Las abejas son insectos perfectos y generosos con nosotros; son ellas quienes nos regalan ese delicado néctar de flores transformado en un rico alimento para nuestro paladar. La miel es deliciosa y benéfica, principalmente por los antioxidantes que contiene. Pero, para realmente gozar de sus propiedades, necesitas consumir miel pura de abeja, nunca adulterada o jarabe tipo miel. Aquí te dejamos una pequeña guía para que la distingas.
1-. La miel pura es un producto tan natural que forzosamente tiene pequeñas impurezas: pueden ser desde minúsculas partículas de polen o incluso partes de abejas o cera.
2-. La fluidez es otra característica clave: si tienes la miel en un tarro y éste lo volteas, verás que tarda en caer.
3-. Antes de comprarla pon atención al contenido del envase: la miel nunca se separa en capas.
4-. Es normal que se cristalice, más aún si se almacena en temperaturas menores a 25 C. Para volver a hacerla líquida, aplica un poco de calor.
5-. Tiende a ser difícil de disolver, por lo que si la pones en agua permanecerá junta.
6-. El aroma de la miel debe ser floral y ligeramente dulce.
7-. Es fácil de caramelizar y nunca hará burbujas al ser calentada (a diferencia de las que tienen azúcar añadida).
8-. Recuerda que dependiendo de la flor en la que la abeja recolectó el néctar, la miel puede variar en textura, de cremosa a cristalina; y color, de oscuro a un dorado sutil y traslúcido.