Polo y sus interminables viajes. Mientras recorría el Lejano Oriente descubrió este alimento, registrando la receta y compartiéndola a la vuelta de sus viajes. Su producción era bastante compleja, por ello sólo era un alimento reservado para las cortes de reyes en Francia, Italia e Inglaterra.
Los españoles la trajeron consigo en el siglo XVI en la conquista de Tenochtitlán. En Europa ya se había popularizado, y la tecnificación había permitido producirla a gran escala, lo cual permitió ofrecer helados en cafés y restaurantes para las clases altas de la sociedad. Pasó lo mismo en los dos primeros siglos de colonización de la Nueva España, y sin duda las frutas nativas de América contribuyeron a la expansión de posibilidades de sabores.
Martín González, quien dedica todo un libro a la Historia del helado en México, afirma que con las reformas Borbónicas se provocó que la producción heladera pasara a la clandestinidad. Es hasta inicios del siglo XX que llega la Revolución Industrial al mercado del helado. Esto gracias a la luz eléctrica, la producción de neverías, de máquinas para batir, etcétera.
En México existe una división sustancial entre nieve y helado. La primera categoría hace referencia a la mezcla a base de agua, azúcar y néctar de fruta, mientras que el helado consiste en leche, crema de leche, azúcar, claras de huevo y el saborizante.
De igual forma su preparación es sustancialmente diferente: la nieve es preparada en un recipiente de metal metido en otro de madera que contiene hielo rociado de sal, se le da vueltas hasta que poco a poco se comience a congelar. Para el helado se juntan los ingrediente, se mezclan muy bien y se mete al congelador, de vez en vez hay que moverlo hasta alcanzar la textura característica del helado.
¿Cuáles son tus sabores favoritos de helado? ¡Compártelos y celebra en grande el Día Nacional del Helado!
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