Aix-en-Provence es el lugar ideal para una inusual escapada romántica. Esta acogedora ciudad del sur de Francia mantiene un elegante encanto gracias a sus edificios de color piñón que se iluminan casi todo el año con el sol mediterráneo. Experimentarla es idílico, ya que la estética y el arte son norma. Aquí, locales y viajeros se reúnen en las múltiples terrazas del centro desde donde admiran edificios del siglo XVII y XVIII. ¡Aquí te contamos por qué es imposible no caer rendido ante Aix-en-Provence! Fotos: Unsplash y Dulce Vega.
Aix-en-Provence, meca cultural
Ubicada al sureste de Francia, Aix-en-Provence fue fundada en el año 122 a.C bajo el nombre Aquae Sextiae por los romanos, y su influencia se refleja en la cultura actual de la ciudad. La primera evidencia son sus teatros. Por ejemplo, el Jeu de Paume de estilo italiano es un monumento histórico inaugurado en 1787. Por su parte, el Grand Théathre de Provence, abierto en 2007, presume de arquitectura más vanguardista.
Otra prueba de la influencia romana son las Thermes Sextius, uno de los spas más codiciados de la ciudad. Este lugar está construido sobre aguas termales descubiertas por los romanos en el siglo XVIII, y se dice que tanto Pablo Picasso como Winston Churchill visitaron este sitio.
Las huellas de Paul Cézanne
Aix-en-Provence es el lugar de nacimiento y muerte del padre de la pintura moderna, Paul Cézanne. De ahí que en el centro de la ciudad se encuentre el Musée Granet. La entrada a este recinto es gratuita y cuenta con exhibiciones de piezas del ilustre pintor.
Sin embargo, la joya para los amantes del arte es el taller de pintura de Cézanne, diseñado por el mismo artista y donde creó famosas piezas como Las grandes bañistas. Por si fuera poco, en Aix-en-Provence existe una ruta que los viajeros pueden seguir para descubrir las huellas del pintor, misma que se reconoce por las placas de bronce marcadas con una C que salpican la ciudad.
Las mil fuentes de Aix-en-Provence
El apodo “La ciudad de las mil fuentes” que presume Aix-en-Provence toma sentido cuando uno se decide a recorrerla. Aunque ninguna fuente oficial asegura que existan mil, encontrar una fuente en cada esquina es bastante común. Tienen formas distintas, desde clásicas circulares, hasta con rostros, flores, cisnes, musgo, jabalíes y peces.Lo más curioso es que los locales aún las utilizan, tanto para tomar agua como para enfriar botellas de vino durante los calurosos días.
Las más famosas son la Fontaine des Quatre Dauphins, que data de 1667, y la Fontaine de la Rotonde, construida en 1860 con alusiones a la justicia, la agricultura y las bellas artes.
Para conocer más planes y atractivos de la ensoñadora Aix-en-Provence, puedes dirigirte a la página oficial de su oficina de turismo. No te arrepentirás.
Por cierto, Aix-en-Provence se encuentra muy cerca de Marsella, una ciudad que te invitamos descubrir. ¡Aquí te decimos qué no te puedes perder!