Viajar a Río de Janeiro es una experiencia en sí. Aquí te proponemos sitios, momentos y actividades únicas para caer incondicionalmente rendido ante su belleza.
Postales del Corcovado y Pan de Azúcar
Cada mañana el Sol del Atlántico baña la bahía, las siluetas de los morros y la abundante vegetación entre los edificios… Esa panorámica inigualable no solo puede gozarla el Cristo de Corcovado (cristoredentoroficial.com.br) desde su privilegiada posición. Sube hasta a la estatua art déco más grande del mundo y goza de su mirador de 360º. También puedes ascender en teleférico al morro Pan de Azúcar (bondinho.com.br), con cámara en mano, para contemplar otra perspectiva de la ciudad.
Pasear en el Jardín Botánico de Río
Tu vista se mantendrá hacia arriba mientras caminas entre rectas palmeras y coloridas vides de trompeta: especies arbóreas enmarcadas en todos los tonos de verde que te puedas imaginar. Más abajo, en las colecciones temáticas e invernaderos de este parque —que la UNESCO integró a la Reserva de la Biosfera de la Floresta Atlántica—, podrás admirar las finas siluetas de las orquídeas y las seductoras bromelias. Hay cerca de mil especies de éstas en más de ocho mil jarrones. es.jbrj.gov.br
Atardecer en Ipanema
Si hay un paisaje digno de un tenaz recuerdo, ése es la playa de Ipanema; antes pasa a la plaza General Osório, que recibe una feria hippie cada domingo. En este trecho de litoral de casi dos kilómetros de largo puedes ver a personas jugando voleibol, aunque al atardecer la mayor parte de la gente camina sin urgencias. Ningún lugar mejor que la llamada piedra de Arpoador para admirar la paciente puesta del Sol, a un lado de la silueta del morro Dois Irmaos (Dos Hermanos). ipanema.com
Ser parte de una samba local
Goza del ritmo más venerado por los cariocas como a ellos les gusta: en una rueda con amigos y una cerveza en mano. Cada lunes y viernes, a partir de las 20:00 horas, la banda Roda de Samba Pedra do Sal se reúne en una pequeña plaza (Largo João da Baiana) en la Piedra de Sal, situada en la región conocida como Pequeña África. Al aire libre, cientos de personas —locales y algunos extranjeros— cantan, bailan o simplemente escuchan las melodías clásicas y modernas. Por el calor ni te preocupes, porque podrás mitigarlo con una caipirinha de los puestos de alrededor.
Jugar en Copacabana
Esta playa no solo es una de las más famosas del planeta; también vio nacer dos juegos: en sus cuatro kilómetros de longitud encontrarás a gente jugando frescobol —una versión premium de jugar a las palas— y futvoley —una vistosa fusión entre futbol y voleibol—. Los apasionados del mar no pueden desaprovechar la oportunidad de practicar surf, bodysurf, kitesurf o stand up paddle. También está la opción de andar en bicicleta, patinar o correr.
De noche por Lapa
Dos de las atracciones insignia de la Ciudad Maravillosa se encuentran en este barrio. Por una parte, la colorida escalera de Selarón, de 215 escalones revestidos de azulejos de diferentes partes de mundo —ideal para tomar más de una foto—, y por otro, el antiguo acueducto de Arcos de Lapa, que hoy funciona como viaducto por donde circula el tranvía. Después de visitar ambas construcciones, experimenta su vida nocturna y encanto artístico entre restaurantes, bares llamados botecos y foros culturales como Rio Scenarium (rioscenarium.art.br). Sin duda es la zona con más movimiento nocturno.
Paseando en Santa Teresa
Se trata de un barrio bohemio enclavado en una montaña donde parece que el tiempo se ha detenido y donde la vegetación se cuela por las ventanas de las casas coloniales antiguas, pequeños restaurantes y tiendas. Es famoso por los artistas que viven ahí y por el bondinho de color amarillo, el último tranvía eléctrico que circula en Brasil. Dirígete a Largo dos Guimarães, donde se concentra la vida social y turística, para después adentrarte en sus calles sinuosas y empedradas. Las vistas panorámicas desde el Parque das Ruínas te fascinarán.
Descubrir el Museo del Mañana
Si te sitúas a unos metros del espejo de agua, verás su enorme domo volado de entrada; pareciera que cada segundo está siendo desplegado en sus decenas de largas y blancas alas metálicas. Obra del arquitecto Santiago Calatrava, el Museu do Amanhã, en sus 15 mil metros cuadrados sobre la bahía de Guanabara, busca conjugar temas en apariencia opuestos: razón y emoción, ciencia y arte… La idea general de su propuesta es casi una obra completa de ciencia ficción: en los próximos 50 años se producirán más cambios en nuestro planeta que en los pasados 10 mil años. museudoamanha.org.br
Entre la vegetación del Parque Nacional da Tijuca
Una de sus cuatro secciones es icónica para Brasil, pues allí se alza sereno y tropical el Cristo Redentor, sobre el morro del Corcovado: un monumento de 38 metros de altura que aparece prácticamente en todas las postales brasileñas. Este parque de 3 mil 950 hectáreas de bosque atlántico —el bosque urbano más grande del mundo— está dividido en cuatro zonas: Floresta; Serra da Carioca; Pedra Bonita y Pedra de Gávea, y Pretos Forros y Covanca, en las cuales puedes realizar actividades como pícnics, escalar y senderismo, entre otras. parquedatijuca.com.br