Steamboat es diferente a otros pueblos de Estados Unidos: aquí los fanáticos de la nieve se dan cita durante el invierno para descender a velocidades vertiginosas, pero también para disfrutar la buena compañía y su increíble oferta gastronómica, dice Juan Pablo Montes. Fotos: Charly Ramos.
Seguro te han hablado de un destino tantas veces que solo deseas verlo con tus propios ojos y asegurarte de que todo lo que te han contado es cierto. Ésa era mi fijación con Steamboat, Colorado, uno de los más reconocidos resorts de esquí de Estados Unidos. ¿Por qué? Bueno, para empezar sencillamente porque de ahí han salido 89 atletas olímpicos de invierno, más que cualquier otro destino en el país; por eso han adoptado el nombre de Ski Town USA. Por otro lado, está la gastronomía, y aunque probablemente se pueda argumentar que hay mejores ciudades para eso, este pequeño pueblo vaquero tiene varias sorpresas que querrás saborear. Y bueno, otro punto importante que debo mencionar son sus aguas termales… pronto entenderás.
La calidez humana se nota desde que llego al aeropuerto de Hayden, que es el más cercano. Desde ahí puedes reservar el shuttle para que te lleve al pueblo y te regresen o, si eres afortunado —como es mi caso— alguien te irá a recoger. Tengo la fortuna de que mi guía es Jenny O’Farrell, una de las habitantes más conocedoras del lugar, así que cualquier duda que tuve, ella la resolvió. Claro que si no tienes una Jenny, no te preocupes: cualquier habitante de este hermoso rincón te sabrá dirigir a donde quieras ir. Jenny comienza a explicarme: “Éste es un verdadero pueblo de vaqueros, aquí no son apariencias. Debes saber que para la gente local esto es primero su hogar y luego un escape de esquí”.
Tengo el gusto de hospedarme en uno de los mejores hoteles disponibles: The Steamboat Grand. Con 16 mil camas para dormir en el destino, entre hoteles, moteles, cabañas, departamentos y demás, es fácil conseguir el hospedaje perfecto. Esto es muy curioso, pues en Steamboat solamente viven 12 mil habitantes, así que a veces hay más visitantes que locales. A pesar de ello, la vibra relajada es contagiosa, así que incluso si vas solo, tu mejor amigo puede estar sentado al lado.
Jenny sugiere que empecemos con la hora feliz y saltando de restaurante en restaurante para probar un poco de todo. ¿Mucha comida, coctelería variada y gran compañía? Creo que no hay quien que no se apunte a realizar ese recorrido.
Nuestra primera parada es Salt & Lime, un lugar donde se rinde tributo a la comida mexicana callejera. Saben que es imposible igualar los sabores de México, pero debo decir que se llevan un 10 por el intento. Las tortillas, de maíz y de harina, las traen de otro pueblo de Colorado llamado Craig, donde una familia de mexicanos las elaboran. Puntos a favor porque aguantan el relleno y no son una tostada doblada a la mitad.
En los guisados también se nota que los prepara gente que ama nuestra tierra y que hace un esfuerzo por igualarlos. El taco de pescado asemeja a un taco Baja y su pico de gallo con piña tiene un giro acidulado agradable. Mientras el taco de cordero, con espaldilla de borrego braseado durante 12 horas, acompañado con chiles poblanos tatemados y frijoles charros, resulta en una mezcla caldosa que tiene un recuerdo a la barbacoa. Su lista de tequilas es sorprendente, no solo para un restaurante estadounidense, sino por su selección y longitud.
Salimos felices, pero todavía con espacio. La siguiente parada es Aurum, un lugar con una historia romántica. La mamá de Phillips Armstrong, el propietario, le escribió en una carta: “Esta es tu oportunidad dorada”. Phillips lo vio como una señal para ponerle el nombre en latín del oro. Además, en su logo retomó el símbolo de la tabla periódica, Au, así como su número atómico, que es el 79. Para la hora feliz son imperdibles las alitas de pato que van glaseadas en salsa teriyaki y las coles de Bruselas ralladas con parmesano, chile seco y aminos líquidos. Obviamente no me resisto a preguntar qué es este último ingrediente, a lo que Phillips solo ríe y me dice: “Si no sabes qué son, es mejor que te quedes con la duda, saberlo rompe un poco el encanto”. Claro que después lo busqué en Google y… debí haberme quedado con la duda, son aminoácidos líquidos que dan el sabor a umami. Por cierto, su coctel maple vanilla sour es como suena: ligero, fresco, vainilloso, dulce, pero con una nota ácida persistente que balancea todo de manera perfecta.
Salimos, pues es momento de dirigirnos a Mountain Tap Brewery, el lugar donde el maestro cervecero Rich Tucciarone ofrece una de las cervezas favoritas de Steamboat. La cervecería solía ser la compañía de luz y lo verás en detalles como los viejos rollos de cable con los que se creó la barra. Jenny me dice: “Aquí hay cervezas de todos los estilos, incluso para quien no gusta mucho de ella”. Decido probar Cliffed Out, una imperial stout fuerte, de sabores intensos debido a los nibs de cacao con los que reposa, y en el fondo un dejo de cereza que recuerda a una tarta. Aquí todo se hace en el horno de leña, las favoritas son las pizzas y la calabrese que es picante, una delicia para los amantes del chile. Además, todos los martes invitan a diferentes fundaciones a participar para que la gente done; cada cerveza te da una ficha que equivale a un dólar, el cual darás a quien tú quieras, aunque realmente no hay manera de equivocarse cuando se trata de ayudar al prójimo.
La última parada necesitaba ser para el postre y Laundry cumple cualquier expectativa. Ahí tengo el placer de conocer a JJ, que se encarga con su equipo de enamorar a través de sus cocteles atrevidos y platillos ahumados. En la barra hay varios vitroleros donde ponen a infundir diferentes alcoholes con hierbas, chiles y frutas. Sin embargo, Jenny y yo vamos por el cobbler de moras silvestres que con un dejo de bourbon y su crumble de shortbread es una delicia. Casi igual de bueno que el suave salted caramel budino que se derrite a cucharadas. Jenny me explica: “Para terminar una noche de tapas nada vence a Laundry, podría comerme todo el menú, pero los postres son fantásticos”, afirmación con la que estoy de acuerdo.
De la nieve a la mesa
El Sol sale y hace frío, pero tolerable. Hace un año que no esquío y ya me había olvidado de lo incómodas que son las botas para esquiar; sin embargo, es la única manera de disfrutar las pendientes. Lo bueno es que una vez que empieza la diversión, lo demás pasa a segundo plano: no hay tiempo para el celular, para aburrirse ni nada más. Mi instructor de esquí resulta ser un ex atleta olímpico: Jorge Torroella. Él es simplemente genial: “Poco a poco recordarás lo que ya has aprendido, y antes de lo que crees, iremos a la verdaderas pendientes”.
Algo maravilloso que tiene Steamboat es una sección de aprendizaje para adultos, porque nada desilusiona más que estar en una clase llena de niños de cuatro años. En cambio, con adultos de todas las edades, la vergüenza sale por la puerta y te das cuenta de que ahí vas a divertirte, sin importar cuántas veces te caigas. Lo único que no se vale, como dice Jorge, es no volverse a parar. No hay estrés, hasta los mejores se han caído.
No pondré todos mis fracasos, solo un excelente consejo: si te subes a las sillas y al bajar te caes, es mejor mantener la cabeza abajo, porque si te levantas, la silla que viene atrás te golpeará; ya después alguien vendrá a ayudarte. Lo que también diré es que bajando por la pista Right-O-Way, casi llegando a la base, te encontrarás a TBar, un lugar que a lo mejor puedes pasar de largo, sobre todo si se te olvida frenar, pero que vale la pena conocer. Aquí, su chef propietario, Tres Holloway, elabora lo que él llama cocina desenfadada de cinco estrellas. Suficiente probar su sándwich BLT de pork belly con tocino ahumado y alioli de ajo rostizado o su suculento mac and cheese de chorizo para saber que, en efecto, todo es cierto. Tres me explica: “No queremos ser elegantes, deseamos un lugar donde la gente venga por la deliciosa comida y sepa que le estamos dando lo mejor que tenemos; ésa es la filosofía de TBar”.
Después de seguir bajando por las pistas, decido relajarme. La sugerencia en el pueblo es Strawberry Park Hot Springs, unas albercas de aguas termales alejadas de todo y donde te llevan en Sweet Pea Tours. En el camino otro Jorge, éste de apellido Espinosa, quien es el dueño de la touroperadora, me explica que el nombre del pueblo, Steamboat, se debe a las aguas termales que recorrían el río y cuyo ruido recordaba los barcos de vapor a los primeros pobladores.
El agua caliente contrasta con el frío a menos cero de los alrededores, por lo que es ideal para subir la temperatura corporal y aliviar los músculos cansados. Antes de irse, Jorge me recuerda que al anochecer la vestimenta es opcional, así que ya sabré si decido quedarme con mi traje de baño.
Cloverdale
Salgo de ahí dispuesto a cenar en el que, considero personalmente, es el mejor restaurante de Steamboat: Cloverdale. El lugar tiene apenas un año de abierto y su chef propietario, Patrick Ayres, se esfuerza con su equipo en brindarle a los comensales una verdadera experiencia para todos los sentidos.
Primero, pido un Bees Knees, un coctel con Mahon gin, limón y miel de la granja del mismo restaurante; así es, el lugar se surte de su propia granja que comparte el nombre de Cloverdale. El trago es ácido, con ciertas puntas de dulzor, y preparado a la perfección. Existen dos opciones de menú, el de cinco tiempos y el de 12. Además de elegir eso y tu bebida, realmente el control de la experiencia lo tiene Patrick, quien me dice: “A veces la gente debe dejarse llevar y solo disfrutar; simplemente sirve que nos digan si son alérgicos a algún ingrediente o incluso si algo no les gusta, y ya nosotros sabremos resolver todo”.
Este es uno de esos momentos en que es difícil elegir un favorito: como la ensalada de hortalizas rasuradas, el risotto de quinoa y bayas de trigo de Colorado o el cerdo con una costra de pistache. Sin embargo, tal vez el plato más memorable es el de mermelada de naranja, panqué y helado de chirivía, cáscara de naranja confitada, pétalos de rosa dulces y chirivía en escabeche, el cual cambió mi perspectiva de una raíz en mi postre. La joya fue el chocolate para beber, que solo se puede describir como increíble, cuestión que se comprueba al probarlo.
Creekside Café
Una de mis últimas paradas en Steamboat es el favorito de los locales: Creekside Café. Son famosos por sus huevos benedictinos y también por sus huevos rancheros. Hablando con la dueña, Kelly Landers, me explica que este lugar con sazón hogareña fue creado por ella y su esposo Jason hace más de 15 años. Ellos son reconocidos, incluso por los visitantes frecuentes del destino, así que es un honor que me dé unos minutos.
Su explicación de los huevos benedictinos es más que curiosa: “Nos gusta mucho México, sobre todo los lugares donde hacen diferentes versiones de chilaquiles; obvio, nosotros no podíamos hacer chilaquiles, así que buscamos generar el mismo concepto, pero con un platillo más estadounidense. De ahí que nos dedicamos a crear versiones de benedictinos”.
Le digo que me causa problema que crean tener unos excelentes huevos rancheros, y en eso me comenta que me presentará a Jorge, otro diferente (hay muchos Jorges en Steamboat). De la cocina sale un tapatío, y es obvio que el misterio está resuelto. Claro que aquí lo que cuenta es el sabor, en especial en mountain man eggs benedict, los cuales llevan un exquisito chorizo casero que ellos mismos elaboran.
F.M. Light & Sons
Saliendo de ahí me voy a dar una vuelta por el pueblo, para ver la famosa tienda F.M. Light & Sons, con más de un siglo ofreciendo botas y ropa para vaqueros. Los chocolates de Daniela, que debo admitir que me encantaron, y que me llevo para seguir sintiendo esa vibra pueblerina y placentera que emana de cada persona que habita aquí. No me he ido y ya estoy prometiendo regresar a tomar otra clase, a sentarme a probar más platillos en Tbar, ver qué tendrá Cloverdale el siguiente año o para comerme todos los huevos benedictinos de Creekside.
Información de viaje
Steamboat se localiza en Colorado, Estados Unidos, y es uno de los 27 resorts de esquí que existen en este estado. La cantidad de nieve cada año está en un aproximado de 853 centímetros durante todo el invierno. Tienen 1,200 hectáreas para esquiar y la punta más alta es la montaña Werner, con 3,221 metros.
Cómo llegar
United Airlines (united.com) vuela desde la Ciudad de México hasta el aeropuerto regional de Yampa Valley, con una o dos escalas en diferentes rutas. Viaje redondo desde $435 USD.
Recursos
Steamboat resort (steamboat.com) ofrece información acerca del destino: temperatura en tiempo real, situación de las pistas, cámaras, cosas que hacer en el pueblo, boletos para la góndola y las sillas, restaurantes y diferentes tipos de hospedaje. Además de ideas para actividades en pareja, con los amigos o la familia, dependiendo lo que busques del destino.
No te pierdas
Strawberry Park Hot Springs (strawberryparkhotsprings.com) que incluye cuatro albercas de aguas termales naturales, ideales para después de un día de esquí. Sweet Pea Tours (sweetpeatours.com) ofrece transporte a diferentes horas, recuerda que al anochecer se puede practicar nudismo.
Dónde quedarse
The Steamboat Grand Es uno de los favoritos del destino. Tiene un acceso sencillo a la plaza central de la góndola, además de habitaciones, estudios, departamentos y penthouse con lo esencial: cocina eléctrica, refrigerador, televisión, aditamentos de cocina y geniales vistas. Habitaciones de $95 USD. steamboatgrand.com
One Steamboat Place Es lo más lujoso que vas a conseguir en la montaña, además del beneficio de estar a unos pasos de la pista. Ya sea que busques un refugio íntimo para dos o un lugar para estar con toda la familia, seguro encontrarás algo con ellos. La mayoría de los departamentos es para ocho a 12 personas, aunque hay incluso para 16. El mínimo de días de hospedaje es de cinco, así que también debes tomarlo en consideración. Desde $4,100 USD más impuestos.
Dónde comer
Salt & Lime Un restaurante tranquilo para disfrutar de comida inspirada en México. La hora feliz es de 13:30 a 17:30 horas. suckalime.com
Aurum Elegante lugar con sabores atrevidos. La hora feliz es de 16:30 a 18:00 horas. aurumsteamboat.com
Mountain Tap Brewery Cervecería artesanal con comida al horno de leña. No tiene hora feliz, pero los martes por cada cerveza recibes una ficha para ayudar a diferentes organizaciones. mountaintapbrewery.com
Laundry Prueba la comida con toques ahumados y cocteles impresionantes. La hora feliz es de 16:30 a 18:00 horas. thelaundryrestaurant.com
TBar Comida de cinco estrellas en un espacio relajado donde la cerveza nunca falta. tbarsteamboat.com
Cloverdale El chef Patrick y su equipo se esfuerzan en crear la mejor experiencia gastronómica en Steamboat, y lo logran.
Creekside Café Un favorito de los locales y para todos los que les guste un desayuno sustancioso y nutritivo. creekside-cafe.com
777Ragnar’s Sube a la góndola al anochecer y deja que un trineo jalado por una máquina te lleve por los senderos de la montaña hasta llegar a este lugar, a más de dos mil metros de altura de la base de la montaña. Cena a la luz de la luna con música acústica. steamboat.com/ragnars