Mazda siempre intenta ir un paso más allá cuando se trata de sus clientes. Por eso la empresa creó el sitio mazdadrivers.com.mx, donde quienes hayan comprado un auto de la marca japonesa después de agosto de 2016, tendrán acceso a una serie de experiencias inigualables. En esta ocasión, gente de diferentes estados mexicanos tuvieron la oportunidad de vivir la Ciudad de México de una manera muy particular: al estilo Food and Travel. Fotos: Mauricio Ramos.
La cita fue en el hotel boutique Casona de la República, en Querétaro, para que los Mazda Drivers llegarán de diferentes ciudades: Aguascalientes, Michoacán y Puebla. Allí degustaron un desayuno preparado justo para ellos, donde lo más mencionado fue el pan francés con salsa de rompope, con la intención de satisfacer el apetito hasta la llegada a la Ciudad de México. Con todo listo para el viaje, incluyendo el número dentro de la caravana —cuya camioneta líder y la conocida barredora, con la cual se asegura que todos lleguen sanos y salvos al destino, eran de las nuevas Mazda CX9— y una lonchera con agua y bocadillos para el camino, salieron todos los Mazda a carretera.
El camino fue tranquilo y la intención era sentir el Zoom Zoom dentro de los vehículos. Así, con la motivación a 100%, la primera parada fue el hotel Stara de la Ciudad de México. En éste se realizó una comida tranquila que inició con una ensalada de lechugas, duraznos asados, rábanos de colores y un globo de queso mozzarella, y terminó con una tarta tatin con una crema helada de albahaca.
De allí se partió en las nuevas Mazda CX9 hacia el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), en Ciudad Universitaria, de la UNAM, para una visita exclusiva a la exposición del artista de origen indio Anish Kapoor. La obra, de por sí explosiva y visceral, del residente en Inglaterra es difícil de entender; por suerte, una de las guías ayudó a los Mazda Drivers a ingresar al mundo del artista. Arqueología: Biología juega con lo que los ojos creen observar y lo que el cerebro cree entender; así que, obviamente, el ejercicio mental causó que el hambre regresara a los asistentes en esta experiencia.
Llegaron justo a tiempo a Eloise Chic Cuisine, de los chefs Abel Hernández y Eduardo Morali, para una cena única. Hubo un aplauso grupal cuando el finalista de la primera temporada de Top Chef México salió a recibir a los ganadores, pero él les pidió que lo guardaran para el final, cuando estuvieran seguros que les habían gustado sus platillos. Todo estuvo espectacular, pero los Mazda Drivers continuaban hablando del róbalo con cremoso de papa ahumada y hongos de lluvia que se maridó con un Cartlidge and Browne cabernet sauvignon, de Estados Unidos. También del cerdo pelón a dúo con gastrique de cereza, coles de Bruselas y puré de camote y del bizcocho de plátano con toffee y helado de cardamomo.
Segundo día
Después de un buen reposo, los ganadores estaban listos para visitar uno de los sitios más emblemáticos de la Ciudad de México: el mercado de San Juan. Ahí fueron los chefs Víctor Zárate, de Blanco Colima, y Lucho Martínez, de Mia Domenicca, quienes guiaron a los invitados entre los diferentes puestos de productos gourmet, desde verduras comunes y no tan conocidas, frutos extraordinarios y exóticos, pescados traídos de diferentes costas y carne de jabalí, venado, tigre, león y cocodrilo.
Parte de la razón para estar ahí fue encontrar los mejores productos para la clase de cocina que se daría en el Showroom de Monogram, dentro del Círculo Prime Blend de Mabe.
Al llegar en las nuevas Mazda CX9 —cuyo amplio espacio ayudó a subir todos los ingredientes comprados en San Juan—, ya estaban las mesas de trabajo montadas. Fue cuestión de ponerse los mandiles y cocinar con el corazón. Lucho y Víctor separaron a las ocho parejas en grupos para realizar diferentes labores: asar berenjenas, cortar carne, preparar los jitomates, elaborar aderezos y demás. Mejor que cocinar es probar los platillos del esfuerzo propio. La competencia fue difícil al elegir un favorito: la sopa de hongos con queso Camembert, el pulpo tatemado con puré de berenjena o el rib eye con salsa tatemada de chicatanas.
De regreso en el hotel Stara, simplemente el tiempo fue el justo para un baño rápido y un cambio de ropa para dirigirse a un glorioso recorrido por las cantinas del Centro Histórico. La primera parada fue Tío Pepe, ubicada en la esquina de Independencia y Dolores. El guía, Aldebarán Domínguez, explicó que era una de las primeras de México y a pesar de la mala fama que se habían hecho en décadas recientes, originalmente esta clase de establecimientos era para gente culta que pretendía aprender, sobre todo, de vinos.
Luego llevó a los Mazda Drivers hasta Bach Salón, el cual ha cambiado de giro en años recientes. En un par de meses será un restaurante; sin embargo, quizá por embrujo del tiempo, todavía se sentía como una cantina de inicios del siglo XX, para ser más exactos 1901. Después de una cerveza y un buen mezcal, partieron hacia la última parada: Cantina Mancera, otro clásico de la ciudad y del Centro Histórico donde un carajillo y el mariachi deleitaron a todos antes de dormir.
El último día
Preparándose para cerrar con broche de oro, en vez de subirse a los Mazda, se decidió tomar la ruta ciclista. La intención era vivir el Zoom Zoom de maneras diferentes, así que pedaleando, los ganadores llegaron hasta el Palacio de Bellas Artes, admirando los rascacielos y esculturas que engalanan el Paseo de la Reforma. Felices llegaron con puro esfuerzo hasta el brunch del Hyatt Regency Mexico City, uno de los mejores de la Ciudad de México.
Tras la copa de champaña de bienvenida —y las otras que se fueron tomando—, fue cuestión de elegir entre la barra de ensaladas y bocadillos, la parte de carnes frías y quesos de gran calidad, la sección de ceviches y productos del mar, las pastas, los cortes u otras delicias calientes y la mesa de postres de Amado, la pastelería del hotel. Claro, muchos eligieron mejor comer un poco de todo, siendo probablemente los ostiones y las almejas chocolatas frescas los preferidos por la mayoría.
A la salida estaban de vuelta los autos Mazda, lavados, encerados y con unas pequeñas sorpresas para el regreso a casa. La experiencia fue un éxito, los Mazda Drivers regresaban a su hogares sintiendo el Zoom Zoom de una manera única que seguro nunca olvidarán.