A poco tiempo de cumplir dos años, el Hotel Carlota y el restaurante del mismo nombre presentaron una cena en compañía del chef Daniel Burns; famoso por haber trabajado en los mejores restaurantes del mundo y haber tenido un restaurante de una estrella Michelin, Luksus, donde el maridaje se hacía exclusivamente con cervezas.
El menú de 12 tiempos
Fue presentado por los chefs Sofía Cortina y Joaquín Cardoso, que residen en el Hotel Carlota, y el multifacético Daniel Burns, quien usó productos mexicanos de una manera magistral. Las entradas fueron servidas por Daniel cuya inspiración en México era notable: tostada de camarón con aguachile de cacahuazintle. Jurel con hormiga chicatana y codorniz con chapulines. La opción de maridaje fue una lagger llamada Cayaco, de Cervecería Colima. Cuya ligera acidez y aromas cítricos jugaba bien con los platos.
Platillos supervisados por los chefs
Mientras se desarrollaba la cena, los tres chefs salían de la cocina a preguntar cómo estaban los platillos. Aunque el ritmo nunca se detuvo, siempre había algo saliendo y los meseros servían con bastante eficacia. Para los siguientes tiempos se cambió a vino. Le ensalada con tomatillos de diferentes colores y almeja chocolate, al igual que el tamal de papa con ostiones kumiai. Y emulsión de mejillones fueron acompañados por un Txacollina de España.
Los comentarios se oían por todas partes, si las setas rosas con habas, espárragos y quelites destacaban con el vino La Bastide, un vino rosado francés, o si era mucho mejor el aguacate a la parrilla con hoja santa y un granizo de queso de cabra con clorofila. Lo que sí, es que las porciones eran perfectas y el menú evolucionaba poco a poco hasta llegar a los fuertes.
El primero fue una lubina todavía con la piel, la cual había sido cocinada al vapor por unos pocos minutos para mantener su frescura. La preparación iba acompañada por una salsa de hinojo y un puré de chirivía, además de una raíz de dahlia a la parrilla. Aunque excelente, era difícil superar el chamorro de wagyu en una salsa de recado negro, una espuma de coco y cebollas curadas, un platillo perfecto para cerrar la parte salada de la función.
Para terminar sirvieron un helado de camote, con mango y nopal frescos, que se sirvió con un sake mexicano, llamado Nami. Luego llegó una pizzeta de chocolate con helado de aguacate y macadamias ralladas encima, esta iba conjugada con la Pale Ale Páramo que le añadía complejidad al último plato. Sin duda alguna, una prueba de por qué poco a poco Hotel Carlota se vuelve un preferido de la gente. hotelcarlota.com.mx