Carta Editorial marzo 2020 > Food and Travel México
Un viaje es diferente a un paseo. En un paseo, todo se trata de distraerse, de ir a cualquier parte, de renunciar a la transformación interna que sugiere una andanza. En un viaje, hay que saber a dónde vamos, y al mismo tiempo, estar dispuestos a perdernos, a dejarnos atravesar por el destino.
“¿Qué tienen los viajes que producen tanta alegría? Aún el más breve sugiere algo a modo de renovación, a anhelo de espacios abiertos y vida”, escribió a finales de los años sesentas una de mis escritoras favoritas de la adolescencia: la argentina Alejandra Pizarnik. Y fue justo así, a través de las letras de mujeres y hombres curiosos que comencé a reconocerme viajera, a perderme por el mundo con la única finalidad de encontrarme a mí misma. En una carta que le mandó Pizarnik a su psicoanalista, León Ostrov, escribió: “En verdad muchas cosas dejaron de importarme. Y me alegro. Que me roben las maletas y yo pueda viajar con las manos libres”.
He tenido y tengo un maestro en cada camino que elijo. Y ellos me enseñan a diario que hay cosas que nadie puede hacer por mí: enamorarme, saborear un platillo, conmoverme con un paisaje, sanar mis heridas y, sobre todo, hacer mi propio viaje.
Y esa es justamente la invitación que les hacemos desde las páginas de Food and Travel. Los inspiramos a devorarse el mundo, sabiendo que la travesía es solo suya, y ya nos lo da todo: la pregunta y la respuesta, el problema y la solución, la ignorancia y el conocimiento. Solo tenemos que caminar hacia adentro al mismo tiempo que paseamos, que andamos hacia afuera.
Cecilia Núñez > Directora Editorial
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