Aunque las vacunas contra el COVID-19 tienen relativamente poco de haberse realizado, casi a la par de la aparición de los primeros casos comenzó la carrera para lanzar la fórmula que combatiera el virus. Descubre aquí por qué desarrollaron tan rápido las vacunas y cuál es el estatus en México. Fotos: Pixabay.
Respuesta inmediata
En comparación con otros virus, la vacuna contra el COVID-19 se desarrolló relativamente rápido y desde hace algunos meses ha comenzado a difundirse su aplicación por todo el mundo. La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) dio la autorización de las vacunas producidas por las farmacéuticas Pfizer y Moderna. Ambas son las que se están empleando con más aceptación hasta el momento.
Mientras tanto, en México la vacuna de Pfizer está autorizada desde finales del 2020 y hay cuatro más aprobadas, entre ellas la de AstraZeneca/Universidad de Oxford, y tres en espera de ser estudiadas. Comenzaron a aplicarse a finales del año pasado y durante el mes de marzo se ha elevado el índice de vacunación, dando prioridad a las personas más vulnerables. Sin embargo, aún se estima que solo un 2.26% de la población ha podido acceder a ella.
Antecedentes para lograrlo
El Hospital Houston Methodist reconoce cuatro principales causas por las que las vacunas contra el virus se desarrollaron rápido. La primera es que hay antecedentes de otros tipos de coronavirus, lo que dio paso a retomar otras investigaciones. El Dr. H. Dirk Sostman, vicepresidente ejecutivo y director académico de dicho hospital, señala que una vez conocida la secuencia genética, el genoma pudo ser secuenciado y estuvo disponible a mediados de enero del 2020.
Por lo anterior, se sabe que el COVID-19 es similar al SARS y al MERS, dos tipos de coronavirus que anteriormente dieron el salto de animales a personas. Desde hace casi un año, las farmacéuticas retomaron investigaciones de virus similares para desarrollar una vacuna, cuyo objetivo principal es provocar una respuesta inmune más fuerte y general un buen perfil de seguridad.
Interés global
La inversión mundial para el desarrollo de vacunas también contribuye al desarrollo de la creación de un producto más efectivo, lo que constituye a la segunda causa de la rapidez con que se elaboraron. El dr. Sostman también hace énfasis en que las vacunas son sometidas a muchos estudios y si no son lo suficientemente eficaces, quedan fuera del ensayo clínico. A su vez, los efectos adversos son reducidos con cada una de las pruebas, por lo que al llegar a la comunidad global ya están completamente verificadas.
Otro punto importante es que la tecnología que se está empleando en el desarrollo de vacunas va de la mano con la más alta tecnología. Estas dependen de material sintetizado en un laboratorio, y no requieren presencia del virus. Aunque este mecanismo, llamado de ARNm, pareciera nuevo, lleva más de una década aplicándose.
Por último, es innegable que hay un apoyo económico sin precedentes para el desarrollo de las vacunas efectivas contra el COVID-19. Así, detener la pandemia es de interés generalizado en todo el mundo, por lo que cada día es más probable llevar las vacunas a los hospitales de todas las latitudes.
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