La exclusividad de un whisky se mide por sus procesos y, en el caso del Johnnie Walker Blue Label Ghost and Rare, es también por su original sabor y su tiempo de añejamiento en destilerías escocesas desaparecidas hace 35 años, a las que sólo la marca tuvo acceso, de allí su nombre.

Gracias a la explicación de Mark, el sommelier, durante una cata y presentación exclusiva para medios especializados, pudimos percibir el sabor a frutas secas, especias, miel y chocolate, con un predominio de la dulzura afrutada de la piña y una intensidad que permanece un tiempo prolongado en boca. La persistencia ahumada de las maltas se comparan con frutos como la avellana, la nuez y el chocolate negro.

Johnnie Walker

Jim Beveridge, nombrado Master Blender del año en 2015 y 2016, y apasionado del scotch, fue el maestro mezclador del mismo y quien, a base de catas y pruebas tan sólo a nariz, logró su consistencia.

Para ello mezcló los “whiskys fantasmas” de tres destilerías desaparecidas: Cambus, Pittyvaich y Brora, con otras cinco maltas y granos originarios de las aún existentes como Royal Lochnagar, Clynelish, Glenkinchie, Glenlossie y Cameronbridge.

Johnnie Walker

Después de una cena especial precedida por entradas de atún, un plato fuerte de res y un postre de mamey, conocimos los sabores tanto de la etiqueta Johnnie Walker Blue Label como de la Johnnie Walker Blue Label Ghost and Rare para diferenciar los aromas y complejidad de los elementos.

Proveniente de la destilería Brora de Escocia, que cerró en 1983, este whisky es tan exclusivo que solo existirán a la venta 300 botellas en México. Desde el pasado 13 de marzo comenzó a distribuirse sólo en Palacio de Hierro, se trata de la primera de tres colecciones especiales. johnniewalker.com

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