Fundación Corazón Verde
La policía colombiana ha luchado como ninguna otra en una guerra interna para proteger a la población del terrorismo de guerrilleros y paramilitares, el narcotráfico y la delincuencia común.
Cumpliendo su deber miles de policías han sido asesinados, dejando en todos los rincones del país, viudas, madres y huérfanos que sufren la pérdida e intentan sobrevivir.
El gobierno no alcanza a compensar y hay mucho por hacer. Es ahí donde Fundación Corazón Verde llega a aliviar las necesidades, con una Fundación auto-sostenible, sin ayudas gubernamentales ni de grupos que la financien, tomando a la gastronomía y al arte como bandera.
Cristina Botero
Platicamos con Cristina Botero, directora de Fundación de Paz y Fundación Corazón Verde, que se anticipó al posconflicto reconociendo y apoyando a las víctimas silenciosas, en especial a las mujeres.
Ser colombiana ahora
Lo que nos ha mantenido es que somos uno de los pueblos más felices del mundo y por ello nos hemos podido adaptar a las circunstancias, hemos atravesado por momentos muy difíciles.
Hoy el país está muy dividido, la firma de la paz ha generado muchos comentarios; pero si me lo preguntas a mí, siento una esperanza y una fe en este país enorme en este momento.
De los pueblos más felices del mundo
Estamos en un momento decisivo en que la paz tiene que consolidarse. Hay un orgullo de reivindicar lo nuestro, de decirle al mundo que somos colombianos, que nuestra comida es deliciosa, que nuestra música es importante, que tenemos mucho que ofrecer.
La gastronomía como camino
Desde el principio le veíamos un potencial enorme a la gastronomía. Hace 20 años, llegó Harry Sasson (chef y restaurantero de gran renombre en Colombia), se estaba poniendo de moda el tema y la gente estaba empezando a salir a cenar.
La gastronomía se comenzó a convertir en un interés para el colombiano y para el comensal local. Empezamos a ver el movimiento que tenía la gastronomía afuera y pensamos en incentivar y dinamizar el sector desde la fundación.
Así, creamos el Food Festival, el primer evento con la marca Alimentarte.
La creación de AlimentArte
Hace 15 años que hicimos la primera edición, Bogotá era muy chiquito y logramos reunir solo 40 restaurantes en el parque del Virrey, que es en donde lo hacemos hasta la fecha.
En ese momento no había mucha oferta gastronómica, pero hoy ya es una plataforma para impulsar la gastronomía. Inauguramos el Foro Gastronómico Internacional AlimentArte, que tuvo un impacto espectacular en años pasados y se ha vuelto un espacio académico importante para los colombianos.
Finalmente logramos una alianza con el Basque Culinary Center.
La revolución culinaria
Después de 15 años nos dimos cuenta del potencial enorme de AlimentArte, y logramos reunir a 200 restaurantes en el fin de semana, y nos quedamos cortos en espacio. La gastronomía de Bogotá ha crecido enormemente, las zonas gastronómicas de la ciudad se han desarrollado.
Y las necesidades de la policía no paran, necesitamos cada vez más recursos y la gastronomía está cada vez más en boga en la ciudad. Le estamos apostando cada vez más y en ese momento, AlimentArte deja de ser un evento para ser una marca que soporta diferentes eventos.
Colombia en el exterior
Lo que buscamos ahora ya no solo es concientizar a la gente que salir a comer es un buen plan, sino mostrar a Colombia en el exterior. Hay un comensal que ha ido madurando, por lo que también buscamos traer sabores de fuera y que los colombianos tengan la oportunidad de comerse el mundo en una semana.
La responsabilizar de crecer
La fundación funciona como una empresa en la que necesitamos un presupuesto para beneficiar a una población definida y con base en eso hacemos los eventos. Es una mezcla muy linda en la que hay mucho corazón pero también un manejo empresarial enorme.
Colombiana a nivel global
No es una empresa en la que le entregas una utilidad a una asamblea de accionistas, sino que la utilidad se reinvierte en la sociedad.
Hemos ido creciendo como fundación y nos hemos ido exigiendo, porque trabajamos con personas y empresas de alto nivel, y no puedes jugar.
Si vas a mandar un mensaje a un público, tienes que hacer las cosas con conocimiento y de manera responsable. No queremos improvisar.
Hemos alineado también nuestros intereses con el gobierno para posicionar la gastronomía colombiana a nivel global.
Chefs en empatía
Cuando invitamos a los chefs a participar en nuestros eventos, somos muy directos y les pedimos que apoyen la causa de Corazón Verde.
Cuando ellos están aquí, les mostramos por lo que están trabajando, qué hay detrás de la fundación. Hemos logrado, luego de 5 ediciones y 90 cocineros que han pasado por Colombia, generar una hermandad internacional espectacular.
Un proyecto muy mágico
Entre el buen trato y la fundación se ha vuelto un proyecto muy mágico. Los locales son desmedidos en generosidad, ellos acceden a cerrar sus restaurantes una noche para la fundación.
Ellos no ganan nada, nosotros les cubrimos ingredientes nada más y nos sentimos muy orgullosos pero al mismo tiempo tenemos la responsabilidad que el evento sea un éxito.
Trabajar por el bien común
Soy consciente que soy parte de una generación que por la guerrilla perdimos muchas oportunidades, sobrevivimos pero no fuimos bien potencializados, crecimos con unos padres que tenían el ahorro y los pasaportes listos porque en cualquier momento algo podía pasar.
Somos una generación poco emprendedora, pero me encanta saber que ahora, con todo lo que está pasando, va a haber gente que no le tendrá miedo a apostar, a invertir.
Colombia es un país muy alegre
Seguimos en un proceso de concientización sobre nosotros mismos y sobre los demás, Colombia es un país muy alegre pero necesitamos ser más solidarios con los demás. Hace 20 años estaba terminando la universidad, y tenía muy claro que quería dedicarme a algo social.
Pensé que desde la carrera de Derecho lo iba a poder hacer, pero rápidamente me di cuenta que no era tan fácil transformar a las sociedad por ese camino.
Entonces empecé a trabajar en responsabilidad social. Es algo que me mantiene con los pies en la tierra, amarrada a mi país, a mi realidad, es muy fácil elevarse y perderse, pero encontré la fundación y me pareció espectacular. Era mi misión; llevo ocho años y no veo un momento en el futuro cercano en el que ya no quiera hacer lo que hago.