En la planta alta se aloja el restaurante Lorea que ha causado conmoción por sus menús degustación, mientras que en la parte baja, casi subterránea, se encuentra su proyecto hermano: Alelí que, con dos años de vida, fue el primero de los restaurantes que abrió Oswaldo Oliva.
Oswaldo Oliva > Alelí
Este cocinero mexicano estuvo durante un tiempo en España formando parte de dos de los restaurantes más influyentes del mundo: El Celler de Can Roca y Mugaritz, donde estuvo por ocho años y llegó a ser Director del Taller Creativo.
Con una historia previa, su ahora esposa Lizbeth Chichino llegó a este restaurante, ubicado en el noveno lugar de la prestigiosa lista The World’s 50 Best Restaurants 2018, para crear el departamento de Servicio al cliente. Así, continúo una historia de amor entre esta pareja e inició la idea de regresarse a México para inaugurar su propio negocio.
De esta forma, Oswaldo y Liz dieron vida a Alelí. En este espacio, más informal que Lorea, el chef operativo es Julio Zainos, quien propone un menú conciso con 10 platillos. Divididos en entradas, platos fuertes y postres y que cambia cada semana o quincena.
Pareciera que el formato del menú es de uno ejecutivo, pero cada platillo tiene su propio precio. La oferta culinaria, con tonos caseros y acogedores, no tiene etiqueta de origen, más bien se rige por el producto que abunde en el mercado.
Con una simplicidad que se agradece, sostenida por la buena sazón y la técnica, hay platillos suculentos como los sopes de hongos con chorizo verde, el pulpo con arroz negro y chipirón, carrillera (cachete) con mix de hongos salteados y su famoso cheesecake, inspirado en un pastel de queso de origen vasco.
Pero no solo la cocina es notable, el servicio es casi de un fine dining, cuenta con una interesante selección de vinos naturales (sin sulfitos ni aditivos) y de vinos por copeo.
Además, hacen su propia cerveza, kombucha (té fermentado) y conservas.
Dónde: Sinaloa 141, Roma. Cheque Promedio: $400. Tel. 2124 4590. FB @aleliroma.