Québec: el norte luminoso

El invierno hechizó a Cecilia Núñez en la capital de Québec, donde las estampas urbanas se pintan de un blanco que refleja todos los colores. Aún queda poco más de un mes para descubrir la gélida belleza de la temporada

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Cuando la temperatura desciende a -25ºC, se necesita una razón por demás seductora que motive a abandonar una habitación con el calentador a tope… Consiento la idea de abordar un auto que nos lleve al Viejo Quebec con el único fin de resguardarnos del frío frente a una taza de chocolate caliente, en una antigua casona de piedra convertida en restaurante típico en la plaza Nôtre Dame (notredamedequebec.org/es). Entramos a La Maison Smith, pedimos un chocolate endulzado con maple y, de pronto, tras el ventanal de la acogedora cafetería, la ciudad emite su llamado. Los grados bajo cero se convierten en aliados para descubrir rincones urbanos, ahora pintados de blanco.

Laberintos de calles empedradas que suben y bajan, delimitados por una muralla histórica; escaleras y cuestas que llevan de algún fascinante callejón a otro aún más encantador, ese aire europeo que se respira en la arquitectura, el ritmo de vida pausado y ese acento francés con el que se acercan los québécoises.

 

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La historia de la capital de esta provincia canadiense se va contando tan pronto nos internamos en sus barrios. La ocupación europea por aquellas latitudes empezó en el denominado Vieux Québec (viejo Quebec, vieuxquebec.com), con su haute ville (parte alta), que se asoma al acantilado rodeada por una muralla estilo francés del siglo XVIII, conectada a la basse ville (parte baja) por medio de escalinatas de 14 kilómetros y un funicular (funiculaire-quebec.com).

Sobra decir que tomamos la segunda opción, por vivir la experiencia de recorrer 64 metros en el único funicular de Quebec, que presume 136 años de historia (se encuentra en Rue du Petit-Champlain, quartierpetitchamplain.com, y el viaje sencillo cuesta poco más de dos dólares canadienses –unos 30 pesos mexicanos— que bien lo valen). Ésta es la única ciudad amurallada de Canadá y Estados Unidos, por lo que su barrio viejo ha sido considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1985.

 

 

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Samuel de Champlain fundó la ciudad en 1608, al establecer un poblado para el comercio de pieles. El lugar era más que privilegiado: una colina protegida por dramáticos acantilados, a orillas del caudaloso río San Lorenzo, por donde ahora llegan cruceros de hasta tres mil pasajeros. La mejor manera de disfrutar Quebec, incluso en temporada invernal —que va de noviembre a mediados de abril— es perderse por sus callejones y deambular a lo largo de las murallas y las fortificaciones. También recorrer sus restaurantes para conocer su oferta gastronómica: siempre enfocada a los productos locales, de temporada y al rescate o la reinterpretación de los platillos clásicos, de marcada influencia francesa, con toques de las culturas amerindias, de las costumbres culinarias anglosajonas y de las distintas comunidades de inmigrantes.

INFORMACIÓN DE VIAJE

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En invierno caen, como promedio, tres metros de nieve en Quebec, por lo general entre principios de noviembre y mediados de abril.

Cómo llegar

Aeroméxico (aeromexico.com) vuela diariamente desde la Ciudad de México directo a Montreal y de ahí conecta a Quebec.

Air Canada (aircanada.com) vuela a Quebec desde la Ciudad de México con escala en Toronto o Montreal.

Recursos

Quebecoriginal.com ofrece información útil para planear tu viaje.

DÓNDE COMER 

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La tendencia en la mayoría de los restaurantes renombrados de la ciudad de Quebec, y en muchas partes del mundo, es el uso de ingredientes locales y de temporada. Los chefs rescatan o adaptan a su estilo las recetas tradicionales y procuran abastecerse de pequeños productores que ponen en alto las delicias regionales como el cordero de Charlevoix, el pescado ahumado, la carne de caza, los quesos finos o la sidra de hielo.

Toast! Ubicado en el corazón del antiguo Puerto de Quebec, este lugar se divide en dos restaurantes: el primero abre sus puertas de mayo a mediados de octubre y es ideal para cenar al exterior, mientras que el segundo atrae a los comensales a su interior durante los meses más fríos. Christian Lemelin, chef y propietario del lugar, se inspira en los sabores del mundo para confeccionar delicias como el pulpo a la barbacoa con mollejas de ternera a las brasas, el torchon de foie gras y el Chocophoile Valrhona, un exquisito pastel de chocolate sin harina. Desde $50 USD, restauranttoast.com

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Chez Boulay Bistro Boreal Los chefs Jean-Luc Boulay y Arnaud Marchand, venerados en la ciudad, deleitan a sus comensales con interpretaciones elegantes de la cocina nórdica inspirada en los bosques boreales. El tartare de bisonte, los ravioli de estofado de ternera con col roja confitada, y el salmón en salsa de arándanos son imperdibles en éste, convertido en uno de los lugares más sofisticados en el barrio. Desde $35 USD, chezboulay.com

DÓNDE HOSPEDARSE

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Hotel le Priori Este hotel boutique, localizado en el antiguo Puerto de Quebec, se ubica en un edificio histórico que alguna vez fue hogar del famoso arquitecto Jean Baillairgé. Al interior sus suites tipo loft cuentan con una gran variedad de amenidades como la amplia sala de estar, chimenea y baño con tina de hidromasaje, mientras que las suites junior ofrecen un spa privado y una gran vista a la Place-Royale. Habitaciones dobles desde $92 USD. hotellepriori.com

Hotel Manoir Victoria Situado en el corazón de la vibrante actividad histórica, cultural y gastronómica de Old Quebec, tanto al exterior como al interior este recinto extiende una cálida bienvenida con su decoración distintiva y recientemente renovada. Cuenta con 156 habitaciones y suites, equipadas con muebles de lujo. Habitaciones dobles desde $112 USD. manoir-victoria.com