La pasión es una fuerza poderosa que mueve al mundo. Eso lo comprobó el chef francés Corentin Bertrand, cuando, al seguir al amor de su vida, se encontró con una gran tentación:
Casa Virginia. Fotos: Charly Ramos.
Corentin Bertrand
Con solo 10 años de edad, Corentin comenzó a preparar postres al lado de su madre, en su ciudad natal Lyon, Francia, fue ahí donde sintió por primera vez la magia de su primer amor: la cocina. Años después comenzó a estudiar la carrera de Gastronomía en el poblado de Vienne.
Al término de sus estudios, buscó un lugar para aprender de un maestro. Fue cuando conoció al chef Patrick Henriroux, del restaurante La Pyramide en Francia, poseedor de dos estrellas Michelin.
Con él tuvo su primer trabajo como chef de su bistró. Momento que cambió su vida por completo, pues además de ser su primera gran oportunidad, fue el lugar donde conoció a su novia de nacionalidad mexicana, quien se encontraba realizando sus prácticas profesionales.
Ahí se movió todo su universo, y en vez de seguir sus planes, decidió alcanzar a su novia en México. Aquí el destino le tenía preparada una sorpresa: conocer a la chef Mónica Patiño y su restaurante Casa Virginia.
¿Cómo llegaste a Casa Virginia?
Cuando mi novia regresó a México, tomé la decisión de venir con ella. Por suerte, mi suegra me presentó a la chef Mónica Patiño, quien me hizo una prueba y le gustó mi cocina.
Al día siguiente me ofreció el trabajo de chef, y en octubre de 2013 abrimos el restaurante Casa Virginia.
¿Cómo es trabajar con Mónica Patiño?
Es como mi mamá de cocina, aprendo mucho con ella y tiene una hermosa vibra. Siempre está feliz, nunca la ves triste, incluso en los momentos difíciles, ve el lado bueno y eso lo transmite a todo el equipo.
Me encanta trabajar con ella, aunque al principio fue difícil, porque yo no entendía lo que quería. A veces le presentaba platillos que no eran lo que ella tenía en mente, pero con el tiempo nos hemos entendido.
¿Cómo fue tu encuentro con la gastronomía mexicana?
Fue una gran experiencia porque descubrí sabores que no me esperaba. Me enchilé mucho al principio, pero con el tiempo he mejorado. Todavía estoy descubriendo productos que no conocía.
Tengo planeado ir a Oaxaca, porque en cuatro años no he podido visitarlo, y dicen que es el corazón de la cocina mexicana. También voy a ir a Mérida.
No para hacer platillos típicos como tales, sino para imprimir más onda a las creaciones de Casa Virginia, agregar un toque más mexicano, porque nuestra propuesta es francesa con un giro nacional.
¿Cómo definirías tu estilo de cocina?
Generoso, por eso me gustan los platos grandes para compartir al centro. No me agrada el término fusión porque lo que viene a la mente son espumas y técnicas de vanguardia. Nuestra propuesta es más como un matrimonio de dos cocinas: tenemos las técnicas francesas con productos locales.
Buscamos que los platillos les agraden a los mexicanos, pues la comida francesa es buena, pero puede ser plana. Me di cuenta en diciembre que regresé a Francia y sentía que a todo le faltaba sabor: chipotle, sal, limón. Aunque la comida, al igual que aquí, debe explotar en boca, en Francia las notas son más suaves, mientras en México tienen más fuerza.
Casa Virginia es la mezcla de dos culturas, mis raíces francesas y el toque de la chef que es mexicana, entonces hacemos una buena pareja en la cocina.
¿Cómo ves tu futuro profesional?
Tenemos varios proyectos en Casa Virginia. Estoy en pláticas con la chef Mónica Patiño, ya que contamos con una plataforma muy buena, con buenos comentarios, pero creo que podemos darle todavía un nivel aún más alto.
Estamos planeando abrir una terraza para tener un espacio más para eventos o brunches el domingo, o inaugurar otro restaurante. Aunque no hay nada definido, sí planeo quedarme más tiempo en México, porque en Francia no se tienen las mismas oportunidades. Aquí conocí a la chef Mónica Patiño y tengo que aprovecharlo.
En un futuro a largo plazo sí me gustaría desarrollarme en otros países, pero de momento me siento muy feliz en México, a ver hasta dónde llegamos, menciona Corentin Bertrand.